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El gran partido del gas que se juega en Qatar ya lo ha ganado China (27-0)
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Miedo al compromiso

El gran partido del gas que se juega en Qatar ya lo ha ganado China (27-0)

El emirato desea contratos de largo plazo a la hora de comprometerse a exportar GNL. Pekín está más que dispuesto a aceptarlos, pero los países europeos no

Foto: Niños posan junto al peluche chino gigante de un panda en Al Khor, Qatar. (Reuters/Hamad Mohammed)
Niños posan junto al peluche chino gigante de un panda en Al Khor, Qatar. (Reuters/Hamad Mohammed)

La selección china de fútbol no participa en el Mundial de Qatar, pero eso no ha evitado que Pekín se anotara el pasado lunes uno de los tantos más importantes del año. QatarEnergy, la gigantesca estatal petrolera y gasística, acordó con la compañía china Sinopec la exportación de 108 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) a lo largo de 27 años. Se trata del contrato más largo de la historia de la industria y uno de los más voluminosos. También supone, en el contexto geopolítico actual, una alerta roja para unos países europeos que todavía no han logrado nuevos pactos energéticos con el emirato, pese a la crisis desatada por la invasión rusa de Ucrania.

El mercado global del gas natural, tensionado desde 2021 por un desequilibrio entre la limitada oferta y la creciente demanda pospandémica, se ha convertido en el escenario de una competencia extrema entre países sedientos del combustible a raíz de la reducción del flujo de gas ruso hacia Europa. Para la Unión Europea (UE) y los Estados miembros, Qatar, uno de los mayor productores del mundo de GNL, es una pieza clave en su intento de deshacerse de su histórica dependencia energética de Rusia. Sin embargo, el principal desafío que afrontan en el Viejo Continente es que el emirato desea contratos a largo plazo que le ofrezcan garantías durante décadas. Un proceso muy distinto a los acuerdos flexibles ofrecidos por otros productores —especialmente EEUU— y favorecidos por Europa.

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Para Pekín, por el contrario, esta preferencia no supone ningún problema. “China ha estado firmando la mayoría de los principales acuerdos de importación de GNL a largo plazo que hemos visto en los últimos dos años. Las empresas chinas han hecho muchos tratos con Estados Unidos y Qatar por millones de toneladas, con una duración de 15 a 20 años o más”, explica Alex Froley, analista especializado en GNL del ICIS, en entrevista con El Confidencial.

El acuerdo histórico de esta semana, de hecho, sucede a uno más corto —válido por una década— firmado en 2021 entre QatarEnergy y la compañía china Guangdong Energy Group. Y según adelantaron representantes de la estatal petrolera al Financial Times, se esperan nuevos contratos sino-cataríes de este tipo en un futuro cercano. En lo que al largo plazo respecta, Pekín, el mayor importador de GNL, y Doha, que busca recuperar el puesto de mayor exportador que le han arrebatado Australia y EEUU, están en la misma página.

El dilema de la duración

Estos pactos no llegan por sorpresa. En el pasado, Qatar ha vendido la gran mayoría de su GNL a empresas asiáticas en contratos de largo plazo, ganándose en el proceso la reputación de ser uno de los proveedores energéticos más fiables del mundo. Sin embargo, cuando los proyectos North Field East (NFE) y North Field South (NFS) fueron lanzados por el emirato en 2020 con el objetivo de aumentar drásticamente su capacidad de producción y exportación —pasando de los 77 millones de toneladas anuales actuales a cerca de 126 millones para 2026—, el objetivo manifiesto fue que la mitad de la expansión se dirigiera a clientes en Europa.

El acuerdo firmado esta semana entre QatarEnergy y Sinopec forma parte de esta expansión. Compañías europeas de petróleo y gas como Shell y TotalEnergies están acordando nuevos contratos y también son socias en los proyectos NFE y NFS, pero el GNL que obtengan estará destinado a la comercialización a nivel global y no existe ninguna garantía de que estos nuevos volúmenes acaben en Europa. Mientras tanto, las empresas chinas, firmemente controladas por el Gobierno, siempre estarán dispuestas a dirigir el gas a su mercado nacional en momentos de necesidad.

Las negociaciones en proceso entre compañías alemanas y QatarEnergy ejemplifican la discrepancia de intereses entre ambas partes. Inmediatamente después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, Berlín inició un diálogo con Doha en un intento de garantizar el suministro de GNL. Sin embargo, estas conversaciones llevan estancadas desde entonces debido a los desacuerdos sobre la duración del contrato. “Las empresas alemanas se han mostrado reacias a firmar acuerdos importantes a largo plazo”, indica Froley. “No quieren quedarse atrapadas en contratos para la compra de combustibles fósiles durante 20 años o más cuando tienen objetivos para alcanzar cero emisiones netas de carbono para 2050”, agrega.

Sin embargo, el emirato no parece tener ninguna intención de dar su brazo a torcer. En una entrevista con Reuters realizada poco antes de la firma del acuerdo con Sinopec, el director ejecutivo de QatarEnergy, Saad Al-Kaabi, lanzó un claro mensaje a las empresas europeas. “La volatilidad reciente ha llevado a los compradores a comprender la importancia de tener un suministro estable y asequible a largo plazo”, expresó el CEO catarí. “Muchos compradores asiáticos ya se están acercando a nosotros para un acuerdo a largo plazo, porque ven cada vez menos volúmenes de gas en el futuro”, agregó.

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Además de Alemania, Qatar también ha mantenido conversaciones con España, Francia, Italia, Bélgica, Polonia y Eslovaquia sobre la expansión de las exportaciones a esos países. El resultado, por ahora, ha sido similar, sin grandes compromisos. “Todos aquellos que planean invertir en el sector del gas están mirando horizontes de 25, 30, 40 años para invertir y obtener rendimientos razonables de las inversiones”, dijo Kaabi en otra entrevista con el Financial Times. “Si los gobiernos nacionales no van a apoyar eso, será difícil que los inversores lo hagan”, concluyó.

Se acabó el respiro

A lo largo de este 2022, una economía china ralentizada por las políticas de covid cero del Gobierno de Xi Jinping había supuesto un respiro para Europa a la hora de aprovisionarse de gas natural en el mercado global. De hecho, entre enero y agosto de 2022, las compañías energéticas de China revendieron un 30% más de GNL en el mercado global del que compraron durante el mismo periodo, con varios países europeos encabezando la lista de clientes.

Pero este paréntesis en el consumo chino podría estar cerca de llegar a su fin. El mes pasado, el Ejecutivo del gigante asiático ordenó detener los envíos de GNL a Europa para asegurarse de que sus propios hogares tengan suficiente combustible para los meses más fríos. Aunque las políticas draconianas contra el covid siguen en pie en estos momentos en China, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advirtió de la posibilidad de que las importaciones de gas de Pekín se recuperen el próximo año al nivel de 2021. Esto significaría que el país acapararía, por sí solo, el 85% del aumento previsto en el suministro mundial de GNL para 2023, dejando al resto del mundo sin muchas opciones para rellenar sus depósitos.

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Japón, que antes del reciente ascenso de China a la cima era el principal importador de gas natural licuado del mundo, ya ha lanzado la señal de alarma. Un informe realizado por el Ministerio de Comercio del país insular y publicado el pasado lunes reveló que los contratos de GNL a largo plazo para suministros que comiencen antes de 2026 están completamente agotados. Esto significa que los importadores se verán obligados a depender todavía más del volátil mercado al contado, cuyos precios actualmente casi triplican los de los estipulados en los acuerdos de larga duración.

La falta de inversión en proyectos de exportación de GNL implica que el suministro durante los tres próximos años continuará siendo muy limitado. Según el documento del Ministerio de Comercio nipón, si Rusia decide cortar el gas por completo a Europa, el mundo podría experimentar una escasez de 7,6 millones de toneladas de GNL en enero de 2025, lo que equivale al total de las importaciones mensuales de Japón.

"El entorno de compra de GNL ha cambiado por completo", reza el documento. "Podría decirse que la adquisición de gas natural licuado también está en estado de guerra", sentencia.

La selección china de fútbol no participa en el Mundial de Qatar, pero eso no ha evitado que Pekín se anotara el pasado lunes uno de los tantos más importantes del año. QatarEnergy, la gigantesca estatal petrolera y gasística, acordó con la compañía china Sinopec la exportación de 108 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) a lo largo de 27 años. Se trata del contrato más largo de la historia de la industria y uno de los más voluminosos. También supone, en el contexto geopolítico actual, una alerta roja para unos países europeos que todavía no han logrado nuevos pactos energéticos con el emirato, pese a la crisis desatada por la invasión rusa de Ucrania.

Gas natural Xi Jinping Mundial de Qatar 2022
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