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Las 48 horas que mataron al Mobile: lío en Moncloa, 'manos negras' y el 2021 en el aire
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"El lunes supimos que esto se había acabado"

Las 48 horas que mataron al Mobile: lío en Moncloa, 'manos negras' y el 2021 en el aire

Siete días. Es lo que duró vivo el Mobile World Congress desde la primera baja de un exhibidor hasta su cancelación definitiva. ¿Qué ocurrió para que el MWC cayera como un castillo de naipes?

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Miércoles, 5 de febrero. El gigante surcoreano LG, el séptimo fabricante mundial de 'smartphones', suelta una auténtica bomba nuclear: se borra del Mobile World Congress por el riesgo del coronavirus. Faltaban solo 18 días para la inauguración. Un escalofrío recorre el seno de la organizadora, la GSMA, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. Jamás, en los 13 años que la feria llevaba en la Ciudad Condal, había ocurrido algo así. La decisión, que debió hacer saltar todas las alarmas, no provoca sin embargo ninguna reacción inmediata, todo lo contrario. "El impacto es mínimo. Todo sigue igual. El coronavirus no va a parar el MWC". Fue el inicio de una montaña rusa de infarto en la que la inacción de la GSMA, los mensajes contradictorios del Gobierno y el pánico injustificado acabó con una feria que genera 500 millones de euros y 15.000 empleos para Barcelona. Y lo peor, una feria que corre más riesgo que nunca de no volver a celebrarse en nuestro país.

Siete días después de la primera cancelación de LG, el Mobile World Congress se cayó como un castillo de naipes. La que supuestamente era la feria tecnológica más consolidada e importante del mundo no aguantó ni un suspiro. En realidad mucho menos. A comienzos de esta semana, tras las cancelaciones en cadena de gigantes como Ericsson, Nvidia, Sony, NTT Docomo o Intel, prácticamente nadie en el sector quería seguir adelante.

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"Esto es como un torneo de fútbol. Si participan 23 y de repente se quedan 2, hay que suspender. Nosotros queríamos cancelar desde el lunes, pero no es tan sencillo", señala una fuente de uno de los grandes operadores de telefonía en España que confirma que hasta el mismo útimo momento se mantuvo la incertidumbre. Pero no porque la GSMA no supiera que había que cancelar, sino por el enorme riesgo legal de las indemnizaciones millonarias que pueden acabar de tumbar el evento.

placeholder Mats Granryd, director general de la GSMA, en la rueda de prensa de este jueves para explicar la cancelación del evento. (Reuters)
Mats Granryd, director general de la GSMA, en la rueda de prensa de este jueves para explicar la cancelación del evento. (Reuters)

Todas las fuentes consultadas, una decena de altos directivos en operadoras, fabricantes de móviles y cargos gubernamentales conocedores de las negociaciones con la GSMA, coinciden en una cosa: la organizadora del evento no solo tardó en reaccionar tras la primera cancelación, sino que además no gestionó en absoluto el riesgo del coronavirus anticipándose a posibles bajas. "Lo de la GSMA ha sido un despropósito. Viendo el cariz que tomaba el coronavirus a mediados de enero, si hubieran creado un comité de crisis entonces, hubieran tomado medidas concretas, como algunas de las que anunciaron una vez explotó todo, el Mobile seguiría estando ahora mismo en pie", explica a este diario un directivo de otra operadora bajo la condición de anonimato. El Mobile, y todo lo que rodea su cancelación, se ha vuelto ya tan tóxico que nadie quiere que se le relacione directamente con el fiasco de este año.

Los cuatro días siguientes a la primera baja la semana pasada fueron clave para lo que vino después, donde la situación ya era irreconducible. Tras LG y la china ZTE (que solo canceló su rueda de prensa), el primer gran punto de inflexión llegó el viernes 7: la cancelación de la sueca Ericcson, uno de los puntales del Mobile con cientos de empleados asistentes y el segundo 'stand' más grande de toda la feria (más de 7.000 metros cuadrados y una inversión total por encima de los 10 millones de euros) solo detrás de la china Huawei.

El lunes 10 se empezó a trabajar en una única línea: había que borrarse del Mobile

El "no" de Ericsson puso en alerta a todos los asistentes, especialmente a las operadoras. Si las grandes telecos europeas se borraban, todo se caía. Ese mismo fin de semana, según confirman diversas fuentes, arrancaron las conversaciones de urgencia entre Telefónica, Orange, Vodafone, Deutsche Telekom y BT para consensuar un frente común. La Generalitat y el Gobierno quedaban de momento en un segundo plano, supeditados por completo a las decisiones de la GSMA. La organizadora sabía que necesitaba llegar al lunes 10 por la mañana con medidas urgentes sobre la mesa, le apremiaba dar un golpe de efecto para frenar la hemorragia inicial. Llegó la noche del domingo 9 (tras la cancelación de Amazon, que echó más leña al fuego), aunque más que un puñetazo sobre la mesa acabó siendo un disparo en el pie.

"Cuando vimos esas medidas el domingo, nos dimos cuenta de que esto se había acabado. El lunes 10 se empezó a trabajar en una única línea: había que borrarse del Mobile", explica un directivo de una de las cerca de 40 empresas que cancelaron antes de la decisión final de la GSMA. Las medidas propuestas por la organizadora eran irrealizables. Vetaba el acceso a los asistentes procedentes de Hubei (bien) pero no permitía entrar a nadie que hubiera estado los 14 días antes en China, algo imposible de controlar ya que tampoco exigía llevar pasaporte a los europeos. Además, pedía una "auto-certificación" de no haber estado en contacto con nadie infectado. "Esta última medida fue lo más surrealista. Estaban demostrando que habían perdido el control", señala un directivo.

Efectivamente, al día siguiente continuó la desbandada. Durante el lunes se borraron otros grandes exhibidores, como Sony y la japonesa NTT DoCoMo. El martes, tal y como adelantó este diario, llegaba la muerte anunciada: las grandes operadoras europeas, (Telefónica, BT, Orange, Vodafone y Deutsche Telekom) se reunían de urgencia para cancelar su asistencia. Oficialmente, lo estaban solo estudiando. En realidad, la decisión ya estaba tomada. Solo había una gran salvedad: Telefónica, uno de los grandes patronos del Mobile, no lo tendría tan fácil para anunciar su huída del Mobile en solitario por puros motivos de imagen y políticos. Comenzaban así 48 horas de intensa negociación, no para salvar el Mobile, ya era insalvable, sino para que la GSMA calculara daños y atara legalmente el apagón final.

placeholder Un trabajador descansa en el interior de la Fira de Barcelona donde las empresas que participaban en el Mobile World Congress (MWC) comenzaron a recoger después de la cancelación. (EFE)
Un trabajador descansa en el interior de la Fira de Barcelona donde las empresas que participaban en el Mobile World Congress (MWC) comenzaron a recoger después de la cancelación. (EFE)

El adiós inminente de las grandes operadoras desató el martes la alarma en Moncloa, el único organismo que en ese momento aún intentó mantener el evento por todos los medios. Primero consultando con sus embajadas sobre los posibles riesgos de una cancelación para entender cómo estaban reaccionando otros países al riesgo sanitario del coronavirus en el Mobile. Y, segundo, movilizando a técnicos del Ministerio de Economía y al propio ministro de Sanidad, que ha encabezado la respuesta oficial esta semana, para negociar con la GSMA. Lejos de arreglarlo, según fuentes consultadas, en realidad la situación empeoró.

"Ha sido un descontrol por parte del Gobierno. Lo que no puede ser es que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, por muy catalán que sea, vaya justo en contra de los intereses de la GSMA. Por un lado estaba Economía diciendo de puertas hacia dentro que no era aconsejable seguir, por otro Sanidad diciendo lo contrario, que todo era seguro y que adelante. Estaba claro desde hace semanas que el evento no se podía celebrar, y menos tras las cancelaciones. Se dio una imagen de descoordinación, y eso no ha ayudado ni ayudará en las relaciones futuras con la GSMA", explica un alto cargo político conocedor de las negociaciones entre Gobierno y GSMA quien además señala que la postura del Gobierno dejó sin salvaguarda a la GSMA antes las indemnizaciones millonarias a las que tendrá que hacer frente.

Fuentes gubernamentales consultadas niegan que haya habido discrepancias internas o externas. "Tanto desde Economía como de Sanidad como a nivel de Gobierno siempre hemos mantenido el mismo mensaje: que era seguro celebrar el Mobile en Barcelona, igual que decía la OMS. Si hubiéramos dicho lo contrario para evitar problemas legales a la GSMA habría sido una irresponsabilidad".

El embajador de EEUU en España se quedó horrorizado de que Huawei patrocinara todo. "Es como poner el lobo a cuidar de las ovejas"

El muro de contención no aguantó más. Entre el martes y el miércoles llegó la traca final y más importante de cancelaciones: Facebook, Cisco, Nokia, AT&T, Sprint... Los 'socios' de Telefónica, Vodafone, BT, Deutsche Telekom y Orange, también se borraron. Solo quedaba en pie la operadora española y otros gigantes como Samsung o Huawei. Pero incluso Samsung, según diversas fuentes, ya había tomado también la decisión de irse. La GSMA convocó reunión de urgencia a las 14:00 el miércoles para decidir. Cinco horas después acababa la agonía: John Hoffman, CEO de la GSMA, anunciaba en un comunicado lo que todo el mundo ya se temía desde hacía una semana. Adiós al MWC 2020.

La combinación del pánico injustificado (la mayoría de científicos aseguraban que no había riesgo sanitario real de celebrar el Mobile), la mala gestión de la GSMA, la descoordinación de las administraciones y el 'marketing' de las multinacionales de anteponer la seguridad al negocio, son las grandes variables que explican el fiasco del Mobile. Otros añaden una 'mano negra' adicional: la guerra comercial entre EEUU y China.

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(Reuters)

"La mayoría de compañías que han cancelado son estadounidenses. A nadie se le escapa que la GSMA es, además del organizador del evento, el organismo que estandariza las telecomunicaciones a nivel mundial. Recuerdo muy bien lo que nos dijo el embajador de EEUU en España, Duke Buchan, el año pasado en una comida durante el Mobile. Se quedó horrorizado de que Huawei tuviera el 'stand' más grande y patrocinara todo. Dijo que era como poner el lobo a cuidar de las ovejas. En este contexto de guerra comercial, no es de descartar que Facebook, AT&T, Cisco, Sprint y todas las demás hayan sufrido presiones para desencadenar la cancelación", opina un directivo muy cercano a la GSMA y a las instituciones catalanas.

No hay de momento ninguna prueba al respecto de que esto haya ocurrido, pero fuentes diplomáticas de la embajada de EEUU en España de hecho confirmaron recientemente a este diario que su prioridad número uno en Europa es contrarrestar "por todos los medios" el supuesto peligro que Huawei, según EEUU, supone para la seguridad nacional de todos los países.

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El capítulo más preocupante de esta historia de terror sanitario-corporativa arrancó sin embargo justo este jueves, a la mañana siguiente de la cancelación oficial del Mobile durante la rueda de prensa de la GSMA. Con cara de funeral, Mats Granryd, director general de la GSMA, y John Hoffman, CEO, repitieron hasta una decena de veces dos palabras mágicas: "fuerza mayor". Y no ocultaron el motivo: no van a pagar ninguna indemnización porque la decisión se escapaba de su control, un evento de "fuerza mayor", el coronavirus, hizo inevitable la suspensión.

placeholder La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)

Casi al mismo tiempo que Granryd y Hoffman resoplaban en la sala de prensa, Presidencia del Gobierno enviaba un comunicado contradiciendo precisamente esa "fuerza mayor". "No son razones de salud pública en España las que han motivado la cancelación del Mobile World Congress". Lo que estaba en juego en ese ir y venir de acusaciones veladas eran las indemnizaciones millonarias a las que puede tener que hacer frente la GSMA por el cierre del evento al no haber incluido el riesgo del coronavirus en las clausulas contractuales.

Todos los contratos firmados entre GSMA, exhibidores y otros proveedores incluyen un clausulado estándar y otro variable según cada caso. El Confidencial ha tenido acceso al contrato firmado con uno de los grandes exhibidores donde se puede comprobar que quedan excluidas las "pérdidas, daño o coste directa o indirectamente causado por [...] a) la imposición de una cuarentena o restricción al movimiento de personas y animales por cualquier organismo o agencia nacional o internacional o b) cualquier alerta de viaje realizada por un organismo o agencia nacional o internacional". Esta claúsula podría haber cubierto a la GSMA del entuerto judicial que se le avecina, pero su exclusión abre la puerta a una avalancha de demandas judiciales.

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(Reuters)

"Para activar la protección de la fuerza mayor es necesario que un organismo nacional o internacional dicte una situación de alerta sanitaria y restricción de movimiento. Eso es justo lo que ni el Gobierno ni la OMS han hecho. Es más, la GSMA se ha contradicho en su comunicado oficial, donde solo habla de fuerza mayor, y luego en su rueda de prensa, donde también aludieron al impacto en Barcelona y a "otras circunstancias". Es tan abierto que les será muy complicado defender la fuerza mayor ante un juez. Cancelaron por decisión propia y unilateral", explica a este diario Rosa Guirado, abogada especializada en contratación mercantil.

La GSMA optó por no incluir esta clásula por un motivo muy claro: la gran mayoría de contratos con exhibidores se firman justo al terminar cada edición del evento. Hace un año, el coronavirus ni siquiera existía. Ahora, esta cláusula puede poner en serio peligro la continuidad de la feria. "Hay un riesgo financiero claro. Como comiencen a llegar las indemnizaciones, la GSMA no tiene el pulmón financiero como para haceles frente. Serían las operadoras o el Gobierno y la Generalitat los que tendrían que rescatar a la compañía. Y eso es algo que, a nivel de opinión pública, es terreno pantanoso. Además, aunque escenifiquen lo contrario, las relaciones entre la GSMA y el Gobierno central, no tanto la Generalitat, han quedado tocadas", explica una fuente del sector.

"Si al riesgo de las indemnizaciones añades el golpe en imagen pública y el hecho de que estos grandes eventos han perdido cada vez más fuelle, creo que es muy posible que ocurra una de estas dos cosas el año que viene: que se logre mantener el Mobile en Barcelona, pero reducido drásticamete a la mitad de asistentes y con otro formato. O que la GSMA se vea obligada a disolverse como empresa para hacer frente a las deudas, crear una nueva sociedad y que otra ciudad como San Francisco, París o Londres aproveche para presentar un proyecto alternativo", señala uno de los directivos en una operadora española. De lo que no duda la mayoría es que el Mobile, tal y como lo hemos conocido estos 13 años, no lo volvamos a ver jamás.

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