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La ultraderecha alemana logra un resultado histórico en el Este pero no podrá gobernar
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RESULTADOS HISTÓRICOS

La ultraderecha alemana logra un resultado histórico en el Este pero no podrá gobernar

Conservadores y socialdemócratas encajan grandes pérdidas pero podrán mantener sus feudos recurriendo a complejos tripartitos, algunos contra natura

Foto: Diputados de la ultraderechista AfD celebrando los resultados en Sajonia. (Reuters)
Diputados de la ultraderechista AfD celebrando los resultados en Sajonia. (Reuters)

La ultraderecha ha dado el campanazo en el este de Alemania. Ha obtenido sus mejores resultados históricos en unas elecciones regionales al quedar como segunda fuerza, con uno de cada cuatro votos, en los comicios celebrados este domingo en Sajonia y Brandeburgo. Los conservadores y los socialdemócratas, respectivamente, consiguen aguantar como fuerzas más votadas en ambos Länder, pero encajando fuertes pérdidas. Las negociaciones para formar un gobierno de coalición con una mayoría sólida van a provocar más de un dolor de cabeza por la decisión unánime de todos los partidos de no hablar con los radicales de Alternativa para Alemania (AfD). Y habrá que ver si las réplicas de este terremoto no alcanzan a Berlín.

Según las estimaciones de la televisión pública ARD a las ocho de la tarde, Sajonia seguiría liderada -como lo lleva siendo desde que se celebran elecciones democráticas- por la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, que obtendría el 32,3 por ciento de los votos. En segundo lugar quedaría AfD (27,8%), La Izquierda (10,1%), Los Verdes (8,4%) y el Partido Socialdemócrata (SPD) (7,8%). En Brandeburgo, las estimaciones de la ARD a esa misma hora ponían en cabeza al SPD -que también gobierna de forma continua este Land desde que cayó el muro- con el 26,1 por ciento de los sufragios. Le seguirían, por este orden, AfD (23,7%), CDU (15,7%), La Izquierda (10,7%), Los Verdes (10,6%) y Los Electores Libres (5%).

Foto: Los Verdes. (Reuters)

Con estos resultados sobre la mesa pueden rápidamente extraerse algunas conclusiones. Y muchos matices. AfD son los grandes triunfadores de la noche, aunque la ultraderecha no va a ver sus votos convertidos en cuota de poder. Los ecologistas, por su parte, han logrado subir, pero no todo lo que se esperaba de ellos. Aunque su modesto repunte puede tener una gran repercusión si, como parece, entran en los gobiernos de coalición de Sajonia y Brandeburgo. Eso significa, sin embargo, que los ecologistas tendrán que adoptar compromisos a izquierda y derecha.

La gran coalición de los dos grandes partidos tradicionales, el SPD y la CDU sigue sufriendo, cediendo votos cada vez que se llama a las urnas. Pero demostrando una increíble mala salud de hierro. La aritmética dice que se podrán mantener las coaliciones vigentes hasta la fecha en los dos estados federados, pero incluyendo a Los Verdes. Así en Sajonia se podría formar un Ejecutivo con el SPD, la CDU y Los Verdes; mientras que en Brandeburgo podría gobernar un tripartito de izquierdas, con SPD, La Izquierda y Los Verdes.

Éxito de la ultraderecha

Los resultados son, sin duda, un éxito incontestable para AfD. Son los grandes triunfadores de la noche. Los ultraderechistas estaban ya en ambos parlamentos regionales desde las elecciones previas, pero ahora han multiplicado sus apoyos. Avanzan 18 puntos porcentuales en Sajonia con respecto a los comicios regionales anteriores. En Brandeburgo el rebote es de 11,5 puntos. No han logrado la victoria en ninguno de los dos Länder -como alguna encuesta había llegado a apuntar- pero en la formación ultra tenían razones este domingo para sentirse satisfechos.

"No se va a poder hacer más política esquivándonos. Hemos venido para quedarnos", aseguró el líder de AfD en Brandeburgo, Andreas Kalbitz. Con uno de cada cuatro votos en los dos estados -y los que esperan obtener este octubre en Turingia, donde los sondeos les otorgan un respaldo similar- AfD demuestra que es un partido más que consolidado en el este de Alemania. Una fuerza mayoritaria.

Foto: Supporter of far-right identitarian movement stands on the roof during rhe demonstration in halle

Su fortaleza en el este contrasta sin embargo con los resultados más discretos que obtienen en el resto del país. La media nacional en los últimos sondeos les sitúa entre el 12 y el 15% de los votos. Y esto es así por su pujanza en el este. Porque en algunos estados federados occidentales no llegan a una tasa de apoyo de dos dígitos. Esto matiza mucho su éxito en el este (que supone menos del 20 por ciento de la población total) y subraya que, en el fondo, AfD está mucho más cerca de convertirse en una suerte de partido regional de la antigua República Democrática Alemana (RDA) -como apuntan varios expertos- que en una fuerza determinante a nivel federal.

Su éxito en el este puede convertirse además en un caramelo envenenado. Porque en estos estados federados ganan tirando de su discurso más radical, islamófobo y nacionalista. En consecuencia, tendría sentido que su ala más extremista (Flügel), que proviene del este y está personalmente cosechando estos triunfos, tratase -como ya ha amagado- de hacerse con el poder en el próximo congreso nacional, previsto para diciembre. Sus diferencias son evidentes con la actual dirección (que combina radicales y perfiles más moderados). El éxito del sector más ultra -el más identificado con grupos neonazis- podría alejar a parte de su electorado, el clasificable como ultraconservador, pero no xenófobo.

El cordón sanitario se mantiene

El éxito de AfD no va a tener su reflejo en el reparto del pastel del poder regional en Brandeburgo y Sajonia. Todos los partidos, incluso la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel han subrayado que no van a pactar con la ultraderecha, que el cordón sanitario que se levantó alrededor de AfD en 2014 se mantiene intacto. Algunos cargos medios de los conservadores han sugerido que se podría llegar a entendimientos puntuales para asegurar la estabilidad, pero desde la central en Berlín se les ha desautorizado. Merkel no quiere ni oír hablar de una posible colaboración. En ningún nivel de gobierno. Entrañe lo que entrañe.

Lo que no está tan claro es qué sucederá una vez que Merkel abandone la Cancillería, como máximo en 2021. Para Kalbitz "es cuestión de tiempo" que la CDU, con tal de conservar el poder en sus feudos regionales, llegue a acuerdos con su partido. Y esas alianzas, prosigue, comenzarán a firmarse en el este del país, donde la formación ultra tiene un notable respaldo social, como demuestran estas elecciones, y las bases de uno y otro partido no distan tanto ideológicamente.

Foto: Ursula von der Leyen con Merkel en un acto. (EFE)

Mientras tanto, el cordón sanitario va a precisar de tripartitos en Brandeburgo y Sajonia para reeditarse. En Brandeburgo podrá explorarse la fórmula que ya funciona por ejemplo en la ciudad-estado de Berlín, una alianza de todas las izquierdas con los socialdemócratas a la cabeza. En Sajonia van a ser necesarios extraños compañeros de cama. Porque al veto a AfD de los conservadores se suma su negativa a hablar con La Izquierda. A falta de otra suma posible la CDU deberá entenderse con SPD y Los Verdes. El hecho de que ambos Länder contengan además zonas mineras va a dificultar aún más la incorporación a los Ejecutivos de los ecologistas.

Nada parece sencillo, aunque las demás fuerzas están preparadas para casi todo con tal de contener a la ultraderecha. El problema es que las coaliciones contra natura erosionan al sistema democrático, llevan al escepticismo y a la abstención. Son difíciles de explicar. Además, dan metralla a quienes, como AfD, acusan a las élites políticas de Berlín de querer perpetuarse en el poder. A toda costa.

¿Y los Verdes?

Los Verdes son la segunda formación que más ha subido con respecto a las anteriores regionales. Pero han quedado por debajo de las expectativas y no han conseguido mantener el optimismo generado por los comicios previos (en los Länder occidentales de Hesse y Baviera en 2018 y en las pasadas europeas), donde cosecharon un éxito tras otros y se empezó a hablar de una "ola verde".

El este de Alemania se les sigue atascando mientras en las encuestas a nivel federal son segundos en intención de voto, en el entorno del 20 por ciento. Este "muro" aún no ha caído, con lo que se resiste su sueño de un canciller verde.

Sin embargo, estos resultados pueden ser claras consecuencias positivas para los ecologistas en términos de cuota de poder. La primera y fundamental es que es muy probable que Los Verdes acaben integrándose en los dos gobiernos regionales. Si finalmente lo logran, el partido estaría presente en el gabinete de 11 de los 16 estados federados del país, al igual que la CDU de Merkel. Sólo los socialdemócratas están en más, en 13. Esto no es un simple dato estadístico. Tiene una gran relevancia a nivel federal. Con un Bundesrat que es verdaderamente una cámara de representación territorial, Los Verdes van a tener ocasión de bloquear muchas leyes que tengan que ver con las competencias de los Länder (que son las que debe aprobar esta sede del legislativo), algo que incluye gran parte de las decisiones financieras.

¿Harakiri de la Gran Coalición?

Los grandes perdedores de la jornada son, sin duda, los dos grandes partidos. La CDU y el SPD, que desde la reunificación llevaban gobernando sin interrupcciones Sajonia y Brandeburgo, respectivamente. Los conservadores han perdido más de siete puntos porcentuales en cada una de las dos elecciones y los socialdemócratas 4,6 en Sajonia y 5,8 en Brandeburgo. Su descalabro, que viene sumarse a los batacazos que han sufrido, sin excepción, desde las generales de 2017 (donde ambos registraron sus peores resultados desde la II Guerra Mundial), son un nuevo clavo más en el ataúd de la gran coalición, la maltrecha y malavenida alianza que ambos sostienen en el Gobierno federal.

Ninguno de los dos tiene incentivos para romper su acuerdo en Berlín. Los conservadores están en medio de una problemática transición del poder, de Merkel a su nueva presidenta, Annegret Kramp-Karrenbauer, que no está consolidada ni interna ni externamente y la sucesora no pierde ocasión de dispararse en el pie con polémicas estériles, salidas de tono y gazapos. El SPD no está mejor, con una terna temporal dirigiendo el partido tras la dimisión de su última presidenta, Andrea Nahles. Pero el hundimiento en las encuestas y los malos resultados electorales pueden llevar a cualquiera de las partes, especialmente a los socialdemócratas, a una decisión desesperada. Y a adelantar elecciones.

La ultraderecha ha dado el campanazo en el este de Alemania. Ha obtenido sus mejores resultados históricos en unas elecciones regionales al quedar como segunda fuerza, con uno de cada cuatro votos, en los comicios celebrados este domingo en Sajonia y Brandeburgo. Los conservadores y los socialdemócratas, respectivamente, consiguen aguantar como fuerzas más votadas en ambos Länder, pero encajando fuertes pérdidas. Las negociaciones para formar un gobierno de coalición con una mayoría sólida van a provocar más de un dolor de cabeza por la decisión unánime de todos los partidos de no hablar con los radicales de Alternativa para Alemania (AfD). Y habrá que ver si las réplicas de este terremoto no alcanzan a Berlín.

Angela Merkel Alternativa para Alemania