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Una exFacebook se confiesa: "Me ignoraban y decían que era tonta"
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ruchi sangvhi cuenta su mala experiencia

Una exFacebook se confiesa: "Me ignoraban y decían que era tonta"

Ocupa un puesto de responsabilidad en Dropbox, pero antes estaba en Facebook. Ahora, Ruchi Sangvhi recuerda su estancia con los de Zuckerberg

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Para acceder a su despacho hay que esquivar patinetes y balones de baloncesto, y también cruzar el saludo desenfadado de jovencísimos talentos que se pasean en chancletas. Ahora ocupa un puesto de responsabilidad en Dropbox, uno de los valores más cotizados de Silicon Valley, pero la trayectoria de Ruchi Sangvhi, no fue precisamente fácil.

A sus 31 años ocupa ahora uno de los puestos clave en el famoso servicio de almacenamiento en la nube, y pese a su juventud, ya tiene material de sobra para echar la vista atrás y recordar con una extraña combinación de nostalgia, ansiedad y pasión cómo fueron sus orígenes en cuanto abandonó la Carnegie Mellon University.

Demasiados retos para una joven que se abrió un hueco a codazos en un país muy diferente y tan lejano en todos los sentidos a su India natal. Un camino trufado de anécdotas en el que únicamente se omite cualquier opinión sobre Mark Zuckerberg.

Una extranjera en un mundo de hombres

Todo comenzó en el año 2005. Por aquel entonces Facebook era todavía una prometedora startup pero nada que ver, por descontado, con el coloso que conocemos hoy en día con una mega sede y todo un ejército de ingenieros con intimidatorios currículums. Entonces Zuck y su equipo ocupaban un local encima de un restaurante chino en Palo Alto.

Nuestra protagonista estaba todavía aterrizando en el mundo laboral y ahí se encontró con un grupo de frikis despeinados deambulando en un local lleno de pósters y con música atronadora. Del “Dios mío, dónde me he metido” a ocupar cada vez más peso en la creciente organización fue cuestión de muy poco tiempo. “Fue una experiencia caótica”, recuerda con nostalgia. Pero también fue dura y en la que vivió momentos difíciles: en aquel entonces aquello era un mundo de hombres y en muchas ocasiones se despreciaba su opinión y se la llegaba a ridiculizar.

Tenía que redoblar sus esfuerzos a la hora de exponer sus criterios en las reuniones en las que debíaescuchar en ocasiones aquello de que era “tonta”. Un mal trago, sin duda, pero que forjó su carácter: “aquello era una auténtica meritocracia”, reconoce, “era uno de los mejores entornos para aprender”. Género, raza y nacionalidad, Sangvhi lo parecía tener todo en contra, pero en Facebook encontró trabajo… y marido, que era a su vezel primer ingeniero indio de la firma.

La ingeniera pasó cinco años en la nómina de la conocida red social, algo que puede parecer poco a priori, pero hay que recordar que Facebook pasó en ese lapso de tiempo de contar con 500 millones de usuarios activos, frente a los diez que se encontró al llegar. Mérito, sin duda, del peculiar Mark Zuckerberg de quien Sangvhi prefiere no hablar. Ni bien, ni mal.

El día que decidió abandonar Facebook

Que esta joven está hecha de otra pasta quedó patente no sólo al abrirse un hueco en un competitivo mundo de hombres, sino sobre todo al decidir dejar la seguridad de Facebook en 2010 para empezar su propio proyecto, Cove, junto con su marido, y arrancar desde cero con un equipo de cinco personas, en el que, una vez más, ella era la única mujer.

Y la arriesgada aventura les fue bien, puesto que al cabo de dos años Dropbox extendió un cheque cuya cifra desconocemos y el matrimonio no titubeó a la hora de vender su criatura, y lo que tal vez sea más interesante, engrosar las filas del equipo de Drew Houston. Con apenas 31 años y más dinero en sus bolsillos del que pudiera imaginar cuando abandonó la localidad de Pune en su India natal, Sangvhi ostenta ahora un puesto de dirección en Dropbox en labores clave para la compañía: recursos humanos y marketing.

La primera responsabilidad la considera clave y que realmente marca la diferencia: “Sólo gente brillante puede hacer productos brillantes”, sentencia. Nuestra estrella maneja los hilos de una empresa con 175 millones de clientes y un brillantísimo futuro, aunque estos datos no son un obstáculo para que se desplace por las oficina de Dropbox en patinete.

Y no se olvida de sus orígenes: en su perfil de Twitter destila mensajes en los que destaca su preocupación por la inmigración y las dificultades que sufren los que a duras penas llegan a fin de mes.

Para acceder a su despacho hay que esquivar patinetes y balones de baloncesto, y también cruzar el saludo desenfadado de jovencísimos talentos que se pasean en chancletas. Ahora ocupa un puesto de responsabilidad en Dropbox, uno de los valores más cotizados de Silicon Valley, pero la trayectoria de Ruchi Sangvhi, no fue precisamente fácil.

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