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¿Por 'convicción moral'? Las siete razones de Sánchez para reconocer Palestina como Estado
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En el Consejo de Ministros del 28 de mayo

¿Por 'convicción moral'? Las siete razones de Sánchez para reconocer Palestina como Estado

El presidente español adquiere protagonismo y demuestra su capacidad de movilizar a parte de la UE, pero no desempeñará ningún papel en la búsqueda de una solución al conflicto

Foto: Un hombre ondea una bandera palestina frente al Congreso de los Diputados el pasado mes de noviembre. (Getty Images/David Canales)
Un hombre ondea una bandera palestina frente al Congreso de los Diputados el pasado mes de noviembre. (Getty Images/David Canales)
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El jefe del Gobierno español ha dado el paso de reconocer a Palestina como Estado pero ha perdido, al mismo tiempo, cualquier posibilidad de jugar un papel en una hipotética solución del sempiterno conflicto palestino-israelí, a diferencia de lo que sí logró Felipe González en 1991. Ese año Madrid acogió la Conferencia de Paz que propició en 1993 los acuerdos de Oslo.

Sánchez está convencido, junto con buena parte de las cancillerías europeas, de que al actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, le queda poco tiempo en el poder una vez acabada la invasión de Gaza. A partir de entonces, la relación de España con Israel debería ser más distendida.

No está claro que el resultado de esta apuesta del presidente sea el esperado. El laborismo está en horas bajas en Israel, donde la sociedad es cada vez más conservadora e intransigente. Se inclina mayoritariamente por partidos muy de derechas o religiosos que resultarían vencedores en caso de elecciones. Previstas para octubre de 2026, se celebrarán probablemente mucho antes.

Siete son básicamente las razones que han impulsado a Sánchez a anunciar este miércoles, ante el Congreso, que España reconocerá a Palestina como Estado en el Consejo de Ministros que se celebrará el 28 de mayo.

Foto: Marcha en defensa de Palestina en Madrid. (EFE/Victor Lerena)

1. El presidente ha evocado su "convicción moral" porque esa decisión lleva a España por el "único camino" que puede conducir a la paz entre palestinos e israelíes. El conjunto de los países occidentales son partidarios de la creación de un Estado palestino que conviva en paz y seguridad con Israel, pero muchos de ellos, como Estados Unidos o Alemania, consideran que hacerlo ahora es precipitado.

Debe ser fruto de una negociación entre las dos partes que, por ahora, Israel no está dispuesto a iniciar. Por ahora, se conforman con reconocer a la Autoridad Palestina, no como un Estado, sino como una institución autónoma que administra parte de Cisjordania.

2. El reconocimiento del Estado palestino figura en el programa electoral del PSOE y los socialistas lo impulsaron en varias ocasiones. En 2014, por ejemplo, presentaron en el Congreso una Proposición no de Ley instando al Gobierno de Mariano Rajoy a tomar esa iniciativa. PSOE y Partido Popular pactaron entonces un texto común que fue aprobado por una abrumadora mayoría del Congreso. El PP introdujo varias enmiendas que supeditaban ese reconocimiento al cumplimiento de determinadas condiciones. En opinión de su actual líder, Alberto Nuñez Feijóo, no se cumplen y por eso rehúsa apoyar a Sánchez.

Una mayoría de los españoles apoya el reconocimiento de Palestina

3. El 78% de la población española es partidaria de un rápido reconocimiento del Estado palestino, según el último barómetro, publicado el 17 de mayo, del Real Instituto Elcano, el principal think-tank español en materia de política exterior. La decisión de Sánchez es por tanto bien vista por la opinión pública cuando solo faltan algo más de dos semanas para que se celebren las elecciones al Parlamento Europeo.

4. Cuando el Gobierno de coalición se divide, como sucedió el martes con la Proposición de Ley contra el proxenetismo o, este jueves, con la ley del suelo, Palestina brinda la ocasión de cerrar filas bajo el liderazgo socialista. Algunos socios del PSOE, sobre todo Podemos, desean que Sánchez vaya más allá y rompa relaciones con Israel. La diplomacia española ha sido desde octubre la más activa de la UE en apoyo a los palestinos y la más crítica con Israel.

Sánchez, el más popular

5. El presidente Sánchez ha demostrado tener una cierta capacidad liderazgo en la UE en un asunto que, a diferencia, por ejemplo, de los fondos de reconstrucción, no va a reportar un beneficio directo a España. Ha coordinado su iniciativa con Irlanda y, fuera de la UE, con Noruega. En las próximas semanas se constatará que su capacidad de arrastre va más allá. El primer ministro esloveno, Robert Golob, anunció que él también dará ese paso a mediados de junio.

6. La decisión española ha incomodado a otros socios europeos, pero sin suscitar condenas ni reproches. Reconocer a Palestina no coloca a Sánchez al margen de la comunidad de naciones occidentales. Hasta el martes pasado 143 de los 193 miembros de Naciones Unidas ya habían reconocido a Palestina. Un tercio de los 27 Estados miembros de la UE también lo habían hecho, aunque solo uno (Suecia) lo hizo después de ingresar en el "club europeo".

Foto: La embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, en una imagen de archivo. (Europa Press/A. Pérez Meca)

El primer ministro belga, Alexander de Croo, se vio obligado este miércoles a explicar ante la prensa por qué su Gobierno no secunda a España. El presidente Emmanuel Macron afirmó en varias ocasiones que para Francia "no era un tabú" reconocer a Palestina. Hasta el británico David Cameron dejó caer que el reconocimiento oficial se podría producir tras la proclamación de un alto el fuego permanente en Gaza. Para entonces es probable que, tras las elecciones del 4 de julio, estén los laboristas en el Gobierno.

7. Pedro Sánchez se ha convertido en el político occidental más popular en el mundo islámico. Los gritos de "Viva España", coreados por medio centenar de palestinos en abril, durante su última visita a Oslo, son reveladores del entusiasmo que suscita su figura. La prensa árabe le elogia y en Moncloa se acumulan las peticiones de entrevistas. Hasta los gobernantes más conservadores le aprecian porque constatan sus esfuerzos por movilizar a Europa en la búsqueda de una solución a un problema que les preocupa y que, temen, puede desatar la ira de la calle.

Esta buena imagen fuera de España ya le sirvió para ser elegido, en noviembre de 2022, presidente de la Internacional Socialista, una organización que ha perdido peso. Quizás en el futuro le sea útil para desarrollar una carrera internacional con la que siempre soñó desde que hace un cuarto de siglo estuvo destinado en el gabinete de Carlos Westendorp, entonces Alto Representante de la UE en Bosnia-Herzegovina.

El jefe del Gobierno español ha dado el paso de reconocer a Palestina como Estado pero ha perdido, al mismo tiempo, cualquier posibilidad de jugar un papel en una hipotética solución del sempiterno conflicto palestino-israelí, a diferencia de lo que sí logró Felipe González en 1991. Ese año Madrid acogió la Conferencia de Paz que propició en 1993 los acuerdos de Oslo.

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