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Por qué de pronto no paras de oír hablar de 'globos espía' y ovnis derribados por EEUU
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Por qué de pronto no paras de oír hablar de 'globos espía' y ovnis derribados por EEUU

La presión política contra Biden tras el incidente del 'globo espía' chino la semana pasada ha provocado un cambio en los protocolos de detección de artefactos aéreos no identificados en Estados Unidos

Foto: Agentes del FBI procesan los restos del 'globo espía' chino derribado la semana pasada. (EFE)
Agentes del FBI procesan los restos del 'globo espía' chino derribado la semana pasada. (EFE)

A lo largo del fin de semana, el Ejército de Estados Unidos ha derribado hasta tres "objetos" voladores, todavía sin identificar, que sobrevolaban el espacio aéreo norteamericano. El último, apenas este domingo por la tarde, cuando un objeto aéreo "no tripulado", de forma octogonal, fue destruido por un jet militar F-16 a 6.000 metros de altura cerca de la frontera con Canadá. La operación se une a los derribos de sendos objetos voladores no identificados el sábado —"cilíndrico", al norte de Canadá— y el viernes, en el espacio aéreo de Alaska. Esta caza militar de objetos voladores no identificados se produce apenas una semana después de que EEUU detectara y finalmente derribada un supuesto globo espía chino cerca de la costa de Carolina del Sur. Cuatro objetos voladores en nueve días.

Las autoridades estadounidenses y canadienses han anunciado que están revisando vídeos y otras lecturas de sensores recopiladas por los pilotos que observaron los objetos antes de su destrucción. Pero la naturaleza exacta de estos objetos, el lugar de donde proceden y su objetivo continúan siendo un misterio. Uno que no será resuelto hasta que el FBI y la Real Policía Montada de Canadá tengan la oportunidad de examinar a fondo los escombros, advirtieron funcionarios citados por The New York Times.

Foto: El globo avistado el pasado 4 de febrero por el Pentágono. (EFE/Nell Redmond)

La nueva política de disparar a lo que se mueva

El globo chino derribado la semana pasada causó un incidente internacional entre China y Estados Unidos, lo que provocó la cancelación de una esperada visita del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, a Pekín. Pero también desató una ola de críticas internas contra el presidente estadounidense, Joe Biden, por haber tardado días en informar de la existencia de la aeronave, pese a haberla detectado poco antes de su entrada en el país norteamericano, y varios días más en derribarla. En aquel entonces, funcionarios de EEUU advirtieron que no era la primera vez que se detectaban objetos de este estilo, pero que normalmente no se informaba tan públicamente o no atraían tanta atención.

Esos protocolos laxos forman ahora parte del pasado. En un país dividido en prácticamente todo, la animadversión hacia China es uno de los pocos temas en el que republicanos y demócratas coinciden por completo. Una resolución de condena contra Pekín a raíz del incidente del globo fue aprobada en la Cámara de Representantes por unanimidad y con un abrumador apoyo bipartidista por 419 votos contra cero. La presión política obliga a Biden, por lo tanto, a demostrar que no le temblará el pulso a la hora de acabar con cualquier posible amenaza que sobrevuele los cielos estadounidenses.

Además de la política, existen razones técnicas. Pese a que todavía se desconoce si los nuevos objetos interceptados eran efectivamente sistemas de espionaje, el espectacular derribo del globo espía chino y las oleadas de detección de nuevos objetos voladores son la fanfarria de una realidad: hemos entrado en la nueva era de la vigilancia.

Foto: El vestíbulo del edificio del cuartel general de la CIA en Langley. (Reuters)

Cielos más vigilados que nunca

El aumento en la detección de este tipo de objetos, especialmente los de menor tamaño como los últimos tres (el globo espía chino tenía el tamaño de varios autobuses), se debe en gran medida a que los militares estadounidenses están examinando los cielos más atentamente, según admitió la subsecretaria de Defensa Nacional y Asuntos Hemisféricos, Melissa Dalton, en rueda de prensa la noche del domingo.

El incidente con Pekín ha cambiado la forma en que los analistas reciben e interpretan la información de los radares y sensores. En esta línea, el NORAD (Comando de Defensa para el Espacio Aeroespacial Norteamericano, por sus siglas en inglés) habría cambiado las especificaciones de sus sistemas de radares para incluir objetos de menor tamaño. "Básicamente, hemos abierto los filtros", explicó un funcionario estadounidense cercano al proceso de toma de decisión a The Washington Post. No obstante, esta fuente agregó que todavía no está claro si el incremento de incursiones detectadas responde a esta relajación de los parámetros o a una acción más deliberada por parte de un país o adversario desconocido.

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Por ahora, las autoridades no han dado motivo para la alarma. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo el domingo que la Administración Biden había actuado, ante todo, por exceso de precaución y en coordinación con Canadá. Jim Himes, el principal demócrata en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, declaró el domingo en la cadena de radio NPR que estaba "muy seguro" de que ninguno de los objetos no identificados "representa una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos". "Estoy seguro de que es muy poco probable que tengan el tipo de capacidades de vigilancia que tenía el globo chino que fue derribado", agregó Himes.

Dalton recordó que los objetos de gran altitud pueden ser utilizados por una variedad de empresas, países y organizaciones para "fines que no sean nefastos, incluida la investigación". “El globo espía de la República Popular China era, por supuesto, diferente en el sentido de que sabíamos exactamente lo que era”, dijo. “Estos objetos más recientes no representan una amenaza militar cinética, pero su camino en la proximidad de sitios sensibles del Departamento de Defensa y la altitud a la que volaban podrían ser un peligro para la aviación civil y, por lo tanto, generaron preocupación”, agregó.

Foto: Una persona con traje de protección en la estación de Pekín. (Reuters/T. Peter)

Esta reciente obsesión con los artefactos voladores no se limita a Estados Unidos. Varios medios estatales chinos informaron el domingo que el país se estaba preparando para derribar un ovni frente a la costa de la provincia de Shandong, en el noreste de China, aunque hasta ahora Pekín no ha anunciado ninguna operación al respecto. Lo que sí hicieron las autoridades del país este lunes fue denunciar que más de 10 globos estadounidenses de gran altitud sobrevolaron el espacio aéreo chino durante el último año sin permiso del Ejecutivo. La fiebre de los globos y los ovnis, parece, va para rato.

A lo largo del fin de semana, el Ejército de Estados Unidos ha derribado hasta tres "objetos" voladores, todavía sin identificar, que sobrevolaban el espacio aéreo norteamericano. El último, apenas este domingo por la tarde, cuando un objeto aéreo "no tripulado", de forma octogonal, fue destruido por un jet militar F-16 a 6.000 metros de altura cerca de la frontera con Canadá. La operación se une a los derribos de sendos objetos voladores no identificados el sábado —"cilíndrico", al norte de Canadá— y el viernes, en el espacio aéreo de Alaska. Esta caza militar de objetos voladores no identificados se produce apenas una semana después de que EEUU detectara y finalmente derribada un supuesto globo espía chino cerca de la costa de Carolina del Sur. Cuatro objetos voladores en nueve días.

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