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"Mamá, están los Mossos en casa: me robaron fotos y me acusan de sextorsión 'online'"
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¿qué pasa cuando alguien usa tu identidad para delinquir?

"Mamá, están los Mossos en casa: me robaron fotos y me acusan de sextorsión 'online'"

Imagínate que te encuentras en Facebook un perfil falso que está usando tus fotos. No es una simple suplantación: puede que te estén involucrando en un delito. Es lo que pasó en este caso

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Septiembre de 2017. Barcelona. Poco después de las 8 de la mañana, a Laura (nombre modificado), de 25 años, le suena el timbre de casa:

–Buenos días. ¿es usted [nombre completo]?
–Sí, soy yo
–Somos de la Unidad Central de Delitos Informáticos de los Mossos d'Esquadra. Venimos porque tiene usted una denuncia por supuesta estafa y chantaje sexual
–¿Qué?
–Un hombre ha denunciado que tuvo sexo por webcam con una mujer que conoció en Facebook y que ella luego le pidió dinero por borrar su vídeo de una web pedófila. El nombre y las fotos coinciden con usted

Y así, de un segundo para otro, Laura se vio llamando a su madre para localizar a un abogado amigo de su familia, declarando ante los Mossos d'Esquadra y entregándoles su portátil y su teléfono móvil. Había comenzado un pesadilla en la que no entendía absolutamente nada.

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Sextorsión y una web pedófila

Con el paso de los minutos, los Mossos d'Esquadra le explicaron a Laura lo que había pasado. Unos meses antes, un barcelonés de 43 años recibió en Faceboook una solicitud de amistad de una chica joven. Cuando él aceptó la solicitud, ella le abrió un mensaje privado y empezaron a intimar enseguida. Apenas una hora después, ella le propuso tener una videollamada de contenido sexual por Skype, pero, antes de que ella saliese en el vídeo, quería que él se masturbase frente a la webcam. Él aceptó.

A las pocas horas de finalizar el encuentro, la aparente chica volvió a escribir al hombre, enviándole un enlace. Se trataba de una web en la que aparecía su nombre completo y su vídeo masturbándose. Dicho vídeo había sido manipulado para que pareciese que el hombre estaba teniendo una vídeollamada con una menor. Para borrar ese vídeo, la chica de Facebook le exigía al hombre 5.000 euros. Si no los pagaba, no solo mantendría allí ese vídeo, sino que además lo subiría a muchas otras webs.

Había cogido solo las fotos mías de Facebook con las que podía presentarse ante el hombre de manera atractiva y con ganas de sexo

El hombre consiguió convencer a la extorsionadora para que rebajase el precio y al final pagó 2.000 euros. Eso sí, se obsesionó con vengarse. Ella había borrado ya su perfil de Facebook, pero él buscó su nombre y sus fotos por todo internet y llegó hasta un nuevo perfil: el de Laura, nuestra protagonista. Tenía el mismo nombre y las fotos eran las mismas, de modo que acudió a los Mossos d'Esquadra para poner una denuncia contra ella.

Según nos cuenta Laura, los Mossos aconsejaron al hombre reenfocar el asunto: "Le dijeron que lo más probable es que esa 'mujer' con la que habló no fuese yo, sino una persona que me había suplantado. Cuando fue a denunciar, miraron mi perfil y él les iba diciendo qué fotos mías había visto en el otro perfil: eran fotos en las que yo aparecía en la playa, o con falda, o con escote... anda que no tengo fotos con abrigo o con cuello vuelto, pero nada, esas no salían. Vamos, que esa persona había cogido solo las fotos mías de Facebook e Instagram con las que podía presentarse ante el hombre de manera atractiva y con ganas de sexo. Y claro, lo consiguió".

Todos tenían claro que yo no hice nada, pero el otro seguía empeñado en que era yo, que me había pillado y que quería denunciarme a mí

Dadas las circunstancias, "los Mossos le dijeron que quizá lo mejor no era que me denunciase a mí, al haberme localizado, sino que pusiese una denuncia general –sin dirigirla específicamente contra nadie–, contando lo que le había pasado, para que los Mossos buscasen ese perfil falso, su dirección IP, etc. Pero el otro seguía empeñado en que era yo, en que yo le había estafado, que me había pillado y que quería denunciarme a mí".

Al final fueron a juicio: "Yo iba con cara de idiota", nos cuenta Laura. "Yo no había hecho nada, los Mossos daban por hecho que yo no había hecho nada, el juez daba por hecho que yo no había hecho nada y este hombre no pudo probar absolutamente nada". Laura, como todos previeron, quedó totalmente libre de culpa. El denunciante se quedó con 2.000 euros menos y un vídeo sexual suyo, aparentemente masturbándose mientras chateaba con una menor, que acabó siendo eliminado.

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"Soy víctima sin haber hecho nada"

Laura quiere ser cauta, pero se muestra visiblemente enfadada: "Mira, mejor me guardo mi opinión de lo que pienso sobre ese hombre. Quise ser empática, al final él había sido extorsionado y estafado, pero viendo todo lo que pasó después, ¿cómo podía seguir pensando que era yo? ¡Si hasta los Mossos le dijeron que seguramente me habían suplantado! Y él, erre que erre con que 'la he descubierto, he encontrado su otro perfil'. Pero si mi perfil tiene como diez años y era público, ¿qué gran labor de investigación ha hecho? ¿Buscar diez segundos en Google?"

"Él estaba enfadado y eso lo entiendo", asegura Laura, "pero que no la pague conmigo, que yo también soy víctima de esto y encima sin haber hecho absolutamente nada. Ha habido un perfil con mis fotos y mi nombre paseándose por ahí y estafando a la gente".

Dos compañeros de trabajo de Laura se le empezaron a insinuar: habían estado hablando con el perfil falso

De hecho, el perjuicio para Laura no acabó en la denuncia: "Para 'demostrar' que era yo la que le había estafado, el hombre llevó capturas de la lista de amigos que aquella 'chica' tenía en común conmigo: cerca de 20 personas, todo hombres que son conocidos míos y tres compañeros de trabajo".

Eso le llevó a hacer memoria: "Claro, ahí ya me puse a recordar y supe por qué llevaba una semana con dos compañeros de mi empresa que se acercaban mucho a mí y se me insinuaban, cosa que nunca antes habían hecho. Vamos, que seguro que hasta habían tenido vídeos con aquella 'chica'. Poco después uno de ellos dejó de hablarme casi de un día para otro. Yo no quiero pensar mal, pero parece que está claro lo que pasó ahí, ¿no?", se pregunta. De hecho, en cuanto ocurrió esto, Laura se puso a buscar un nuevo trabajo y, pocos meses después, abandonó la empresa.

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Los estafados no denuncian por vergüenza

El caso de Laura nos lleva a plantearnos, desde una perspectiva diferente, un suceso que suele darse con cierta frecuencia: el de los perfiles falsos de Facebook que roban fotos ajenas para suplantar a una mujer y extorsionar sexualmente a los hombres con los que chatean. Porque siempre conocemos estos casos desde el punto de vista de la persona extorsionada, pero ¿qué pasa con la persona a la que le han robado las fotos y suplantado la personalidad?

Un ex guardia civil que en su momento trabajó en casos similares nos da varias claves: "Los estafados, en su mayoría hombres, casi nunca denuncian este tipo de cosas. Les da vergüenza reconocer que les han estafado". Le contamos el caso de Laura y, en realidad, le sorprende: "Él tenía 43 años y ella 25... Me sorprende que denunciase, casi nadie lo hace, porque si ven una mujer atractiva que les ofrece sexo fácil acceden enseguida, pero cuando se dan cuenta de la estafa ya se plantean que la diferencia de edad quizá no es la normal. Es una sensación doble: por un lado, les avergüenza reconocer que les han estafado con grabaciones de este tipo; por otro, es una cuestión de ego: ellos pensaron que habían seducido a una chica joven y atractiva... cuando en realidad no lo habían hecho. De hecho es muy probable que aquella chica de Facebook en realidad fuese otro hombre".

"Es una cuestión de ego: piensan que han seducido a una chica joven y atractiva, pero es muy probable que aquella chica fuese otro hombre"

En el caso de Laura, "el hombre quizá denunció al verla en otro perfil, pero es muy poco frecuente, porque cuando alguien roba fotos para hacerse un perfil falso ni se pone el mismo nombre de la persona suplantada ni contacta con sus amigos. En este caso ella también es una víctima y también podría poner una denuncia, ya que este tipo de cosas pueden perjudicarle en su entorno cercano o en su trabajo. Imagínate que uno de los estafados hubiese sido su jefe; lo más probable es que la hubiesen echado".

Al final, la víctima es doble: por un lado, el estafado; por otro, Laura, a quien alguien suplantó la identidad sin que ella se enterase, le robó las fotos, le creó un problema judicial e incluso le ocasionó un conflicto con sus propios compañeros de trabajo. ¿Quién se ha librado de toda esta historia? La persona que realmente cometió el delito, que nunca fue localizada por los Mossos d'Esquadra.

Septiembre de 2017. Barcelona. Poco después de las 8 de la mañana, a Laura (nombre modificado), de 25 años, le suena el timbre de casa: