Impuestazo, concesión o veto: líneas rojas de Valencia a Lime tras incautar sus patinetes
El Ayuntamiento prepara normativas para regular la actividad de la empresas de alquiler de patinetes. Se fija en el modelo de concesiones de San Francisco, del que Lime ha sido excluido
Un buen puñado de patinetes eléctricos de Lime terminaron este miércoles acumulados en la central de la Policía Local de Valencia en la Avenida del Cid después de que la empresa participada por Uber y Alphabet (Google) decidiera mantener el desafío al Ayuntamiento y la ciudad amaneciese con sus 200 aparatos repartidos por las calles. El consistorio, dirigido por Joan Ribó (Compromís) en coalición con el PSOE y Valencia en Comú (Podemos), decidió el pasado lunes advertir a Lime de que estaba ocupando espacio de dominio público sin la correspondiente autorización o licencia y que procedería a retirar sus patinetes si no suspendía el servicio. Pese a que anoche se produjeron conversaciones entre responsables municipales y de la empresa, ésta optó desoir los avisos y el resultado ha sido una cacería de patinetes con una docena de intervenciones con otras tantas denuncias, casi medio centenar de aparatos decomisados y unas multas que rozarán los 10.000 euros cuando Lime decida recuperarlos.
¿Una forma de tirar de la cuerda para lograr notoriedad y abrir el debate para forzar una regulacion? Es posible. Los promotores de servicios de alquiler de patinetes urbanos siguen sin encontrar la ventana por la que colarse en las actuales ordenanzas municipales de las principales ciudades españolas. El estreno en Valencia, como en Madrid, ha sido accidentado. El conficto con Lime no ha sido por el empleo del patinete como eje de su negocio, sino por el modelo de recogida y entrega en cualquier lugar de la acera.
Impuestos por uso del espacio público y permisos limitados son las alternativas del consistorio valenciano para regular el alquiler de patinetes
Aunque la actual ordenanza municipal de movilidad los prohibe para circular por el espacio urbano, se ha intensificado tanto su uso que el consistorio está haciendo la vista gorda ante los ciudadanos que circulan con sus patinetes particulares a la espera de poner en marcha una nueva regulación cuyo primer borrador se conocerá en dos o tres semanas, según el calendario con el que trabaja el concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi. Otras compañías con interés en el mismo mercado han optado por plegar velas y aplazar su desembarco a la espera de conocer con exactitud los planes municipales. Es el caso de la valenciana Bbuho, que tenía previsto comenzar a operar el pasado 15 de julio y ha preferido frenar antes de entrar en conflicto con la actual regulación y enfrentarse a las autoridades municipales.
La nueva norma equipará en la práctica a los patinetes con las bicicletas. Por lo que ha trascendido hasta ahora, básicamente, podrán circular por carril bici (Valencia tiene ya más de 120 kilómetros de carril bici) o por la calzada en ausencia de este. Y deberán hacerlo con una velocidad limitada, para reducir el riesgo de accidentes y de impactos con otros vehículos y peatones.
Pero la aparición unilateral de Lime ha puesto sobre el tapete otro problema: el uso del espacio público para una actividad económica como es el alquiler de patinetes. El consistorio sí permite el estacionamiento de motocicletas eléctricas compartidas en la calle (con los límites propios de las motos en general) porque las tiene catalogadas como vehículos de transporte. Las compañías de 'sharing' de motos, como Muving, o la valenciana Molo, con un modelo de suscripción que quiere ensayar en breve, tramitan sus licencias de actividad para operar.
San Francisco optó por limitar los permisos a las empresas de alquiler de patinetes eléctricos y por ahora LimeBike se ha quedado fuera
Es algo que no ha hecho Lime, dando por hecho que las aceras eran un espacio libre en el que sus clientes podían dejar sus patinetes. A todos los efectos, para el Ayuntamiento estos aparatos y la actividad de la empresa estadounidense son equiparables a las terrazas callejeras de los bares. Si quieren ocupar el dominio público tienen que pedir permiso y pagar por ello. Esta es la razón por la que ha activado el artículo 12 de la Ordenanza de Ocupación de Dominio Público y ha procedido a retirarlos, decomisarlos y multar a su propietario. "El modelo de movilidad que necesita la ciudad no lo deciden las empresas, lo decide el ayuntamiento", indicaban fuentes del equipo de Joan Ribó. "No puede ser que una empresa ni siquiera se haya puesto en contacto con nosotros y simplemente enviase un correo electrónico diciendo que iba a comenzar a operar", insisten molestos.
El gobierno municipal trabaja precisamente en introducir una regulación por cuyo aro tendrá que pasar Lime y quienes empleen un modelo similar. De entrada, el concejal de Hacienda, el socialista Ramón Vilar, anunció hace pocos días que estudia la puesta en marcha de una tasa para este tipo de actividades, también para las empresas de motos y coches eléctricos de alquiler. La filosofía es la misma que la de los impuestos que pagan bares y restaurantes para ocupar espacios peatonales con mesas y sillas. Esto conllevará probablemente la necesidad de contar con una autorización de actividad específica que dependerá del área de Actividades, en manos del edil de Compromís, Carlos Galiana. Y es muy probable que la ordenanza de movilidad para patinetes eléctricos que prepara Grezzi incorpore la obligación para las empresas de alquiler de disponer de esa autorización o licencia con el fin de que sus aparatos puedan moverse libremente por las calles de la ciudad. Todo lo que no sea cumplir con esas condiciones y esa arquitectura normativa significará veto o prohibición y retirada del producto bajo multa o sanción.
Esta es la principal vía de trabajo del consistorio, pero no la única alternativa que tiene en mente. Según las mismas fuentes, Grezzi está estudiando detalladamente cómo está gestionando el mismo conflicto una ciudad como San Francisco, donde el 'boom' del patinete eléctrico ha desbordado a las autoridades. La solución adoptada fue primero cerrar el paso temporalmente a las compañías de alquiler y después abrir un proceso de concesión limitado de licencias. Solo dos compañías de nuevo cuño han obtenido hasta ahora el permiso o concesión y, ¡sorpresa!, LimeBike no es una de ellas. Se ha quedado fuera junto Bird o Spin, las otras dos firmas pioneras en este servicio. "Scoot y Skip (las elegidas) demostraron un alto nivel de compromiso con los valores de nuestra ciudad de priorizar la seguridad pública, promover la equidad, garantizar la responsabilidad y salvaguardar nuestros espacios públicos compartidos", apuntaba el director de Transporte de la Autoridad Municipal de San Francisco, Ed Reiskin, en un comunicado difundido por el San Francisco Business Times.
Si Valencia decide seguir la estela californiana y limitar las compañías de alquiler de patinetes, desde luego LimeBike no ha podido entrar con peor pie en la ciudad. El desafío al gobierno municipal con el que se ha estrenado puede pasarle factura, por mucha notoriedad que haya logrado estos días.
Un buen puñado de patinetes eléctricos de Lime terminaron este miércoles acumulados en la central de la Policía Local de Valencia en la Avenida del Cid después de que la empresa participada por Uber y Alphabet (Google) decidiera mantener el desafío al Ayuntamiento y la ciudad amaneciese con sus 200 aparatos repartidos por las calles. El consistorio, dirigido por Joan Ribó (Compromís) en coalición con el PSOE y Valencia en Comú (Podemos), decidió el pasado lunes advertir a Lime de que estaba ocupando espacio de dominio público sin la correspondiente autorización o licencia y que procedería a retirar sus patinetes si no suspendía el servicio. Pese a que anoche se produjeron conversaciones entre responsables municipales y de la empresa, ésta optó desoir los avisos y el resultado ha sido una cacería de patinetes con una docena de intervenciones con otras tantas denuncias, casi medio centenar de aparatos decomisados y unas multas que rozarán los 10.000 euros cuando Lime decida recuperarlos.
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