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Rusia anuncia que retira tropas de la frontera con Ucrania ante el escepticismo occidental
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¿El inicio del fin o pura palabrería?

Rusia anuncia que retira tropas de la frontera con Ucrania ante el escepticismo occidental

El anuncio supone el primer posible signo de desescalada desde el inicio de una crisis geopolítica de meses de duración, aunque las potencias occidentales han reaccionado con prudencia

Foto: Tanques militares rusos regresan a base tras realizar ejercicios militares en la región de Voronezh. (EFE)
Tanques militares rusos regresan a base tras realizar ejercicios militares en la región de Voronezh. (EFE)

El Ministerio de Defensa ruso anunció este martes la retirada de algunas tropas en la frontera con Ucrania, en lo que supone el primer posible signo de desescalada desde el inicio de una crisis geopolítica entre Rusia y Ucrania que lleva varios meses teniendo en vilo a Kiev, Washington y Bruselas. "Las unidades de los Distritos Militares del Sur y Oeste, que han cumplido sus misiones, están abordando trenes y camiones y se dirigirán hoy mismo hacia sus bases", declaró un portavoz ministerial, Igor Konashenkov. Occidente, sin embargo, no canta victoria.

La reacción desde la OTAN, Londres y Kiev a este aparente giro de los acontecimientos en la frontera ucraniana, por ahora, ha consistido en una mezcla de sorpresa y escepticismo. La OTAN afirma que aún no han visto "ninguna señal de desescalada sobre el terreno" y EEUU ha asegurado que están monitorizando la situación para "verificar si es o no el caso".

Poco después del anuncio ruso, el mismo ministerio de Defensa publicó un vídeo que muestra tanques y otros vehículos de combate y sistemas de artillería regresando hacia las bases en el interior del país. El volumen de este repliegue es todavía un misterio. En las últimas semanas, se estima que Rusia ha mantenido una fuerza de cerca de 100.000 soldados cerca de la frontera ucraniana, mientras que 30.000 más han estado participando en maniobras militares en la vecina Bielorrusia.

Tras reunirse con el canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha manifestado que Rusia "claro que no" quiere una guerra. Scholz, por su parte, ha considerado que aunque la retirada de algunas unidades militares es una buena señal, deben producirse más esfuerzos para rebajar la tensión.

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró que el repliegue no se debe a la "histeria" de Occidente, ya que estaba programado. "Lo hacemos independientemente de lo que otros piensan e independientemente del 'terrorismo informativo' que se está produciendo", manifestó el jefe de la diplomacia rusa en alusión a las reiteradas advertencias por parte de Estados Unidos y Reino Unido de que Moscú podría estar a punto de invadir Ucrania en cualquier momento, incluso esta misma semana. Horas antes, Maria Zakharova, portavoz del ministerio, había aseverado que este día "pasará a la historia como el día en que fracasó la propaganda bélica occidental, humillada y destruida sin un solo disparo".

En todo caso, el repliegue dista mucho de ser total. El anuncio ruso no hace ninguna referencia a las unidades del Distrito Militar del Este, el más alejado de la frontera ucraniana (hasta 9.000 kilómetros de distancia) y la mayoría de cuyas tropas se encuentran estacionadas en Bielorrusia. Dado que estas serían las tropas más difíciles de desplegar de nuevo en caso de una confrontación en el flanco occidental del país, mientras que las de las regiones Oeste y Centro podrían movilizarse relativamente rápido, el Kremlin parece seguir guardándose las cartas.

Los ejercicios militares conjuntos con el Ejército bielorruso deben concluir el próximo domingo 20 de febrero. En otra aparente señal de desescalada, el ministro de Defensa de Bielorrusia, Viktor Khrenin, mantuvo el lunes una conversación de una hora con su homólogo ucraniano, Oleksiy Reznikov. De acuerdo con Ukrinform, a lo largo de esta llamada Minsk invitó a su vecino del sur a enviar un representante militar para presenciar las maniobras tanto hoy como el próximo sábado 19, garantizándole a Reznikov que "no tomarán ninguna acción agresiva, ya que estos son ejercicios de defensa".

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No obstante, incluso si el repliegue parcial de tropas supone un intento real de desescalada, la tensión entre Moscú y Kiev está lejos de diluirse. Esta misma mañana, la Duma estatal de Rusia ha aprobado un proyecto para reconocer oficialmente a la República Popular de Donetsk y a la República Popular de Lugansk, las provincias ucranianas parcialmente controladas por rebeldes separatistas prorrusos. La propuesta deberá ahora ser ratificada por Putin.

"Cuando lo veamos, lo creeremos"

Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, ha señalado en una rueda de prensa previa a la reunión ministerial de la Alianza Atlántica, que se celebra en Bruselas este miércoles y jueves, que no se observa una desescalada en la frontera con Ucrania, y que la imagen que tienen de la situación “no ha cambiado por el momento”. El noruego ha indicado que no vale únicamente con que el Kremlin retire efectivos militares, sino que el repliegue debe incluir armamento y otros materiales.

"Otras veces hemos visto que mueven tropas, pero pueden volver en cuestión de días, en un plazo muy breve. Tenemos que ver una retirada significativa y duradera de tropas y también de equipamiento pesado", ha declarado Stoltenberg ante los medios de comunicación. “Lo que hemos visto sobre el terreno desde la última primavera es que están desplazando tropas, pero eso no es una desescalada real”, ha agregado, haciendo referencia a un despliegue realizado en 2021 y que ya hizo saltar las alarmas en Kiev y en la Alianza Atlántica. En primavera, cuando las tropas se retiraron de esta zona, dejaron el equipamiento pesado en la zona en la que ahora han vuelto a desplegarse.

Sin embargo, el secretario general ha explicado que sí llegan “señales de Moscú” que invitan a un “moderado optimismo”. Según apuntan desde la Alianza Atlántica, el Kremlin está mostrando que quiere seguir explorando la vía diplomática por la que apuestan los aliados. “Rusia todavía tiene tiempo de dar marcha atrás, parar de prepararse para la guerra y empezar a trabajar por una solución pacífica”, ha explicado.

Pero el tono general de la conferencia de prensa de Stoltenberg ha sido duro. “Rusia ha amasado una fuerza militar en y alrededor de Ucrania sin precedentes desde la Guerra Fría. Todo está listo para un nuevo ataque”, ha asegurado al inicio de la rueda de prensa. El noruego ha alertado además sobre el acercamiento entre Rusia y China, asegurando que son “dos regímenes autoritarios que están operando juntos”. “No les gusta un orden internacional gobernado por las reglas, porque no comparten nuestros valores: libertad y democracia. Y esa es la razón por la que niegan a países soberanos y democráticos elegir su propio futuro”, ha criticado. “Quieren un mundo en el que los grandes poderes puedan decidir lo que los pequeños poderes pueden hacer”, ha sentenciado.

Ucrania, por su parte, celebró el aparente repliegue, asegurando que los esfuerzos diplomáticos conjuntos ucranianos con el resto de Occidente habían logrado disuadir la invasión rusa. "Nosotros y nuestros aliados hemos logrado evitar que Rusia provoque una mayor escalada", dijo a los periodistas el ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba. Sin embargo, también se mostró prudente respecto a la fiabilidad del anuncio ruso: "Tenemos una regla, y es la de no creer lo que uno escucha, sino lo que uno puede ver. Cuando veamos una retirada, creeremos en la desescalada".

Foto: Fotografía: Reuters/Kim Kyung-Hoon.
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"Señales contradictorias"

Poco después de pronunciarse Stoltenberg, la embajadora de Estados Unidos ante la OTAN, Julianne Smith, aseguró que su país tendrá que verificar si Rusia realmente está llevando a cabo la retirada de tropas. “Nos hemos fijado hoy en que Rusia está asegurando que está llevando a cabo alguna especie de desescalada. Estamos monitorizando la situación. No tengo nada más que decir sobre eso. Tendremos que verificar si es o no el caso”, declaró la diplomática en la rueda de prensa previa a la reunión de ministros de Defensa de la OTAN en Bruselas.

El Gobierno británico también se ha mostrado cauto ante los movimientos del Kremlin. Tras mantener una reunión con su Gabinete de Emergencia Cobra, el primer ministro Boris Johnson ha recalcado que está recibiendo "señales contradictorias". Por una parte, el 'premier' ha asegurado que existen “señales de una apertura diplomática con Rusia”, después de que las naciones occidentales acordaron amenazar a Rusia con un nuevo paquete de sanciones. Pero al mismo tiempo, ha advertido que la información que están recibiendo este martes de Inteligencia “todavía no es alentadora".

En este sentido, ha apuntado que “los hospitales de campaña que se están construyendo cerca de la frontera de Bielorrusia con Ucrania solo pueden interpretarse como preparación para una invasión". Asimismo, agregó que hay “más grupos tácticos de batallón que se están acercando a la frontera". Aunque el premier remarca la importancia de tener preparadas fuertes sanciones en caso de invasion, en Reino Unido ha recibido críticas por atrasar la normativa que pretende penalizar fortunas de dudosa procedencia de los oligarcas rusos que viven en Londres.

En todo momento, Londres ha querido ser un jugador determinante en el enfrentamiento de Europa contra Rusia porque, entre otras cosas, el pulso internacional contra Putin es una gran oportunidad para que la nueva 'Global Britain' proyecte su posición mundial post Brexit, demuestre que es un actor clave en seguridad y refuerce su parentesco militar con Estados Unidos y la OTAN. El país cuenta con más de 900 miembros de su personal militar en Estonia, más de un centenar en Ucrania —parte de la Operación Orbital, para entrenar a tropas de Kiev, así como un escuadrón de 150 efectivos en Polonia. También ha puesto sobre la mesa “la mayor oferta posible” para sumar a las operaciones de la Alianza Atlántica cazas, buques de guerra y “especialistas militares” del Ejército británico.

Foto: La ministra de Exteriores británica, Liz Truss, junto a su homólogo ruso, Sergei Lavrov (Ministerio de Exteriores ruso)

Pese a que Estados Unidos ha cerrado su embajada en Kiev y la ha trasladado a Lviv, el Reino Unido todavía tiene “presencia” en la capital ucrania, tal y como ha explicado a primera hora la mañana Liss Truss, la ministra de asuntos exteriores. “Es importante que estemos apoyando a los ciudadanos británicos en Ucrania”, ha señalado en una entrevista con BBC Radio 4. “Hemos trasladado parte del personal a Lviv, en el oeste de Ucrania. Pero todavía tenemos personal en Kiev. Aunque claramente, estamos constantemente revisando la seguridad de nuestro personal para asegurarme de que estén protegidos”, agregaba Truss, quien la semana pasada quedó en ridículo ante Lavrov después de que éste la acusara de no haberse preparado para el encuentro entre ambos y de no de saber la geografía rusa.

El Ministerio de Defensa ruso anunció este martes la retirada de algunas tropas en la frontera con Ucrania, en lo que supone el primer posible signo de desescalada desde el inicio de una crisis geopolítica entre Rusia y Ucrania que lleva varios meses teniendo en vilo a Kiev, Washington y Bruselas. "Las unidades de los Distritos Militares del Sur y Oeste, que han cumplido sus misiones, están abordando trenes y camiones y se dirigirán hoy mismo hacia sus bases", declaró un portavoz ministerial, Igor Konashenkov. Occidente, sin embargo, no canta victoria.

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