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Hungría retrasa la aprobación de las nuevas sanciones a Rusia: "Es una bomba atómica"
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PROPUESTAS EL PASADO MARTES

Hungría retrasa la aprobación de las nuevas sanciones a Rusia: "Es una bomba atómica"

La propuesta presentada el martes por la noche sigue sin salir adelante por las reservas de un grupo liderado por Hungría que piden más tiempo para aplicar el veto al petróleo ruso

Foto: Una manifestante con una bandera europea y un mensaje contra Putin en una protesta en Bruselas. (Reuters)
Una manifestante con una bandera europea y un mensaje contra Putin en una protesta en Bruselas. (Reuters)
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La negativa de Hungría pero también las reservas de otros Estados miembros han hecho que la Unión Europea no haya podido acordar todavía el sexto paquete de sanciones contra Rusia por la invasión lanzada el pasado 24 de febrero contra Ucrania. Se trata del paquete más delicado hasta el momento, al incluir un veto progresivo al petróleo ruso, del que algunas capitales son muy dependientes pero que es también uno de los principales pilares de la economía de Rusia.

La propuesta de la Comisión Europea, que fue enviada a los embajadores permanentes de los Veintisiete ante la Unión Europea, que son los que deben dar su visto bueno, el martes por la noche y que Ursula von der Leyen, presidenta del Ejecutivo comunitario, explicó el miércoles por la mañana al Pleno del Parlamento Europeo, consiste en una prohibición de importación del crudo en seis meses y de los productos refinados a finales de año. Pero Bruselas sabía que Hungría y también Eslovaquia afrontaban muchas dificultades técnicas a la hora de poder cumplir con estos requisitos por cuestiones logísticas, ya que no tienen puerto donde obtener suministros alternativos e incluso sus refinerías están diseñadas para trabajar con crudo ruso, por lo que cambiar a uno de otro tipo llevaría tiempo.

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Por eso su propuesta incluía una prórroga para ambos Estados miembros, que podrían seguir importando desde Rusia hasta diciembre de 2023. Budapest rápidamente rechazó la idea: seguía siendo poco tiempo. A estos dos países se unió también República Checa, que exigía contar ella también con más tiempo antes de dejar de importar petróleo ruso. La primera reunión de embajadores de los Veintisiete el miércoles terminó sin acuerdo. Había muchos detalles por pulir, y no únicamente con estos tres países, sino que otros Estados miembros también tenían dudas respecto a otros puntos de las sanciones, como por ejemplo es la prohibición de prestaciones respecto al transporte marítimo de crudo, algo que preocupa especialmente a Grecia y Chipre.

El jueves la presidencia francesa ni siquiera convocó la reunión de embajadores porque no se había conseguido avanzar lo suficiente, aunque sí que se celebró este viernes. Pero de nuevo, sin acuerdo. Está previsto que los representantes de los Veintisiete se vuelvan a reunir a lo largo del fin de semana con nuevas concesiones para Hungría, Eslovaquia y República Checa con el objetivo de sacar adelante el paquete en las próximas horas.

Aunque Hungría no ha estado sola sí que es la más vocal en el grupo que está provocando el retraso de la aprobación y la que está haciendo más ruido. Es el Estado miembro más cercano al Kremlin, como demostró la visita amistosa del primer ministro Viktor Orbán a Moscú solamente un poco antes de la invasión rusa de Ucrania. Y la energía es un elemento central de esos lazos con Rusia: de hecho aquella visita a la capital rusa tenía como objetivo discutir respecto a un proyecto para la construcción de una central nuclear en cooperación con Rosatom, la empresa nuclear rusa, un proyecto que sigue en marcha.

placeholder Viktor Orbán, primer ministro de Hungría. (Reuters)
Viktor Orbán, primer ministro de Hungría. (Reuters)

En Bruselas la situación se toma con una cierta normalidad. Es lo habitual en el día a día comunitario que haya que pulir las propuestas y trabajar sobre ellas durante un tiempo. Se entiende que se trata de una cuestión técnica. En una entrevista con el Financial Times Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, ha explicado que la posición húngara no se debe a “mala voluntad”. “Es una cuestión de tiempo y es una cuestión de dinero. No podemos poner sobre la mesa propuestas que no encajen con la realidad”, ha explicado el catalán. Pero en la reunión de embajadores del viernes ya había cierta tensión entre distintos sectores. Empieza a extenderse la sensación de que se está empezando a tardar demasiado.

Se intenta concretar ahora una solución que funcione para Hungría, pero los más duros, los que han abogado por esta medida desde hace tiempo, como por ejemplo es Polonia, esperan también que los húngaros pongan de su parte. Orbán, en una entrevista, ha pedido cinco años de prórroga, pero otras voces dentro del Gobierno magiar hablan de tres años. También se trata de encontrar otras formas de que Budapest, Praga y Bratislava consigan crudo alternativo, para lo que hace falta la participación de otros Estados miembros y dinero, porque será un proceso caro.

Foto: Primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki. (EFE) Opinión

A la calma en Bruselas no está contribuyendo el propio Orbán, que está siendo especialmente duro en las últimas horas. En una entrevista con una radio húngara este viernes ha calificado la propuesta de la Comisión Europea de “bomba nuclear” para la economía del país. Y sus críticas al paquete han ido más allá de la cuestión del veto al petróleo ruso.

El conjunto de medidas incluye otras sanciones, como la desconexión del mayor banco ruso, Sberbank, del sistema de comunicaciones financieras SWIFT, o la prohibición de nuevos canales y medios de comunicación estatales rusos que difunden propaganda del Kremlin. Pero a lo que se opone el primer ministro húngaro es a la inclusión en la lista de personas sancionadas, que sufren una congelación de sus activos en suelo europeo y una prohibición de viaje a la Unión, del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, que ha apoyado en todo momento la sangrienta invasión rusa de Ucrania. En esa lista de sancionados también se encontraría por ejemplo el coronel Azatbek Asanbekovich Omurbekov, al que la Unión Europea hace responsable de la masacre de Bucha.

La negativa de Hungría pero también las reservas de otros Estados miembros han hecho que la Unión Europea no haya podido acordar todavía el sexto paquete de sanciones contra Rusia por la invasión lanzada el pasado 24 de febrero contra Ucrania. Se trata del paquete más delicado hasta el momento, al incluir un veto progresivo al petróleo ruso, del que algunas capitales son muy dependientes pero que es también uno de los principales pilares de la economía de Rusia.

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