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‘A tortas’ por la explotación de Galileo
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‘A tortas’ por la explotación de Galileo

Galileo es esa nueva aventura europea de gran calado en la que los países miembros se han comprometido a poner toda la carne en el asador.

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‘A tortas’ por la explotación de Galileo

Galileo es esa nueva aventura europea de gran calado en la que los países miembros se han comprometido a poner toda la carne en el asador. La iniciativa común de la Agencia Espacial Europea y la Comisión Europea permitirá desarrollar el primer sistema de posicionamiento y navegación por satélite de uso exclusivamente civil y que hará frente a GPS estadounidense. A pesar de la unanimidad en el apoyo a esta iniciativa, tanto a nivel nacional como europeo, la pelea surge a la hora de decidir cómo financiarlo y qué empresa y en qué país explotará el sistema. Hay tortas que amenazan con que el proyecto se vaya al garete.

La ambición de Galileo es de dimensiones satelitales, y nunca mejor dicho. Según el estudio que la auditoría PriceWaterhouseCoopers realizó en noviembre de 2001, la creación de Galileo costará 3.600 millones de euros financiados a partes iguales entre el presupuesto de la UE y el sector privado. Sin embargo, puede reportar beneficios de hasta 17.800 millones, además del impulso de las industrias europeas de alta tecnología que se están viendo favorecidas con importantes contratos. Las empresas españolas no se han quedado atrás: Indra, EADS-CASA Espacio, Sener, GMV, Mier y Alcatel están inmersas en el proyecto. En el segmento de servicios se encuentran AENA e Hispasat.

EADS-CASA Espacio y EADS Astrium CRISA, en las localidades madrileñas de Barajas y Tres Cantos, respectivamente, se encargan de las antenas de navegación para el satélite de pruebas GSTB-V2 y para los cuatro satélites de validación IOV. Además, expertos técnicos españoles, franceses, alemanes e ingleses ocupan puestos claves en Galileo Industries para dar soporte a la gestión global y la ingeniería de sistemas. EADS pertenece al segmento espacial junto a Sener y Alcatel. Por su parte, Indra, junto a GMV, desarrolla la ingeniería global de misión, control, búsqueda y rescate y tiene previsto participar en el telecontrol, pruebas en órbita y en el sistema de seguridad de la señal.

Tampoco los países extracomunitarios quieren perderse la oportunidad de participar en Galileo. Así sucede con China, Israel, Ucrania e India por el momento, ya que Bruselas mantiene conversaciones con Argentina, Brasil, Marruecos, México, Chile, Corea del Sur, Malasia, Canadá y Australia.

El retraso en la ejecución del proyecto puede ser muy costoso, pero todo apunta a que los países miembros no van a evitarlo. En el afán de barrer para casa, España, Reino Unido, Finlandia y Alemania bloquearon las negociaciones en el último Comité del Programa de Navegación mientras falte por decidir dónde ubicar la sede del consorcio y los dos centros de control de Galileo.

España, además, no se ha pronunciado acerca de su ciudad candidata, con lo que, dentro del país, también hay ‘tortas’ por quedarse con el ‘caramelo’. Por el momento, el lobby espacial catalán ya está haciendo presión, como publicaba El Confidencial el pasado 13 de septiembre. Otras ciudades como Zaragoza también se han presentado, “se trata de una concesión por veinte años”, explicaba a este diario Luis Manuel Ruiz, de Caesar Espacio, “nosotros nos percatamos de la gran importancia del proyecto a finales de 2001 y de su gran capacidad para generar empleo”. Así las cosas, lo cierto es que las ubicaciones favoritas, según fuentes de este diario, son las Islas Canarias, donde el INTA tiene las estaciones de seguimiento, y Madrid.

Galileo, concebido para uso netamente civil, significa el despliegue de una órbita independiente de 30 satélites apoyada por una red mundial de estaciones en Tierra. Según el calendario previsto, debería estar operativo en 2008. Desde entonces, todos los usuarios podrán localizar su posición con alta precisión y garantía de servicio en cualquier parte del mundo. Entre sus utilidades se encuentra la navegación personal (información turística, búsqueda y rescate...), transporte y logística, finanzas, agricultura y pesca y, por último, seguridad y protección pública.

Galileo es esa nueva aventura europea de gran calado en la que los países miembros se han comprometido a poner toda la carne en el asador. La iniciativa común de la Agencia Espacial Europea y la Comisión Europea permitirá desarrollar el primer sistema de posicionamiento y navegación por satélite de uso exclusivamente civil y que hará frente a GPS estadounidense. A pesar de la unanimidad en el apoyo a esta iniciativa, tanto a nivel nacional como europeo, la pelea surge a la hora de decidir cómo financiarlo y qué empresa y en qué país explotará el sistema. Hay tortas que amenazan con que el proyecto se vaya al garete.