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La piscina de los muertos
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La piscina de los muertos

“Busco el mejor edificio para star-ups de San Francisco”. El autor de este mensaje escrito en CruchBoard se identificaba como un emprendedor de la web 2.0.

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La piscina de los muertos

“Busco el mejor edificio para star-ups de San Francisco”. El autor de este mensaje escrito en CruchBoard se identificaba como un emprendedor de la web 2.0. Los moderadores de este foro le sugirieron amablemente que buscase alguna oficina en un lugar más barato, que el Looksmart Building era excesivamente costoso para una empresa que nace, a lo que el emprendedor contestó que tenía fondos suficientes como para permitirse el lujo de gastar un poco más de la cuenta en el alquiler. Imagínense la cara de los inversores si le han leído.

Esta situación hace pensar hasta qué punto estamos inmersos en una nueva burbuja tecnológica. El miedo comenzó en el momento en que el capital riesgo entró de nuevo en las empresas web 2.0. En aquel momento, Sequoia Capital puso 11,5 millones de dólares en ‘YouTube’ y los convirtió en 500. Desde entonces, la inflación en aplicaciones 2.0 está siendo similar a la de la burbuja del 2000.

Sólo durante los últimos diez días hemos conocido cinco operaciones de inversión en empresas 2.0. Kiptronic, una red publicitaria para podcasters, cuatro millones de dólares; Wikio, una revisión del concepto Digg, cuatro millones; Wize, espacio de valoración de productos tecnológicos de consumo, cuatro millones; Meebo, una solución que unifica toda la mensajería instantánea, nueve millones; y Pizco, una red social de San Francisco, once millones.

Deadpool: la piscina de los muertos

Mientras muchos suben y buscan oficinas en San Francisco, otros tantos han caído ya. Techcrunch es el referente mundial en los movimientos que se producen en torno a la web 2.0. No hay mayor pesadilla para un emprendedor que está lanzando una idea que recibir un comentario negativo de los autores de este blog. En caso contrario, el emprendedor tiene inversión asegurada.

Michael Arrington, autor de Techcruch, viendo cómo se estaba jugando la partida y baticinando otro desastre financiero, inauguró Deadpool, un saco que iría llenando con todas las empresas 2.0 que cerraran. Desde entonces hay muchas 2.0 apuntadas, incluso algunas que han recibido capital.

Un lugar para la esperanza

Las operaciones que vivimos casi todos los días están lejos todavía de las que se producían en el año 2000. En 2006 se alcanzó una inversión estimada en 26.000 millones de dólares. En 2000 fue de 96.000 millones. A pesar de esta diferencia más que notable hay que prevenir antes que curar.

Todd Bagres, un veterano inversor de capital riesgo, ha invertido en varias 2.0. De hecho, encuentra preocupante la tendencia inflacionista de la web 2.0. Teme que muchas de las aplicaciones en las que se invierte no sean capaces de ofrecer valor y atraer a los usuarios.

La conclusión es sencilla. Invierte en Internet con una aplicación que aporte valor a la comunidad de usuarios y que sea atrayente, pero sobre todo fíjate en que el modelo de negocio sea viable. De cajón de sastre, ¿verdad? Esperemos que así sea.

* Chema Martínez-Priego es consultor de Comunicación Interactiva de Secuoyas

“Busco el mejor edificio para star-ups de San Francisco”. El autor de este mensaje escrito en CruchBoard se identificaba como un emprendedor de la web 2.0. Los moderadores de este foro le sugirieron amablemente que buscase alguna oficina en un lugar más barato, que el Looksmart Building era excesivamente costoso para una empresa que nace, a lo que el emprendedor contestó que tenía fondos suficientes como para permitirse el lujo de gastar un poco más de la cuenta en el alquiler. Imagínense la cara de los inversores si le han leído.