Es noticia
Ramadán del hambre en Gaza: "¿Cuántos cafés vas a tomar con el dinero de contar nuestra tragedia?"
  1. Mundo
La alegría de comer un huevo

Ramadán del hambre en Gaza: "¿Cuántos cafés vas a tomar con el dinero de contar nuestra tragedia?"

Primer día de ayuno del mes de Ramadán para los musulmanes de muchos lugares del mundo, incluyendo Gaza, donde el hambre no es un sacrificio por la fe, sino más bien como una condena

Foto: Palestinos con sacos de harina entregada por la escasa ayuda humanitaria. (Reuters/Kosay Al Nemer)
Palestinos con sacos de harina entregada por la escasa ayuda humanitaria. (Reuters/Kosay Al Nemer)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

“Cuando mis dos hijos estaban vivos, no podía dormir pensando en su hambre y su sed”, relata Alaa A, un patólogo en Gaza. “Murieron la semana pasada en un ataque aéreo israelí. Que Alá tenga piedad de sus almas. Como padre, me es más fácil aceptar su muerte violenta que verlos morir de hambre en mis brazos sin poder hacer nada”. En 2018, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estableció, mediante la Resolución 2417, la prohibición del uso del hambre como táctica bélica.

También critica el bloqueo al acceso de ayuda humanitaria y la obstrucción a la entrega de auxilio. Destaca la necesidad de proteger las instalaciones clave para la ayuda humanitaria y la producción de alimentos. ¿Cómo se aplica esta prohibición en la Gaza asediada? Las víctimas de los continuos ataques israelíes en Gaza aumentan cada día, incluyendo ahora a aquellos que mueren de hambre y sed. Según el World Food Program (WFP) de la ONU, ya son 15 los niños fallecidos por desnutrición.

Refaat Alathamna, médico con doble ciudadanía palestina y boliviana, ha residido 12 años en la Franja de Gaza. Su vivienda fue destruida por bombardeos al comienzo de la guerra. Huyó con su esposa y cinco hijos a Rafah, llevando solo la ropa puesta, y desde allí busca ahora el modo de evacuar a su familia. “La vida en Rafah es insostenible”, declara Alathamna. “Somos más de un millón y medio de personas desplazadas viviendo en condiciones de extrema inseguridad, miedo y hambruna. Israel lanza ataques casi todos los días sobre la ciudad. He perdido amigos, colegas y familiares; no puedo arriesgarme a perder a mis hijos también”.

Día a día, comparte en Instagram fragmentos de su realidad: desde la alegría de comer un huevo hasta la crítica situación en el hospital donde ayuda, y los momentos de felicidad con sus hijos, por cuya vida teme constantemente.

Refaat comenta que antes del Ramadán solo se hablaba del posible alto al fuego. La gente tenía esperanzas de volver a sus casas para Ramadán. Sin embargo, muchos de nosotros no tenemos hogar al que regresar ni familiares que abrazar. Nuestras casas han sido reducidas a escombros. Ahora, lo único que nos queda es sobrevivir”.

Foto: Imagen de la destrucción de Gaza en Deir Al Balah. (EFE/Mohammed Saber)

Sobrevivir en una Franja asediada, sin acceso a agua potable y donde los alimentos básicos son un lujo. Maher, un enfermero desplazado en Gaza, cuenta que la semana pasada consiguió dos huevos por unos 40 shekels, unos 10 euros. “Estaba ahorrando para la educación de mis hijos, y ahora esos ahorros les evitan morir de hambre”.

El hambre y la inseguridad van de la mano, creando una situación insostenible. Israel bloquea gran parte de la ayuda humanitaria internacional que se acumula en los dos únicos puestos fronterizos para acceder a la Franja: en Rafah (Egipto) y Kerem Shalom (Israel). Frente a los cerca de 500 camiones diarios de ayuda humanitaria que accedían a Gaza antes del 7 de octubre, el pasado febrero apenas lo hicieron 98 de media al día, para hacer frente a unas condiciones mucho más duras que antes del inicio de la invasión. Tropas israelíes inspeccionan al milímetro la carga de los camiones de ayuda, muchas veces echándolos para atrás por un único objeto en unas “listas fantasma” que mantienen prohibidos. Una investigación de la CNN ha desvelado prohibiciones como "productos de cuidado maternoinfantil" o "medicinas".

Hamás ha perdido la posibilidad de financiarse gracias a los impuestos, por tanto, comercia con parte de la ayuda humanitaria recibida, vendiendo los suministros a intermediarios. Estos, a su vez, venden los productos a precios hasta 15 veces mayores que antes del comienzo de la guerra”, afirma Refaat. “No todos recibimos la ayuda humanitaria. A veces, esperamos tres horas por un poco de harina y volvemos a casa con las manos vacías,” añade.

Ramadán sin cenas en familia, sin fruta fresca, sin agua, sin luces en las calles, sin la posibilidad de poder ir a rezar a la mezquita —la mayoría han sido destruidas—, y en ayuno constante y obligado. “Será un mes de adoración, de rezos y súplica. No hay nada que celebrar en esta tierra”, asegura Maher. “La fe de los palestinos está ligada a la paciencia. Así que este Ramadán nos presentamos ante a Alá con el estómago y las manos vacías, sin esperanza, pero con fe”.

Foto: Palestinos lloran a sus muertos tras los ataques aéreos israelíes en Rafah. (EFE)

Los palestinos que se encuentran en Cisjordania y en Israel viven la guerra con la angustia de encontrarse a unos pocos kilómetros de distancia de Gaza y no poder hacer nada para aliviar la situación. “Esta guerra nos ha confrontado con nuestra propia inutilidad”, dice el doctor F. A., palestino en Tel Aviv. “Las instituciones que hemos creado para prevenir genocidios son inútiles, al igual que nuestra moral y nuestra ética. A pocos kilómetros de aquí, ya van más de 30.000 personas asesinadas. Y, ahora, comienzan a morir de hambre. No podemos hacer nada, ni siquiera oponernos, por miedo a represalias contra nosotros o nuestras familias”, añade.

También en Rafah está Sherine, profesora de una escuela en el norte que fue bombardeada al principio de la guerra. “En casa somos siete. Romperemos el ayuno con una lata de lentejas y unos 100 gramos de harina. Mis hijos están enfermos por beber agua contaminada. Vemos que en las redes sociales llegan mensajes de miles de personas que apoyan a Gaza. 'No estáis solos', dicen. Pero sí lo estamos. Estamos solos y estamos muriendo de hambre bajo la mirada del mundo entero”.

"Estamos solos y muriendo de hambre ante la mirada del mundo entero"

El pasado viernes, EEUU anunció la construcción de un muelle temporal en Gaza para que la ayuda humanitaria, bloqueada por tierra por Israel, llegue al territorio por mar. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que se podría empezar a enviar ayuda desde este lunes.

Sin embargo, desde Gaza dudan que la ayuda llegue a tiempo o sea distribuida de forma eficaz. “¿A qué responde el envío de ayuda por mar?”, se pregunta Alaa A. “Si quieren salvar a alguien, que permitan el paso inmediato de ayuda vía Israel. Quizás Estados Unidos necesite para su campaña electoral unas cuantas fotos de palestinos hambrientos recibiendo su comida”, añade antes de reflexionar sobre la atención mediática que está recibiendo el genocidio de Gaza. “Nuestras historias se consumen como si fuéramos productos; pero somos seres humanos que estamos muriendo. Dices que contar nuestras historias sirve de algo, pero yo no lo creo. ¿Cuántos niños desmembrados necesitáis ver?, ¿cuántos niños muriendo de hambre hacen falta?, ¿qué quieres que te diga sobre el Ramadán? No importa nada. Nada importará hasta que todo termine. Y, cuando termine, ¿quién va a reparar esto? ¿Por qué seguís mirando si no podéis hacer nada? ¿Cuánto te pagan por escribir que mis hijos se estaban muriendo de hambre antes de morir aplastados en su propia habitación? ¿Cuántos cafés vas a tomar con el dinero que ganas contando nuestra tragedia?”.

"¿Cuánto te pagan por escribir que mis hijos se estaban muriendo de hambre antes de morir aplastados en su propia habitación?"

Este Ramadán, el ayuno será especialmente significativo para la mayoría de los musulmanes, incapaces siquiera de imaginar la realidad que tendrán que vivir sus hermanos de Gaza. Las mezquitas de todo el mundo se llenarán de súplicas para que el genocidio llegue a su fin. Mientras tanto, en Rafah, Sherine prepara el iftar del primer día de Ramadán abriendo la lata de lentejas. “Ya no rezo para que alguien nos salve”, confiesa. “Le pido a Alá que en este mes bendito no me haga ser testigo de la muerte de mis hijos, rezo por que muramos todos juntos”.

Después añade “Ramadan Mubarak” (feliz Ramadán) y explica que no celebrar el Ramadán supondría aceptar que están perdiendo no solo su tierra, sino también la esperanza. “Ramadán Mubarak”, repite. “Este año más que nunca”.

“Cuando mis dos hijos estaban vivos, no podía dormir pensando en su hambre y su sed”, relata Alaa A, un patólogo en Gaza. “Murieron la semana pasada en un ataque aéreo israelí. Que Alá tenga piedad de sus almas. Como padre, me es más fácil aceptar su muerte violenta que verlos morir de hambre en mis brazos sin poder hacer nada”. En 2018, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estableció, mediante la Resolución 2417, la prohibición del uso del hambre como táctica bélica.

Gaza Conflicto árabe-israelí Israel