"Hola, soy Raquel y trabajo por mi cuenta": bienvenido a Autónomos Anónimos

“Hola, me llamo Raquel, tengo 26 años y soy autónoma”. Adaptándolo a cada caso, este podría ser el saludo de cualquiera de los más de 1.960.774 trabajadores por cuenta propia inscritos en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social.

Seguramente nadie utilizaría la frase como carta de presentación en sociedad, pero sí en una reunión de Autónomos Anónimos, como la frecuentada por Raquel. Ella ha montado una pastelería y, a pesar de ser alérgica a todo lo habido y por haber, y sin tener en cuenta los repetidos estornudos que la acompañan, asegura que desde que es autónoma nunca se pone enferma.

La dulce Raquel protagoniza uno de los vídeos de la campaña promocional Autónomos Anónimos, una idea de la plataforma de facturación online Factura Directa. En las grabaciones, un grupo de personajes cuentan sus experiencias como si estuvieran ante un terapeuta y su condición laboral fuera un problema psicológico. De esta manera tan original, los supuestos pacientes desvelan en clave de humor las vicisitudes por las que pasa cualquier trabajador autónomo en España.

“Ser autónomo no es fácil porque diriges tu negocio, y eso es un trabajo en sí; tienes que buscar tus clientes, rendir, dar buenos resultados y responder por todo ello”, nos asegura Carlos Hernández, fundador de Quaderno, una herramienta para gestionar facturas, con servicio de asesoría online para autónomos y empresas.

Hernández también trabaja por cuenta propia y cree que no todo el mundo está preparado para hacerlo, porque no resulta fácil, sobre todo al principio. “Los comienzos son duros, y puede que los primeros meses no ingreses ni un solo euro”, dice, aunque los gastos siempre están presentes. “El golpe viene cuando comienzas a ver que tienes más gastos que ingresos”, prosigue Hernández.

Primero, la cuota mensual que hay que pagar a la Seguridad Social. “La mayoría cotizan por lo mínimo, por lo menos al principio, hasta que se acercan a la edad de jubilación”, indica el canario. Aunque hay bonificaciones para los nuevos autónomos menores de 30, la cantidad no se adecúa a los ingresos.

¿Vacaciones? Si te marchas, no cobras. No existe el concepto de vacaciones clásicas como las de un asalariado

En las facturas pagan también su parte de IRPF y cobran el impuesto más tedioso: el efímero IVA. “Todos los trimestres tienes que presentar la declaración trimestral para hacer balance de los movimientos”, indica el fundador de Quaderno. Cuando se trata de un pequeño negocio, como una tienda, la cosa se complica: “Hay que llevar una contabilidad de las mercancías, controlar los inventarios y las ventas”.

Un empleado imprescindible

“Eres una empresa unipersonal”, prosigue Hernández, así que si el único empleado no rinde, no hay manera de que el negocio marche. Además, los clientes no van a esperar por un servicio que pueden pedir a otra persona en plenas facultades. En otras palabras: “Si no trabajas, no cobras”.

Los vídeos de una segunda parte de la iniciativa Autónomos Anónimos tratan las distintas particularidades que implica ser miembro del RETA, como la jubilación, las bajas por enfermedad y las vacaciones.

“Vacaciones, ¡ya me gustaría a mí vacaciones!”. Ni quince días en verano ni cinco en Navidad: un trabajador autónomo no tiene derecho a vacaciones, y mucho menos pagadas. De nuevo, la explicación más simple incluye un condicional: “Si te marchas, no cobras”, nos dice Hernández. “No existe el concepto de vacaciones clásicas como las de un asalariado, que por ley tiene ciertos días libres al año”.

No obstante, para quien tenga la posibilidad, el mismo factor da pie a la autogestión del tiempo de trabajo y de ocio. “Yo recomiendo desconectar cada cierto tiempo, tener unas semivacaciones; trabajar menos horas o viajar y hacerlo desde otro sitio”, indica Hernández. ¿Dónde está mi dinero?

¿Dónde está mi dinero?

El protagonista de otro de los vídeos se lamenta de haber facturado solo 400 euros durante el último mes, mientras enseña su compra: un puerro y una bolsa de pan de molde.

Un autónomo (aunque también una empresa) sabe la fecha de emisión de una factura, pero no siempre la de cobro, y el número de clientes puede variar. “Lo ideal para muchos es lograr unos ingresos fijos al mes y poder vivir relajadamente, pero no es fácil, hay mucha incertidumbre”, asegura el fundador de Quaderno. “Muchos negocios fracasan porque, a pesar de haber hecho bien su trabajo, no han cobrado, y esto genera mucha impotencia”, prosigue Hernández.

No todo son desventajas. “Eres tu propio jefe, dispones de tu tiempo y solo tienes que responder ante tus clientes”

El plazo estipulado por ley para pagar una factura son 60 días, pero los incumplimientos abundan. “Hay una serie de procedimientos para el cobro de los impagos”, nos explica Josep Navajo, cofundador de Delvy Asesores, aunque si la cantidad es pequeña “no sale a cuenta contratar a un abogado, un procurador e iniciar los trámites”.

¿Y el paro? “Hay una casilla que puedes marcar al darte de alta y, pagando más, tienes derecho a una prestación por desempleo, siempre y cuando cumplas unos requisitos”, dice Navajo. Además de acreditar que llevas cierto tiempo trabajando bajo el régimen de autónomos, “tienes que demostrar que realmente no tienes ingresos”, aclara Hernández.

Pese a todas las trabas, el fundador de Quaderno asegura que hay cosas buenas: “Eres tu propio jefe, dispones de tu tiempo y solo tienes que responder ante tus clientes”. No todo son desventajas, pero con algunas facilidades más, quizá Raquel no habría tenido que ir a Autónomos Anónimos. En la próxima sesión, hablarán sobre la declaración de la renta. “Venga, ¿quién empieza?”