Es noticia
La guía "antiturística" perfecta para escapar de las hordas de visitantes en Ámsterdam
  1. Mundo
  2. Europa
ASFIXIADA CON 7 MILLONES DE TURISTAS

La guía "antiturística" perfecta para escapar de las hordas de visitantes en Ámsterdam

No ser el típico turista y aportar algo a la ciudad son las claves de esta peculiar guía

Foto: "Bicicletas no para los turistas" en Ámsterdam. (Reuters)
"Bicicletas no para los turistas" en Ámsterdam. (Reuters)

Darse un paseo por los canales de Ámsterdam en una de las barcazas que una vez navegaron por el Mediterráneo desbordadas de inmigrantes. Casarse en una boda 'vintage' con un residente de Ámsterdam dispuesto a enseñar a su turista y pareja temporal los secretos de la ciudad durante 24 horas. O montar un picnic para hacer amigos holandeses y acercarse a la cultura local. Estas son algunas de las ingeniosas propuestas en la 'Untourist Guide to Amsterdam', una guía anti-turística con actividades de pago o gratuitas, destinadas a aliviar el corazón de la capital holandesa con opciones alternativas al Barrio Rojo, los 'coffeeshops', Rembrandt y Van Gogh.

Esta idea de reinventar el turismo en Países Bajos solo tiene un par de meses, pero los 'Untourist Amsterdam' ya han conseguido sumar a cientos de personas a este movimiento para ayudar a frenar la masificación de la ciudad. El año pasado, más de 18 millones de turistas visitaron Ámsterdam, urbe que cuenta con menos de un millón de habitantes que se sienten asfixiados por una industria en auge, que amenaza con alcanzar los 42 millones de visitantes en 2030.

Foto: Barrio Rojo de Ámsterdam. (Reuters)

El turismo barato, juvenil y fiestero de la noche de Ámsterdam está destrozando la ciudad y la vida de sus residentes. La capital holandesa "pierde su esencia", como no dejan de repetir sus habitantes, quienes cada vez más huyen a las ciudades vecinas como Utrecht o Haarlem, en busca de seguridad y sobre todo tranquilidad. El ayuntamiento todavía estudia cómo atajar el problema y para ello incluso está pensando quitarse del medio a su principal causante: el Barrio Rojo, el corazón de la industria de la prostitución en Holanda.

Ámsterdam, asfixiada

"El objetivo de nuestro movimiento es que los turistas no sean pasivos ante lo que vean, sino que aporten algo de forma activa a la ciudad y a su gente, y ¡por qué no! hacer del mundo un lugar mejor", explica la emprendedora social Elena Simons, una de las fundadoras de esta iniciativa que ha arrasado hasta en Lonely Planet. La idea viene de “un ataque de locura” por cambiar las cosas, dice. "La ciudad está muy ocupada, la gente está todo el día quejándose, incómoda, molesta, y creímos que se podía sacar algo positivo de esto: hay gente de todo el mundo que viene aquí con tiempo libre, ganas de ver cosas y energía para descubrir. Queremos sacar provecho de ello", defiende esta 'amsterdamer'.

"La ciudad está muy ocupada, la gente está todo el día quejándose, incómoda, molesta, y creímos que se podía sacar algo positivo de esto"

La situación de la capital de Países Bajos es tan grave que ha llevado ya a la agencia Amsterdam&Partners, -a la que, en parte, se debe la fama turística que se ha ganado la ciudad- a dejar de promocionar Ámsterdam y a poner fin a su campaña para atraer visitantes.

El famoso letrero que rezaba 'IAmsterdam', el símbolo de esa campaña, ya ha desaparecido del parque situado frente al Rijksmuseum. Era el lugar tradicional donde todo turista se tomaba su foto de postal. El ayuntamiento también ha prohibido los recorridos turísticos por el Barrio Rojo, y ha obligado a echar el cierre al mercado flotante de flores más antiguo de la ciudad, otra de las paradas obligatorias hasta hace unos meses.

Planes alternativos

Por eso los 'amsterdamers' tienen planes diferentes para los turistas. Por ejemplo, por la módica cantidad de 100 euros se casan con uno. En una ceremonia peculiar en el local 'Wed and Wal' de la zona De Pijp se organiza una boda con flores, vestido, anillos y champán incluidos con el residente del mes, desde un refugiado de Uganda con mucho pasado que contar hasta un residente ansioso por compartir una cerveza con alguien "que no sea el típico turista". Después de bailar, brindar y hacerse fotos, la pareja parte en bicicleta a conocer Ámsterdam.

Otras actividades incluyen también llevarlos a una oficina céntrica donde coincidieron nazis, comunistas y judíos en una misma época, a mediados del siglo pasado, o escuchar historias como la de un refugiado que peleó contra la burocracia del sistema de inmigración holandés, mientras picotean aceitunas en un barco de contrabandistas que en algún momento navegó por el Mediterráneo. "Tenemos tres barcos, el más grande es Mr. Friday, que hizo en 2014 el trayecto Egipto-Italia con 250 personas a bordo, y el más pequeño es Hadir, que fue de Túnez a Italia con 87 personas", detalla Mo Al Masri, capitán del barco, durante un tour por un canal cercano a la Estación Central de Ámsterdam.

Mo es sirio, tiene 27 años y llegó a Europa en 2015 precisamente en uno de esos barcos, huyendo del horror de la guerra en su país de origen. Cuenta su historia intercalando alguna que otra broma sobre aquel terrorífico viaje en el que él tuvo que tomar el mando, una vez en medio del mar. "Estoy fascinado con esta ciudad", cuenta, mientras orienta la barca para esquivar un barco turístico lleno de visitantes con cámaras colgadas al cuello.

Foto: Varias personas ante la habitación de una prostituta, en el Barrio Rojo de Ámsterdam. (Reuters)

Un día, al ver tantas embarcaciones abandonadas y acumuladas en Lampedusa, él ofreció a un empresario holandés darles una segunda vida: cuentacuentos de historias de inmigrantes. La alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, y el de la isla siciliana, Totó Martello, apoyaron la idea y permitir el traslado de los barcos a los Países Bajos.

Un tour con Mo es una de las actividades que aparecen en el librito de color rojo elaborado por 'Untourist Ámsterdam', que en muy pocas páginas ofrece con humor y mucha ironía planes que pueden dar para varios días en la capital. "El cambio con una sonrisa" es el lema de este movimiento que nació en junio con dos personas con ganas de cambiar las cosas, y que ya cuenta con más de 200 emprendedores sociales, organizaciones sin fines de lucro, guías de ciudades alternativas, hoteles, hostales y actividades pioneras. "Invitamos a los visitantes a que abandonen los caminos trillados y contribuyan de manera positiva a la ciudad, a su gente y al mundo en general", añade el estratega Eelko Hamer, parte del movimiento desde su fundación, que cifra en un millón los (ya no tan) turistas que podrían animarse a estas actividades.

¿Puedes influir en tu entorno?

Elena y Eelko, coescritores de la guía anti-turística, se han recorrido con El Confidencial algunas de las actividades para mostrar que una ciudad acogedora como Ámsterdam puede dar mucho de sí, más allá de lo conocido por todos. "Hay mucho más. Está el niño que quiere quedarse con la galleta que viene con el café de su padre, los inmigrantes que cocinan tu almuerzo en un barrio del centro, la madre soltera que no ha tenido una sesión de risas desde hace tiempo, el granjero urbano que planta lechugas en un suelo rico en gusanos, el chico que repara el freno de una bicicleta, el residente del Barrio Rojo pisando un montón de basura a las puertas de su casa... Y estas tú, aquí, ahora mismo, lo que te hace parte de Ámsterdam: ¿cómo puede tu presencia marcar una diferencia?", se puede leer en el librito.

¿Por qué visitar en masa la cervecería Heineken, si también puedes embotellar tu propia cerveza en De Prael con personas con discapacidad?

Ambos 'amsterdamers' subrayan la "negatividad" de los residentes hacia los turistas. Las trabajadoras sexuales se quejan del acoso de los visitantes que las tratan "como monos de feria", denuncian ellas, puesto que la gente acude a fotografiarlas, reírse de ellas o asustarlas, sin intención de usar o pagar por sus servicios.

¿Por qué visitar en masa la cervecería holandesa Heineken, si también puedes embotellar tu propia cerveza en De Prael, donde trabajan personas con discapacidad y problemas psicológicos? ¿Por qué comprar recuerdos chinos con el logotipo de Ámsterdam en cualquier puesto, si es más interesante recolectar basura por el distrito de la prostitución o en los canales, entregarla en la tienda 'Upcycle' en el Barrio Rojo, y que te enseñen a hacer un recuerdo original que puedas llevarte a casa?

Darse un paseo por los canales de Ámsterdam en una de las barcazas que una vez navegaron por el Mediterráneo desbordadas de inmigrantes. Casarse en una boda 'vintage' con un residente de Ámsterdam dispuesto a enseñar a su turista y pareja temporal los secretos de la ciudad durante 24 horas. O montar un picnic para hacer amigos holandeses y acercarse a la cultura local. Estas son algunas de las ingeniosas propuestas en la 'Untourist Guide to Amsterdam', una guía anti-turística con actividades de pago o gratuitas, destinadas a aliviar el corazón de la capital holandesa con opciones alternativas al Barrio Rojo, los 'coffeeshops', Rembrandt y Van Gogh.

Ámsterdam