Es noticia
Rebelión en EEUU: los republicanos rechazan a su propio candidato a liderar la Cámara Baja
  1. Mundo
Por primera vez en un siglo

Rebelión en EEUU: los republicanos rechazan a su propio candidato a liderar la Cámara Baja

Debido al rechazo del ala más radical de su propio partido, el líder republicano Kevin McCarthy no logró los votos necesarios para ser elegido sucesor de la demócrata Nancy Pelosi al frente de la Cámara Baja

Foto: Kevin McCarthy, el líder de los republicanos en la Cámara Baja. (Reuters/Jonathan Ernst)
Kevin McCarthy, el líder de los republicanos en la Cámara Baja. (Reuters/Jonathan Ernst)

Los cuchillos salieron a relucir este martes en el Congreso de Estados Unidos. Varios miembros del Partido Republicano se posicionaron en contra de la candidatura de Kevin McCarthy, líder de su propia formación, para presidir la Cámara de Representantes, lo que provocó que la votación fracasara. Un evento sin precedentes en el último siglo que obliga al cuerpo legislativo a permanecer en un limbo —la ley impide realizar proceso alguno hasta que un presidente sea elegido— y que supone una humillación mayúscula para un liderazgo republicano que no ha logrado contener una rebelión del ala radical que llevaba meses fraguándose.

El cargo de speaker, como es conocido oficialmente, supone la tercera autoridad de Estados Unidos, después del presidente, Joe Biden, y de la vicepresidenta, Kamala Harris, quien también preside el Senado. Desde la victoria en los comicios presidenciales de 2019, el puesto ha estado controlado por la demócrata Nancy Pelosi, quien se despidió este martes del martillo que simboliza el poder del presidente de la Cámara de Representantes. Los republicanos lograron recuperar el control de la Cámara en las elecciones de medio término celebradas el pasado noviembre, pero su escasa mayoría de diez escaños ha permitido que un grupo de republicanos ultraconservadores forzara su derrota.

McCarthy, quien movió tierra y aire en los días previos para intentar —sin éxito— aplacar la rebelión, requería de 218 votos para ser elegido. Al final, solo obtuvo 203, después de que 19 representantes de su propio partido votaran por otros candidatos a modo de protesta. También, en una segunda votación realizada horas después del primer recuento, se repitió el resultado con el mismo número de votos en contra. Y, en la tercera votación de la jornada, sin esperar que las cosas cambien, McCarthy perdió el voto de otro representante para confirmar que el proceso no va en la dirección correcta. Fue un rechazo mucho mayor a las estimaciones previas, que únicamente preveían cinco o seis posibles votos en contra. En una anomalía destinada a arrojar más sal a la herida, el candidato que obtuvo más respaldo (212 votos) fue el propuesto el partido que perdió las elecciones, el demócrata Hakeem Jeffries, quien recibió el apoyo unánime de todos los integrantes de su partido en la Cámara Baja.

Foto: Donald Trump. (Reuters/Jonathan Drake)

Guerra civil republicana

El trasfondo tras la maniobra contra McCarthy es el de una guerra civil en el seno del Partido Republicano tras unos decepcionantes resultados en las elecciones legislativas. Durante meses, los conservadores confiaron en que una ola electoral arrebatara a Biden la capacidad de impulsar sus políticas. Sin embargo, el vaticinado tsunami rojo se vio reducido a una simple marejadilla: los republicanos solo obtuvieron una mayoría raquítica en la Cámara baja y los demócratas ampliaron su control del Senado.

El consenso generalizado entre analistas es que los malos resultados de los conservadores se debieron a la proliferación de candidatos radicales respaldados por el expresidente Donald Trump, los cuales obtuvieron menos votos, en promedio, que otros aspirantes del mismo partido con agendas más moderadas. Sin embargo, el ala ultraderechista ha responsabilizado al "establishment" del Partido Republicano, acusándolo de conspirar contra candidatos ajenos a la élite del partido.

No existe un manual claro sobre lo que ocurre tras el descalabro de McCarthy. En 1923, la última vez que la Cámara de Representantes experimentó un fracaso de este tipo, el nuevo líder se decidió en la novena votación consecutiva. En 1869, un proceso similar se resolvió tras una maratón de 60 votaciones a lo largo de dos meses. Por ahora, ningún otro candidato republicano ha dado un paso al frente. Las posibles alternativas, según The New York Times, incluyen a Steve Scalise, el número dos de McCarthy y una figura respetada que sobrevivió a un tiroteo contra congresistas en 2017; a Patrick McHenry, uno de sus asesores más cercanos y a Jim Jordan, que durante años fue el principal rival del líder y que cuenta con un gran respaldo entre los ultraconservadores.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

Sigue siendo posible que McCarthy salga elegido en los próximos días. El político californiano ha prometido seguir luchando por la presidencia sin importar el número de votaciones que sean necesarias. Sin embargo, pocos dudan de que, aunque lo logre, saldrá enormemente debilitado del proceso. La histórica derrota trae consigo ecos de otras defenestraciones de años anteriores. Los dos predecesores de McCarthy al frente de los republicanos en la Cámara Baja, Paul Ryan y John Boehner, se vieron obligados a renunciar por la presión del llamado Freedom Caucus, una alianza de representantes ultraconservadores. Las múltiples concesiones al ala radical que el actual líder hizo a lo largo de los años, una estrategia diferente a la de Boehner y Ryan, no parecen haber servido para aplacar a sus integrantes.

Parte del motivo de esta debacle es que el Freedom Caucus de hoy en día es considerablemente más radical que el de hace una década. Muchos de sus miembros son trumpistas hasta la médula que consideran a McCarthy como parte del "establishment" republicano contra el que el magnate no ha parado de arremeter. "Se trata de asestar un golpe contra el cártel del pantano unipartidista y derrotar a un sistema republicano que es hostil hacia los conservadores, está resentido con sus votantes y se resiste a empoderar a los miembros individuales para mantener el poder en manos de una élite", publicó Bob Good, representante por Virginia y uno de los votos contra McCarthy, en una columna reciente.

Foto: El expresidente de Estados Unidos Donald Trump. (Reuters/Jonathan Drake)

La demostración de músculo de este martes por parte de la vanguardia conservadora del Partido Republicano es una muestra de hasta qué punto pueden ejercer influencia en el destino la de la formación. Ni siquiera el hecho de que el propio Donald Trump había respaldado a McCarthy sirvió para salvar al candidato del ridículo. Como demuestra el hecho de que Ron DeSantis, gobernador de Florida, vaya considerablemente por delante del expresidente en las encuestas para las primarias presidenciales del próximo año, el trumpismo hoy en día va más allá de Trump.

Los cuchillos salieron a relucir este martes en el Congreso de Estados Unidos. Varios miembros del Partido Republicano se posicionaron en contra de la candidatura de Kevin McCarthy, líder de su propia formación, para presidir la Cámara de Representantes, lo que provocó que la votación fracasara. Un evento sin precedentes en el último siglo que obliga al cuerpo legislativo a permanecer en un limbo —la ley impide realizar proceso alguno hasta que un presidente sea elegido— y que supone una humillación mayúscula para un liderazgo republicano que no ha logrado contener una rebelión del ala radical que llevaba meses fraguándose.

Partido Republicano