Cuidado con las bicis y patinetes de alquiler: ¿quién tiene la culpa si están mal aparcados?
La llegada masiva de estos servicios está empezando a llenar las calzadas y aceras de nuestras ciudades. Muchas ya han acotado su uso, pero aún quedan flecos sueltos
Son el último grito en las ciudades españolas. Tras los roces con ayuntamientos y consistorios ocurridos este verano, los patinetes eléctricos compartidos se han hecho con nuestras calles y cada vez son más las compañías que quieren subirse a este carro. Una vez aclaradas las dudas sobre cómo pueden circular en la mayoría de las urbes nacionales, ahora todos quieren probarlos. Pero quedan algunos cabos sueltos que se esconden en la letra pequeña.
Incluso en Madrid, uno de los puntos en los que más problemas han tenido para adaptarse, han recibido el visto bueno con la nueva normativa de movilidad que comienza su aplicación este mismo miércoles y que ha ajustado su uso en la mayoría de aspectos. Ya es posible ver tres compañías funcionando por las calles de la capital y, según aseguran distintas fuentes, en las próximas semanas empezaremos a convivir con hasta otras 7 que se sumarán a las ya conocidas bicicletas sin anclaje.
Un número bastante alto de vehículos compartidos sin bases que hace que muchos se pregunten qué pasará con los espacios públicos que tanto los VMP como las bicicletas sin anclaje comparten con todos los viandantes y los elementos ornamentales. ¿Qué ocurre con los vehículos mal aparcados? ¿Quién es el responsable si un día tropiezo con uno y caigo?
En San Francisco (Estados Unidos), cuna de estos servicios, acaban de anunciar la interposición de una demanda colectiva contra estos servicios por la ocupación del espacio público y las lesiones ocasionadas por estos vehículos. En ella, acusan a las empresas de tener unas condiciones “draconianas” para los usuarios. Aquí, de momento, no hay nada similar, pero para salir de dudas sobre las responsabilidades nada mejor que irse a la letra pequeña de cada empresa y sus 'acuerdos de usuario'.
Patinetes eléctricos:
Aunque son muchas las compañías que quieren instalarse en las ciudades españolas, la que de momento lleva la voz cantante es Lime. Para analizar este caso usaremos sus condiciones y las de otra de las que ha empezado a pujar fuerte por esta alternativa, Voi, la segunda en desembarcar en Madrid.
Lime: toda la responsabilidad para el usuario
Lleva ya bastante tiempo moviéndose por las ciudades españolas, pero la compañía de origen estadounidense aún no tiene una versión en español de las 261 páginas de su 'acuerdo de usuario', por lo que acudimos a la versión estadounidense. En ella, y como se cita en la demanda interpuesta en San Francisco, Lime se lava totalmente las manos y deja toda la responsabilidad sobre el último usuario que haya usado cada patinete.
Al iniciar un viaje con Lime, el 'rider' se convierte en el responsable total de ese patinete tanto de cara a la empresa como al resto de viandantes o las fueras de seguridad del Estado. La empresa solo vuelve a encargarse del mismo una vez finalizado el viaje, e incluso en ese caso puede echar las culpas al usuario si no está correctamente aparcado.
En la nueva normativa de movilidad de Madrid, por ejemplo, han dejado muy claro, midiendo metro por metro, cómo se deben aparacar estos vehículos en la calle, y, aunque Lime ayuda desde su 'app' a que conozcas las normas, el último responsable de hacer todo correctamente eres tú.
Si alguien tropieza con el patinete y cae, en sus términos queda claro que es el usuario el responsable de esa caída incluso si lo ocurrido acaba en un juicio. Debemos esperar a ver la versión española de estos términos porque en ellos no aparece ningún tipo de seguro de Responsabilidad Civil, algo que con las nuevas normativas municipales ya es obligatorio para estos servicios.
Voi, más de lo mismo
Al igual que Lime, Voi tampoco tiene traducido su texto al castellano y para que se vea que la empresa americana no es la única en lavarse las manos, aquí tenemos otro ejemplo. Si usas uno de sus patinetes debes tener claro que como conductor toda la responsabilidad recae sobre tus espaldas. Y no solo eso, sino que al alquilar uno de los patinetes de la marca sueca renuncias a realizar cualquier tipo de reclamación si sufres un accidente porque el patinete falle.
"Usted se encargará de las indemnizaciones y mantendrá a Voi libre de todas las pérdidas, juicios, reclamaciones u otros procedimientos que surjan de su uso de este servicio y de cualquier incumplimiento de los términos de este acuerdo", explican en el texto. Como se puede ver en la imagen que ponemos a continuación, no existe ningún seguro y es el conductor el que asume todos los riesgos del uso de uno de estos patinetes.
Bicis compartidas
A estas bicicletas estamos más acostumbrados y nos llevan acompañando desde hace más tiempo, incluso con peores críticas que los patinetes. Hay varias en las diferentes ciudades de España aunque ante la mala aceptación ha habido compañías como Ofo que ya han preferido irse. En la capital, por ejemplo, solo queda Mobike, y esto es lo que dicen sus términos de uso.
Mobike: seguro de Responsabilidad Civil
Aunque tienen muy malas críticas, Mobike es el único servicio de los consultados que, en este momento, cuenta con un seguro de Responsabilidad Civil que actua en caso de accidente. Según podemos leer en su 'app', la compañía sigue haciendo responsable al usuario de todo lo que ocurra mientras conduce una de sus bicicletas y, obviamente, de lo que sucede cuando se salta alguna de las normas, pero deja claro que Mobike es responsable de cualquier mala actuación por su parte y que con ese seguro que anuncian cubren todos los gastos a la persona que sufre el accidente.
Es decir, la compañía no responde por ti como conductor en caso de choque, pero si te libra de la indemnización correspondiente a la persona con la que tuviste el golpe. Un ajuste muy importante que no aparece entre los términos de Voi ni entre los de Lime.
Son el último grito en las ciudades españolas. Tras los roces con ayuntamientos y consistorios ocurridos este verano, los patinetes eléctricos compartidos se han hecho con nuestras calles y cada vez son más las compañías que quieren subirse a este carro. Una vez aclaradas las dudas sobre cómo pueden circular en la mayoría de las urbes nacionales, ahora todos quieren probarlos. Pero quedan algunos cabos sueltos que se esconden en la letra pequeña.