He probado el 'indestructible' Nokia 3310 y es el mismo cacharro (adorable) de siempre
No tiene conectividad 4G ni pantalla táctil y, sin embargo, es el móvil que más expectación está levantando en este Mobile World Congress de Barcelona
Durante los poco más de 10 minutos que he tenido un Nokia 3310 entre las manos, el teléfono se ha ido una vez al suelo. En ningún momento ni yo, ni el representante de HMD, la firma que va a comercializar el teléfono, hemos hecho una mueca de susto. Cómo no, el terminal estaba intacto cuando lo hemos recogido. Esta anécdota resume muy bien lo que se puede esperar de la resurrección del 3310: es un teléfono hecho a la antigua usanza, tanto para lo bueno como para lo malo.
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Si te va la nostalgia, el 3310 es un chute en vena de tiempos 'mejores' en los que no vivíamos pegados al cargador del móvil, ni pendientes de la batería, ni con ansiedad por quedarnos tirados en mitad de nuestra jornada laboral. El teléfono mantiene las señas de identidad estéticas de antaño con algunos ligeros retoques. La pantalla monocromo ha dado paso a una en color y también se ha sometido a una operación bikini considerable. De 22 milímetros de grosor se ha pasado a algo menos de 13, lo que implica que el peso también se ha reducido: los 133 gramos se han quedado en algo menos de 80.
Las sensaciones con el móvil en la mano son muy similares, aunque HMD ha añadido algunas mejoras imprescindibles para adaptarlo a los nuevos tiempos. El 3310 viene ahora con cámara trasera, aunque no esperemos ninguna maravilla. Hablamos de 2MP que te van a recordar más a los primeros tiempos de la fotografía móvil que a las instantáneas que capta un Galaxy o el modo retrato de los iPhone 7 Plus. La conectividad 2G (ojo, porque no soporta redes 3G ni 4G) es otro punto necesario para adaptar este 'gadget' a los tiempos que corren.
¿Es suficiente tanto añadido como para que esta resurrección merezca la pena? Si algo he recordado, para mal, al trastear con el teléfono es la incomodidad de escribir en los teclados de los primeros teléfonos móviles. Mi mente ya había borrado hasta aquel ligero retraso que sufría a la hora de escribir en pantalla y que, de cara a esta versión, se podría haber corregido. La nostalgia bien entendida es aquella que elimina los aspectos más farragosos para potenciar aquellos que potenciaban la experiencia de usuario.
En el caso del 3310, hablamos de un teléfono pensado para llamar y para enviar mensajes. Ya. Sí, tiene Bluetooth y se puede conectar a la red y navegar en internet pero, no te engañes, no te vas a hacer con este teléfono para eso. En un país como España, donde la penetración de 'smartphones' ha alcanzado el 87%, lanzar un teléfono con estas características es apuntar hacia una porción muy pequeña del mercado. No poder acceder a algunos servicios básicos que definen el uso de la telefonía móvil de hoy en día es darse un tiro en el pie.
El 3310 no tiene wifi ni conectividad 3G o 4G. Podrás navegar con él en 2G, pero tampoco tendrás acceso a WhatsApp u otras 'apps' de mensajería
Dice el titular de esta pieza que el 3310 sigue siendo el cacharro adorable que recordaba. Y lo es. Pero hace 17 años no teníamos la necesidad (ni la posibilidad) de comunicarnos en tiempo real con cualquier rincón del planeta a coste cero. Que el teléfono no cuente con WhatsApp ni cualquier otra aplicación de mensajería es un torpedo a su línea de flotación, una decisión de diseño de difícil justificación.
El caso de la NES Mini de Nintendo es un buen ejemplo de cómo tirar de nostalgia y adaptarla a los tiempos modernos. La firma nipona incluyó algo tan básico en el videojuego actual (pero no en el de 1986) como la posibilidad de grabar partidas. ¿Necesario? Por supuesto. El jugador actual, como el usuario de hoy en día, no es el mismo de hace 17 o 31 años.
Visto lo visto, ¿quién es el público objetivo del 3310? El que quiera contar con una segunda línea sin riesgo a quedarse tirado y sin teléfono puede optar por él. Y es un teléfono que, en mercados emergentes (saldrá en África y Asia, además de Europa), puede funcionar bien. Es barato (49 euros), bonito a la vista y puede aguantar semanas sin cargarse, un hecho que hoy suena a música celestial. ¿Tiene fecha de salida? "Durante el segundo trimestre del año", nos han hecho saber.
Si el mercado español de telefonía hubiera adoptado el modelo de SMS gratuitos que sí tienen otros países, como Estados Unidos, teléfonos como el Nokia 3310 podrían tener un pase para esas personas que no quieren de un móvil nada más que su capacidad para llamar y enviar y recibir mensajes. No será el caso en un territorio en el que WhatsApp es el rey.
El 3310 es un cacharro y es adorable. El problema, en ocasiones, es que lo segundo no basta para distraer de lo primero.
Durante los poco más de 10 minutos que he tenido un Nokia 3310 entre las manos, el teléfono se ha ido una vez al suelo. En ningún momento ni yo, ni el representante de HMD, la firma que va a comercializar el teléfono, hemos hecho una mueca de susto. Cómo no, el terminal estaba intacto cuando lo hemos recogido. Esta anécdota resume muy bien lo que se puede esperar de la resurrección del 3310: es un teléfono hecho a la antigua usanza, tanto para lo bueno como para lo malo.