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Los Veintisiete superan el veto chipriota y acuerdan sanciones contra Bielorrusia
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TAMBIÉN CIERRAN UN ACUERDO SOBRE TURQUÍA

Los Veintisiete superan el veto chipriota y acuerdan sanciones contra Bielorrusia

Los líderes europeos se han enzarzado en un largo pulso para deshacer un nudo que está bloqueando la acción exterior de la UE, con vetos que afectan a Bielorrusia, Turquía y Chipre

Foto: Charles Michel, presidente del Consejo. (Reuters)
Charles Michel, presidente del Consejo. (Reuters)

Los líderes europeos se han enzarzado este jueves por la tarde en un largo pulso para intentar deshacer un nudo que estaba bloqueando la acción exterior de la Unión Europea. Una ecuación difícil de intereses y vetos cruzados que afecta a Bielorrusia, Turquía y Chipre. Finalmente los Veintisiete han acordado utilizar, una en cada mano, dos armas distintas en política exterior. Una, que busca ser dura y tener consecuencias directas, apunta hacia Bielorrusia, con el acuerdo para imponer sanciones. La otra, a modo de amenaza, está dirigida a Turquía, con la que se adopta una línea más dura pero si sigue apostando por el diálogo. Y las dos muestran las limitaciones europeas cuando se trata de tomar decisiones rápidas en política exterior.

La Unión lleva desde agosto pendiente de unas sanciones contra Bielorrusia por la represión que está sufriendo la sociedad civil tras explotar una oleada de protestas después de un fraude electoral que volvió a coronar a Aleksandr Lukashenko como presidente con el 80% de los votos, un resultado no reconocido por los Veintisiete. En una reunión informal de ministros de Exteriores en Alemania a finales de agosto acordaron imponer sanciones, pero estas nunca han llegado a activarse y el asunto ha tenido que acabar en manos de los líderes.

Foto: El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko. (EFE)

¿La razón? Tiene que ver con el segundo asunto en el menú: Turquía. Ankara lleva muchos meses tensando la cuerda con Grecia y Chipre con exploraciones petrolíferas y gasísticas en aguas griegas y chipriotas. Nicosia ha estado bloqueando las sanciones contra Minsk con el objetivo de que se tomaran medidas similares contra Turquía, y mientras tanto Atenas y Ankara han vivido momentos de mucha tensión en el mar Egeo. La política exterior de la Unión requieren de unanimidad, y el Gobierno chipriota la ha estado usando para intentar subir el asunto de las tensiones con Ankara a lo alto de la tabla de prioridades exteriores de la Unión. Si se quería lograr desbloquear las sanciones contra Lukashenko, había que buscar una fórmula para Turquía que contentara a Nicosia.

Finalmente, y tras muchas horas de negociación, se ha logrado encontrar dicha fórmula. En las conclusiones con las que los líderes han estado trabajando se llama a adoptar medidas contra Bielorrusia “sin demora”. Pero esa frase, que se ha ido endureciendo en los sucesivos borradores de conclusiones que se han ido filtrando los últimos días, no ha aparecido sin que Chipre volviera a vincular las acciones contra Minsk con la necesidad de tomar medidas similares contra Ankara. Y de hecho la cumbre se ha adentrado en la noche con el bloqueo chipriota y el mantenimiento del lazo entre ambos casos, lo que hace que siga subiendo el volumen de los que solicitan el fin de la unanimidad en política exterior.

Foto: Manifestación en Minsk (EFE)

Sin embargo Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ha mantenido durante los últimos días su defensa de la unanimidad como una estrategia que ayuda a dar fuerza a la acción exterior de la Unión Europea al mostrar la unidad de los Veintisiete en un determinado asunto. El problema es que más que la unidad, suele ser visto como una muestra de división y de la falta de acción. Ya se vio recientemente con el caso del reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, y la situación de Bielorrusia lo confirma una vez más.

placeholder Michel, presidente del Consejo, charla con la canciller alemana Angela Merkel. (Reuters)
Michel, presidente del Consejo, charla con la canciller alemana Angela Merkel. (Reuters)

Diálogo y amenazas para Turquía

Chipre no ha estado dispuesta a dar a torcer su brazo: son necesarias acciones contra el régimen de Recept Tayyip Erdogan, y de manera urgente. Nicos Anastasiades, presidente chipriota, lleva muchos Consejos Europeos elevando el asunto a debate, buscando una y otra vez que el resto de los líderes europeos se impliquen con el asunto. Pero la tensión en las últimas semanas, y también en el encuentro de este jueves, muestran que Chipre ha puesto nervioso al resto del club: está frenando la acción exterior de la Unión, que requiere de unanimidad. Y precisamente haciendo uso de ella, Nicosia está logrando que otras capitales empiecen a ser más vocales y más agresivas en su llamamiento a cambiar las normas para tomar decisiones en exteriores por mayoría cualificada.

El problema es que la Unión Europea no quiere y no puede tener la misma estrategia con ambos países, y eso ha complicado la resolución del problema. La ecuación era complicada: había que arropar a Chipre, pero al mismo tiempo Turquía es un socio prioritario para la Unión, miembro de la OTAN y con quien se tiene un acuerdo migratorio clave para el club. “Vamos a ver hasta qué punto podemos enlazar mantener los puentes de diálogo bien abiertos y al mismo tiempo expresar con hechos nuestra solidaridad con los estados miembros. Hay una línea delicada en la que tenemos que tener en cuenta que hay muchísimos intereses”, señalaba este miércoles una fuente diplomática.

Foto: El barco de investigación turco Oruc Reis en el Mediterráneo escoltado por varios barcos militares. (Reuters)

Al poco de comenzar la cumbre, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, anunciaba el inicio del mecanismo de desescalada militar entre Turquía y Grecia, algo que debía ayudar a que las aguas se calmaran, y fuera más fácil navegar durante la reunión y convencer a Nicosia de apoyar las sanciones a Bielorrusia y mantener vías de diálogo con Ankara. Pero la fórmula no terminó de convencer a la delegación chipriota. Sí, se han relajado las tensiones entre el Gobierno griego y el turco, pero no así con Chipre, que en el último momento se ha encontrado sola frente al resto de los Estados miembros, y ha centrado su mensaje en la necesidad de que el resto del club apoye a Nicosia. Han sido horas difíciles, pero que ha sido capaz de arrancar una línea más dura de los Veintisiete respecto a Ankara, amenazando con utilizar "todas las herramientas disponibles", según ha explicado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que ha pedido a Turquía que apueste por la vía del diálogo: "Es mejor tener una agenda constructiva juntos".

Michel ha descrito la estrategia como una doble vía: la Unión Europea quiere desarrollar una "agenda positiva" con Ankara, pero si mantiene la violación del derecho internacional y las acciones unilaterales, entonces los socios están "listos para utilizar todas las herramientas", y eso incluiría la amenaza de sanciones. Von der Leyen ha sido también clara: "que Turquía detenga sus acciones unilaterales e ilegales" es "una condición previa para una agenda positiva a largo plazo". Sebastian Kurz, canciller de Austria, ha señalado al finalizar el encuentro que la UE ha puesto sobre la mesa "una clara amenaza de sanciones contra Turquía".

Tanto en Atenas como en Nicosia se cree que es Alemania la que, por intereses particulares, busca alejar cualquier tipo de amenaza de sanciones a Turquía. Y es cierto que Berlín lidera esa posición, pero en ella se encuentran también otros países, entre ellos España. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha explicado a su llegada al encuentro que el Ejecutivo español se siente especialmente involucrado en este asunto como Estado miembro mediterráneo, y desde la delegación española se ha insistido en que Sánchez ha apostado por una fórmula basada en el diálogo con Ankara.

placeholder Michel charla con el presidente chipriota antes del Consejo Europeo. (Reuters)
Michel charla con el presidente chipriota antes del Consejo Europeo. (Reuters)

Los líderes tenían otros asuntos en la agenda, entre otros puntos la relación con China, a la que la Unión Europea le pide cada vez con más insistencia que se "reequilibre" la relación, algo que los jefes de Estado y de Gobierno pretendían hacer de nuevo este jueves. Sin embargo, Michel ha decidido cambiar el orden de la agenda, adelantando el asunto de las sanciones a Bielorrusia y la situación con Turquía, sabiendo que sería un debate largo y difícil, como al final ha acabado ocurriendo, con varios borradores e ideas corriendo por los pasillos del Edificio Europa de Bruselas. Finalmente el asunto de las relaciones con china se ha abordado de manera muy superficial y sin debate.

Durante la cena los líderes han abordado la escalada de violencia entre Armenia y Azerbayán por la región de Nagorno Karabaj, y también el envenenamiento del líder opositor ruso Alexei Navalny. Respecto al primer punto, en su entrada al Consejo Europeo el líder francés Emmanuel Macron ha acusado a Turquía de estar permitiendo el paso de yihadistas de Siria a la región de Nagorno Karabaj, algo que, de confirmarse "cambia la situación" según el líder galo.

Los líderes europeos se han enzarzado este jueves por la tarde en un largo pulso para intentar deshacer un nudo que estaba bloqueando la acción exterior de la Unión Europea. Una ecuación difícil de intereses y vetos cruzados que afecta a Bielorrusia, Turquía y Chipre. Finalmente los Veintisiete han acordado utilizar, una en cada mano, dos armas distintas en política exterior. Una, que busca ser dura y tener consecuencias directas, apunta hacia Bielorrusia, con el acuerdo para imponer sanciones. La otra, a modo de amenaza, está dirigida a Turquía, con la que se adopta una línea más dura pero si sigue apostando por el diálogo. Y las dos muestran las limitaciones europeas cuando se trata de tomar decisiones rápidas en política exterior.

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