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He probado el nuevo iPad Pro: puede ser una bestia de portátil (si Apple quiere, claro)
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TE COSTARÁ UN BUEN PELLIZCO

He probado el nuevo iPad Pro: puede ser una bestia de portátil (si Apple quiere, claro)

Una pantalla sin marcos, un lápiz renovado, un diseño más liviano y un procesador que supera a muchos de los ordenadores lanzados este año. Su problema: iOS lo ata en corto

Foto: Foto: Carmen Castellón.
Foto: Carmen Castellón.

Definamos los conceptos sustitutos y alternativas. Hagámoslo poniendo como ejemplo las dietas, ahora que estamos a las puertas del 'rally' de comidas y cenas navideñas, que luego llegarán los lamentos de los 'fanegas' por haber tenido exceso de saque. La sacarina, algo muy recurrido, es un sustituto del azúcar. Aunque con distintos mimbres, intenta cubrir su papel casi al milímetro. La piña, por mencionar alguna fruta, es una alternativa del chocolate en tiempos en los que el nutricionista nos pone la cartilla de racionamiento. No intenta imitarlo ni parecerse pero se coloca como algo a lo que echar mano cuando a uno le entrar esos ataques en los que mataría para algo dulce. Te sabe a poco pero te sacia. Pues lo mismo ocurre con las tabletas y los portátiles. Y claro, también con el iPad.

Foto: El iPhone Xr llega hoy a las tiendas. (C. Castellón)

Desde que apareciese el primer iPad, allá por 2010, y Steve Jobs sentenciase que estos aparatos serían la norma el día de mañana y los ordenadores quedarían, como los camiones, para tareas pesadas, muchos fabricantes han intentado dar en la clave para crear un sustituto. Pero por una razón u otra, ha sido un gatillazo tras otro. Quizás la Surface de Microsoft haya sido lo más avanzado en este sentido. El nuevo iPad Pro también está cerca, más que nunca.

Una pantalla con muchos menos marcos, un diseño más liviano y refinado así como un procesador potentísimo. Amén de un lápiz mejorado y un cambio nada menor: la sustitución del puerto Ligthning por un USB tipo C. Tiene muchos mimbres para ser un portátil muy bestia. Pero en Cupertino no quieren, o eso parece. Tienen un problema: iOS lo sigue atando en corto. He pasado varios días con la última máquina de la manzana. Sigue siendo más piña que sacarina. Una alternativa, al fin y al cabo. Pero de las mejores que puedes encontrar. Aquí va lo mejor de mi experiencia. Un pequeño 'spoiler': estas cosas siendo Apple se pagan.

Una oda al iPhone X

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Foto: Carmen Castellón.

A estas alturas de la película ya sabemos como el iPhone X cambio los cánones de diseño de los teléfonos de la compañía. Apenas marcos y fuera el botón de inicio y el sensor de huellas. Tras reforzarlo con el iPhone Xs y el iPhone Xr, tocaba el turno a los iPad. Y bendita decisión, oiga. Ese recorte en los bordes (menores pero aún así visibles) ha permitido, en el caso del modelo de 12,9 pulgadas, meter la misma pantalla reduciendo las dimensiones físicas y con ello creando un dispositivo más manejable. En el caso de la versión más contenida, de 11 pulgadas, han aumentado el panel (la versión anterior era de 10,5) sin disparar el tamaño.

Fuera botón de inicio y menos marcos, el iPad es una bonita oda al diseño del iPhone X

El asunto de no apurar más los bordes tiene todo el sentido. El primero, evitar utilizar el dichoso 'notch' (aquí hubiese sido algo casi pornográfico). El mecanismo para el Face ID (y para los 'animojis' y 'memojis') se ocultan bajo la franja negra, simétrica en todas partes. Pero esa área nos sirve para sujetar la tableta sin problema y sin meter la zarpa en la parte táctil.

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Foto: Carmen Castellón.

Nosotros hemos dispuesto del modelo de mayor tamaño para esta prueba. Y se han notado las diferencias frente al de 12,9 pulgadas que vio la luz en 2015 y que abrió esta categoría de producto. Es bastante más ligero y más fino. El peso pasa de 723 gramos (713 solo con wifi) a 633 gramos (621, solo wifi). El grosor se reduce también de 6,9 milímetros a 5,9. La ligera curvatura que se veía en la parte trasera del resto de generaciones de iPad ha desaparecido. Las esquinas, aunque siguen redondeadas, son menos pronunciadas Todos estos cambios, unidos al de los marcos, tiene como resultado un dispositivo que da la impresión de ser más rectangular.

Baile de puertos

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Foto: Carmen Castellón.

Quizás una de las decisiones que hayan tomado en Apple de cara a convertir el iPad Pro en un candidato a equipo principal de trabajo haya sido el de cambiar su puerto Ligthning (el mismo que el de los iPhone, su formato propietario) por un USB Tipo C, el estándar al que camina la industria. Quién sabe si también le darán la puntilla en sus teléfonos el próximo año. Cada vez está más presente en más portátiles y móviles, por lo que es un cambio de piezas completamente lógico. Además de recargar otros dispositivos, este tipo de conexión permite conectar (con un adaptador HDMI tipo C) una pantalla externa, duplicando la vista o utilizando el iPad como monitor secundario. Algo que será muy útil, por ejemplo, a las personas que quieran editar vídeo.

Este puerto también deja, por ejemplo, conectar una cámara directamente y pasar las fotos para editarlas posteriormente. He hecho lo propio con un lector de tarjetas y el proceso ha ido como la seda. Aunque este cambio es importante dentro de la filosofía de la compañía, Apple sigue siendo Apple: no permite conectar discos duros externos o memorias USB para aligerar la carga de la memoria interna.

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Foto: Carmen Castellón.

Pero ojo. El Ligthing no ha sido el único sacrificado. También el conector 'jack' para auriculares. Es cierto que es un sacrificio común en 'smartphones' pero para esto no estaba preparado. Siempre podemos tirar de un 'dongle' para ello. Pero no nos engañemos: es fácil perderlo. Desde que el iPhone lo quitó he tenido que pasar varias veces por caja para pillar el dichoso cablecito. Siempre se puede utilizar auriculares inalámbricos pero yo no concibo un equipo sin conector para auriculares como portátil. En el aspecto del audio también comentar que dispone de cuatro altavoces, dos dispuestos a cada lado. En total, están compuestos de cuatro 'tweeters' y cuatro 'woofers'. El sonido es francamente bueno, teniendo en cuenta el tipo de dispositivo.

¿Y la pantalla?

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Foto: Carmen Castellón.

Apple ha optado por una LCD en estos iPad. Y menos mal, porque una OLED solo hubiese catapultado el precio aún más. Tenemos ante nosotros una Liquid Retina, como llaman a este tipo de pantalla en Cupertino, con una resolución de 2.732 por 2.048 píxeles. La densidad de pantalla, también en el modelo de 11 pulgadas, es de 264ppp, más que suficiente para la mayoría de personas. Tanto el color como el brillo (600 nits) y los ángulos de visión son más que correctos. Cuenta con la funcionalidad de activar con dos toques y está recubierta con una cubierta oleofóbica que, aunque las atenúa, no consigue que tarde o temprano tengas que pasarle un trapito.

Face ID funciona a las mil maravillas, pero no se hace tan natural como en el iPhone

Sobre el tamaño de pantalla que te conviene hay que decir que todo depende lo que busques. Personalmente, a la hora de trabajar me he sentido más cómodo con la de 12,9 pulgadas, pero a la hora de utilizarlo en vertical sin el teclado hay momentos que se me ha hecho ligeramente grande. Precisamente como es un dispositivo que se puede utilizar indistintamente en una posición u otra, al contrario del iPhone Xs, Face ID se puede utilizar en ambas orientaciones. Funciona de manera bastante fiable. Eso sí, siempre te recuerda de una manera u otra, que está ahí. Tienes que guardar mejor las posturas.

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Foto: Carmen Castellón.

Si estás muy lejos o lo sujetas de manera incorrecta, te pedirá que te acerques o no tapes la cámara, algo que ocurre más a menudo de lo que puede parecer. Hablando del reconocimiento facial, cabe decir que la cámara delantera (la que importa en un dispositivo de estas dimensiones) tiene siete megapíxeles y grabación a 1080p, modo retrato y los 'animojis' y 'memojis'. La trasera cuenta con un sensor de 12 megapíxeles, modo retrato y grabación hasta en 4K, pero qué quieren que les diga. Si cogen una tableta de 12,9 y se ponen a sacar fotos con ella tendrán un aire a Moisés en el monte Sinaí con las tabas de los diez mandamientos.

Potencia dura

Bionic A12X. Este es el motor que utiliza este iPad Pro. Es una versión reforzada del A12 que ya probamos en el iPhone Xr, iPhone Xs y su hermano mayor, el iPhone Xs Max. Es un chip de fabricación propia. Y es lo que hace que esta tableta tenga alma de portátil. Las referencias en la presentación apuntaban por ahí. Tim Cook dijo que habían colocado en un año 44 millones de sus tabletas, mientras que HP había colocado 39 millones de ordenadores. Una pullita para reforzar ese mensaje. No se quedó tranquilo y soltó la mayor: el iPad Pro ofrecía mayor rendimiento que el 92% de los portátiles que habían salido al mercado en este 2018. Ni el 20, ni el 50...¡el 92!. Ahí es nada.

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Foto: Carmen Castellón.

Apple no suele difundir el dato de la RAM de la que disponen sus dispositivos. Pero siempre hay alguien que se ocupa de ponerlo sobre la mesa. 6GB de RAM en el caso del modelo de un tera de memoria. 4GB para todos los demás. Una combinación que les ayuda, según los 'benchmarks' hechos públicos desde su estreno, a superar incluso a equipos movidos por el mejor procesador de Intel para equipo portátiles. Aquí todo va fluidísimo, los juegos más pesados se cargan rápidos, editar fotos con Lightroom va como la seda, se puede trabajar con vídeo 4K (incluso conectándolo a un monitor externo) de manera relativamente ligera...

Lo que iOS te da, iOS te lo quita

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Foto: Carmen Castellón.

Entonces, ¿por qué diantres no puede ser una bestia de portátil a pesar de tener todo para serlo? He alcanzado más de nueve horas de autonomía, tiene un procesador sobrado y pantalla para multitarea. La razón básica es iOS. Las mejoras introducidas en iOS 11 de cara a la productividad con tableta no fueron suficientes.

Lo que iOS te da, iOS te lo quita. Si en sus móviles le ha servido para marcar la diferencia, aquí les supone una barrera demasiado alta para llegar a la plenitud de lo que algunos llaman (aunque suene algo pedante) era pos-PC. Somos animales de costumbres. Y eso, en el mundo de la informática tiene un elemento central: el escritorio. Pero no solo eso. Desde el almacenamiento externo a los navegadores o la restricción (incomprensible a todas luces) de poder utilizar un ratón.

Foto: La Surface Go de Microsoft. (C. Castellón)

Si tengo una pantalla de 12,9 pulgadas...¡QUIERO PODER HACER EN LAS WEBS TODO LO QUE HAGO EN UN PORTÁTIL! Esa es mi mayor queja. Por ejemplo, a la hora de trabajar con este gestor de contenidos este tipo de vista me ha generado problemas e inconvenientes.

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Foto: Carmen Castellón.

Estos son algunos lunares de este iPad Pro a la hora de utilizarlo como portátil. Por supuesto si tienes que hacer trabajo de edición de fotos o vídeo, así como laborales de ofimática te satisfará y cubrirá tus necesidades. Incluso a la hora de seleccionar texto, ya que incluye una función para seleccionar rápidamente con un toque y deslizando los dedos. Hace falta practicar un poco, pero cuando coges tranquillo la historia va mucho más rápido.

Que Photoshop vaya a tener una versión para este dispositivo es una declaración de intenciones. Pero todavía faltan más alicientes. Mucho más para que el software profesional desembarque a gran escala. Y Apple tiene en su mano tumbar estas barreras (y otras tantas) en la próxima versión de iOS. El único motivo que me entra en la cabeza es que en Cupertino no quieran dotar aún de todas estas capacidades a esta máquina, a pesar de compararla constamente con portátiles, que podría canibalizar ventas de una división tan engrasada como la de sus ordenadores.

Mejor acompañado

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Foto: Carmen Castellón.

El iPad Pro es un gran aparato por sí solo. Pero gana más con dos apéndices. Previo paso por caja, no se nos olvide. El teclado y el lápiz. En el primer caso, nos encontramos con una funda con teclado que ahora cubre completamente el aparato. Se conecta con los pines magnético que hay en la parte izquierda de la tableta y tiene dos ángulos para colocarlo según mejor convenga. No tiene retroiluminación así que no me ha hecho falta cargarlo. Personalmente, siendo yo uno de esos que aporrea las teclas cuando escribe, los primeros días se me ha hecho raro y el cuerpo me pedía algo más robusto. También se me ha hecho algo extraño utilizarlo sobre las rodillas, ya que me daba la sensación de no ser del todo estable. Pero es acostumbrarse, que esto no es un portátil.

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Foto: Carmen Castellón.

Mención aparte para el nuevo Apple Pencil. Los de Cupertino han arreglado varias cosas de la primera versión que no terminaban de funcionar. La primera, ese dichoso sistema de carga que utilizaba el Lightning y que acabó por hacer que lo dejase en casa en más de una ocasión para no cargar con él. Ahora se recarga inalámbricamente y se sujeta magnéticamente en lateral. No hay que olvidar que estos iPads tiene 102 imanes repartidos por toda su estructura.

El Apple Pencil no es completamente cilíndrico como su anterior edición. Tampoco tiene capuchón para sacar el cargador. Tiene un lado plano, por donde se coloca al borde. Con doble 'tap', podrás cambiar entre la goma y el lápiz en ciertas 'apps'. También, con la pantalla apagada, si das dos toques con la punta se abrirá directamente una nota nueva.

Apple, un lujo

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Foto: Carmen Castellón.

Si el año pasado Apple rompió la barrera de los mil euros con sus teléfonos, este año ha roto el de los 2.000 euros con sus iPad Pro. Concretamente con el modelo de un tera de memoria interna (un guarismo que se ha alcanzado este año) con conexión LTE y wifi de 12,9 pulgadas cuesta 2.099 euros. A partir de ahí los precios van cayendo hasta los 1099 euros de salida en función del almacenamiento (512, 256, 64GB) y la conectividad (solo wifi o LTE). Si optas por el de 11 pulgadas, los precios van desde los 879 euros de salida y un máximo 1799. A esto hay que sumarle los 135 euros del nuevo Apple Pencil y los 219 euros del teclado (199 si optas por el modelo de 11 pulgadas).

El modelo de mayores prestaciones del iPad Pro pasa de 2000 euros. El más basico, 869 euros

Obviamente si se ve como una tableta muchos pongan el grito en el cielo. Si se ve como el principal equipo de trabajo, teniendo en cuenta su procesador y pantalla, la inversión no resulta tan estratosférica, aunque sigue siendo un desembolso importante. Andaban muchos analistas diciendo que, en ciertas categorías de producto, Apple se estaba dirigiendo hacia el sector del lujo. Y razón no les falta. De la misma manera que no les falta a aquellos que se sienten impotentes con las limitaciones que iOS impone a un portátil bruto en potencia como el iPad Pro. Tiene todo para serlo, ahora solo falta que la manzana mueva ficha. Solo en caso, tendremos un sustituto pleno de nuestro ordenador y no una alternativa con carencias.

Definamos los conceptos sustitutos y alternativas. Hagámoslo poniendo como ejemplo las dietas, ahora que estamos a las puertas del 'rally' de comidas y cenas navideñas, que luego llegarán los lamentos de los 'fanegas' por haber tenido exceso de saque. La sacarina, algo muy recurrido, es un sustituto del azúcar. Aunque con distintos mimbres, intenta cubrir su papel casi al milímetro. La piña, por mencionar alguna fruta, es una alternativa del chocolate en tiempos en los que el nutricionista nos pone la cartilla de racionamiento. No intenta imitarlo ni parecerse pero se coloca como algo a lo que echar mano cuando a uno le entrar esos ataques en los que mataría para algo dulce. Te sabe a poco pero te sacia. Pues lo mismo ocurre con las tabletas y los portátiles. Y claro, también con el iPad.

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