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El primer avión eléctrico de pasajeros está (casi) listo para volar y lleva 'fuselaje' español
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El primer avión eléctrico de pasajeros está (casi) listo para volar y lleva 'fuselaje' español

La compañía Altea pone la firma española al proyecto israelí Alice. Una particular e innovadora aeronave que estará en funcionamiento en 2022, según los pronósticos

Foto: Parte del equipo de Altea. (Juan Miguel González)
Parte del equipo de Altea. (Juan Miguel González)

A los españoles dicen que se nos da bien lo de cocinar, lo de hacer deporte, la pintura, la fiesta, y somos alabados por nuestra capacidad para recontar votos o realizar trasplantes, pero seguramente no sepas que hay algo en lo que destacamos en el mundo de la aeronáutica como primera potencia a nivel global. En España, somos muy buenos en todo lo que tiene que ver con materiales compuestos (o 'composites') y hay empresas que lo demuestran en proyectos más que punteros.

Ese es el caso, por ejemplo, de Altea. Puede que su nombre no te suene demasiado, pero esta UTE (unión temporal de empresas) de origen madrileño y toledano está detrás de la construcción de la estructura del que, con bastante seguridad, será el primer avión eléctrico que llevará pasajeros en vuelos comerciales. Un proyecto de la compañía israelí Eviation en el que esta empresa está teniendo un peso clave. Suyas son las estructuras delantera y trasera, la parte en la que se sostienen los motores e incluso la puerta de los pasajeros. Vamos, casi todo lo que tiene fibra de carbono en este avión, llamado Alice y presentado hace unos días en Francia, lleva sello español.

Foto: Foto: Reuters.

"Nosotros nos hemos encargado, y seguimos haciéndolo, de todo lo que tiene que ver con materiales compuestos en la estructura del avión. Recibimos algunos detalles sobre los diseños y las cargas que deben aguantar las piezas y nosotros nos encargamos del resto", explica en conversación con Teknautas Daniel Sánchez, ingeniero aeronáutico y gerente de Altea. "Además, en este caso nos hemos encargado realmente de todo. Las piezas son totalmente nuestras, pues hemos llevado el proceso íntegramente desde el diseño hasta el montaje. Eso no es algo que se vea mucho en este sector", apunta Sánchez.

Pero ¿cómo una empresa israelí acabó fijándose en esta española? "La historia viene de hace unos tres años. Los españoles somos punteros a nivel global en el mundo de los materiales compuestos y por eso se fijaron en nosotros cuando comenzaron a crear Alice. Un año más tarde, empezamos a recibir los pedidos y fuimos completando la aeronave. Lo peor fue al final, pues en los últimos meses tuvimos que trabajar a destajo, pero bueno, llegamos a tiempo y con todo a punto", explica Sánchez. Tan bueno fue el resultado que, según el gerente, Eviation ya les ha pedido que realicen otras piezas que en el prototipo presentado en Francia aún no eran volables. Hay que pensar que esta aeronave está hecha en un 95% de materiales compuestos.

placeholder El prototipo de Alice presentado en Francia. (Imagen cedida)
El prototipo de Alice presentado en Francia. (Imagen cedida)

Como se ve en las imágenes, el avión no es una aeronave cualquiera, no solo por lo de funcionar por electricidad, ya que su diseño es bastante especial, con los motores en las puntas de las alas y una tecnología poco vista en este terreno. Además, a esto hay que añadirle que no se trata de ningún avión de estudio o investigación sino que se busca un avión operativo, con capacidad para nueve pasajeros y dos tripulantes y pensado para recorrer unos 1.200 kilómetros a unos 440 kilómetros por hora de velocidad punta.

Puede sonar a locura crear algo así en 2019 con la idea de que pueda volar en 2020 y se comercialice en 2022, pero no ha sido un proyecto especialmente complicado para los ingenieros de Altea (participada por CITD y Composites Guimar), o al menos así lo aseguran sus gestores. "La verdad es que llevamos muchos años ya en esto. Trabajamos para Airbus desde hace más de 15 años [aviones como el A380 llevan su firma] y hemos realizado todo tipo de pedidos, incluso en el terreno espacial, por lo que para nosotros este proyecto no ha sido demasiado complicado. Es cierto que nuestra parte no es tan novedosa como otras, ya hay muchos aviones con tantas partes de fibra de carbono mientras que no hay ninguno que vuele con la tecnología que lleva Alice", apunta Sánchez.

placeholder La puerta de los pasajeros ha sido realizada íntegramente por Altea. (Imagen cedida)
La puerta de los pasajeros ha sido realizada íntegramente por Altea. (Imagen cedida)

Incluso la puerta de los pasajeros, que es la pieza más complicada que han realizado porque es móvil y lleva incorporada la escalera para bajar de la aeronave, ya la habían realizado anteriormente para otros proyectos de Airbus. "Somos empresas con bastante experiencia y eso se nota mucho en estos casos. Eso sí, lo que ha sido una locura han sido los tiempos. Pocos imaginaban que esto fuese a estar tan avanzado con tan poco tiempo".

La locura de los tiempos

Sánchez no habla de los plazos por hablar, sino que su sorpresa se corrobora con unas sencillas comparativas. Para algunos proyectos de Airbus, Altea han estado hasta 15 años solo diseñando una estructura, mientras que todo lo que es a día de hoy Alice se ha diseñado en tres. "Son tiempos cortísimos, casi imposibles de cumplir en el sector aeronáutico. Y se espera que a finales de 2019 el avión esté volando y en 2022 pueda empezar a hacer vuelos comerciales", explica Sánchez.

¿Cómo han conseguido llegar acortando tanto los plazos? Pues ni el propio gerente lo sabe muy bien, ellos lo han hecho ampliando plantilla y multiplicando esfuerzos, pero desconoce el secreto de Eviation para conseguir montar todo el avión para estas fechas. "En el proyecto hemos tenido unos 15 ingenieros involucrados y tuvimos que ampliar mucho la plantilla en fabricación y montaje para cumplir con las fechas. No sé cómo Eviation ha llegado con todo a tiempo, pero lo que han demostrado es que lo que se proponen lo consiguen", apunta.

placeholder Ilustración de cómo debería terminar siendo Alice. (Imagen cedida)
Ilustración de cómo debería terminar siendo Alice. (Imagen cedida)

Sánchez incide mucho en la seriedad del proyecto, en el que participan empresas de más de 10 países. "Han buscado la tecnología más puntera en todo el mundo y están trabajando con ella. Las hélices son de una compañía estadounidense superpuntera, el interior lo hace una empresa portuguesa muy buena, participa gente de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia... Vamos, que estos israelíes van muy en serio".

En lo que es cauto es a la hora de hablar de si en 2022 veremos el avión en funcionamiento. "Certificar un avión nuevo no es nada fácil, y más cuando es algo tan nuevo y rompedor. Va a costar mucho, la verdad, pero bueno, lo que sí parece claro es que las pruebas comenzarán a final de este año en Estados Unidos y que el proyecto sigue los pasos marcados".

¿Viene una revolución?

Las prisas para conseguir comercializar la aeronave también responden a la expectación que hay por proyectos como Alice. Muchos ya empiezan a mirar al tráfico aéreo como un medio de transporte muy contaminante y hasta el propio Elon Musk ha pronosticado que en unos cinco años empezaremos a volar con aviones eléctricos. Está claro que los primeros en demostrar que esto es posible pueden llevarse un gran botín, pero ¿de verdad esto será una revolución en el sector?

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Vista de un avión Alice Electric de la compañía aeronáutica israelí Eviation. (Reuters)

Para Sánchez, esto se responde con un sí rotundo. "Aviones como Alice reducirán dramáticamente los niveles de ruidos de los aviones actuales, cambiando por completo nuestra forma de viajar. Bajarán su contaminación y, lo que es clave para fabricantes y aerolíneas: se espera que reduzcan los costes en torno a un 30% respecto a las aeronaves actuales".

A los españoles dicen que se nos da bien lo de cocinar, lo de hacer deporte, la pintura, la fiesta, y somos alabados por nuestra capacidad para recontar votos o realizar trasplantes, pero seguramente no sepas que hay algo en lo que destacamos en el mundo de la aeronáutica como primera potencia a nivel global. En España, somos muy buenos en todo lo que tiene que ver con materiales compuestos (o 'composites') y hay empresas que lo demuestran en proyectos más que punteros.

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