La paradoja de Maine: tragedia en el estado que intentó controlar las armas (y no pudo)

La secuencia de los hechos no fue, por desgracia, extraordinaria. Un hombre abrió fuego en diferentes lugares de la ciudad de Lewiston, en el estado de Maine, y se dio a la fuga. En el tiroteo, que tuvo lugar en un restaurante, una bolera y otro lugar sin especificar, han muerto 18 personas y otras 13 han resultado heridas. Las autoridades del estado de EEUU afirmaron que el atacante se llama Robert Card, tiene 40 años y es un sargento retirado que tenía problemas de salud mental.

La organización The Gun Violence Archive ha informado de que se trata del peor tiroteo masivo de 2023, y el número 565 este año. El archivo considera como masivo aquel caso en el que al menos cuatro personas resultan heridas, excluyendo al tirador.

565 es el número del capítulo más reciente de la epidemia de violencia en Estados Unidos y del problema eterno del país con los permisos de armas. El caso de Maine es uno de los más atípicos porque la posesión de armas en el estado está por encima del promedio, entre otras cosas, por la afición a la caza. No obstante, era hasta ahora, uno de los más seguros y con menos muertes por armas de fuego.

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M. V. P. Agencias

A pesar de que es difícil tener datos exactos porque no existe un registro de armas en Maine, varios estudios de organizaciones locales han arrojado que una alta proporción de los hogares las poseen. Según el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos, 153 personas murieron por arma de fuego en Maine en 2020. Una mayoría, 132, fueron muertes por suicidios, un fenómeno que afecta especialmente a este estado.

Maine alza la 'bandera amarilla'

Maine era uno de los estados con menos tiroteos registrados, pero donde también reinaba algunas de las leyes sobre armas más laxas del noreste del país. En 2015, fue uno de los tres estados, junto con Vermont y New Hampshire, que apoyó que los adultos pudieran portar armas de fuego sin un permiso. Sin embargo, otros legisladores han intentado evitar que las personas con problemas de salud mental puedan hacerse daño a ellos mismos o a terceros.

La llamada ley de bandera amarilla entró en vigor en el año 2020 y permite a la policía confiscar las armas a las personas que sean diagnosticadas con problemas de salud mental. A pesar de llevar tres años en vigor, los medios locales apuntan a que no se ha puesto realmente en práctica hasta hace pocos meses. Desde su aprobación hasta el 30 de mayo, las agencias federales recibieron 58 órdenes judiciales para confiscar armas de fuego. Desde junio del año pasado a este pasado, se han emitido 30 peticiones.

Este tipo de leyes se han posicionado como una herramienta eficaz para poner freno a la violencia armada, aunque otros estados que cuentan con normativas parecidas apenas las ponen en práctica. En el caso de Maine, algunas organizaciones han denunciado el tiempo que lleva completar una solicitud de orden de restricción de armas. "Desde el punto de vista administrativo, es difícil para las autoridades", dijo Colleen Adams, oficial de policía de Sanford. "Creo que en el futuro veremos más de estos a medida que las agencias y los oficiales se sientan cómodos con ello", añadió.

Por su parte, Geoff Bickford, director ejecutivo de la Coalición para la Seguridad de las Armas de Maine, describió la ley como "lamentablemente insuficiente" porque se centra en un diagnóstico del personal médico, un recurso que no puede aplicarse a todas las personas que pueden considerarse amenazas potenciales. "Seguiremos presionando para que haya un gran impulso este año, para introducir una verdadera ley de alerta", señaló.

Las declaraciones tuvieron lugar un año y medio antes del tiroteo de este miércoles en Lewiston por parte de Robert Card, quien había admitido sus problemas de salud mental (escuchaba voces) y había amenazado con un ataque en la base de entrenamiento militar de Saco (Maine). "Por suerte no hemos tenido un tiroteo en una escuela de este estado. No hay razón para pensar que esto no sucederá aquí. De hecho, hay muchas razones para pensar que así será", afirmó en mayo de 2022 para el medio local Maine Republic.

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EFE

El tiroteo en la ciudad de Maine en la que han muerto 22 personas, a la espera de datos oficiales, es el peor registrado en lo que va de año y uno de los mayores de la historia reciente del país. Los datos sobre el problema de las armas en Estados Unidos hablan por sí solos. Cada día, 120 estadounidenses mueren por disparos de arma de fuego, incluidos suicidios y homicidios, un promedio de 43.375 por año. Según el último análisis disponible de datos de 2015 a 2019, la tasa de homicidios con armas de fuego en el país fue 26 veces mayor que la de otros países de altos ingresos; su tasa de suicidios con armas de fuego fue casi 12 veces mayor, según datos recopilados por el medio estadounidense Vox.

Además, los tiroteos masivos, definidos como ataques en los que al menos cuatro personas resultan heridas o muertas, excluyendo al tirador, han ido en aumento desde 2015, alcanzando un máximo de 686 incidentes en 2021. El de Sanford ha sido el tiroteo número 565 en lo que llevamos de año y, si los casos aumentan en los próximos meses, es posible que se supere el récord de 2021.