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El conflicto fantasma: ¿por qué España es el saco de boxeo favorito de López Obrador?
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Albares apenas se inmutó

El conflicto fantasma: ¿por qué España es el saco de boxeo favorito de López Obrador?

Si de otros tiempos u otro país se tratase, el llamado de AMLO a pausar las relaciones con España hubiera supuesto una crisis diplomática. Pero hoy en día pocos se toman en serio las palabras del mandatario

Foto: Manuel López Obrador. (Getty/Manuel Velásquez)
Manuel López Obrador. (Getty/Manuel Velásquez)

"Como que necesitamos un respiro". Así comenzaba ayer el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (o AMLO, como se le denomina popularmente), su diatriba a lo largo de la cual plantearía en reiteradas ocasiones su deseo de poner en pausa las relaciones entre su país y España. En su rutinaria rueda de prensa —conocida como 'la mañanera', por comenzar a las 8:00 cada día—, el mandatario consideró que los españoles ven México "como tierra de conquista", que darse un tiempo es necesario porque "no queremos que nos roben" y que, durante años, su nación ha salido perdiendo en los vínculos bilaterales. "Nos saqueaban", concluyó.

Si de otros tiempos u otro país se tratase, unas declaraciones así hubieran supuesto el inicio de una crisis diplomática de primer nivel. Pero España ya está inmunizada de la incesante confrontación simbólica del mandatario mexicano, que no desaprovecha ninguna ocasión para usar nuestro país como saco de boxeo. El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, apenas se inmutó tras darse a conocer el llamado de López Obrador: "Entiendo que [las declaraciones] se han hecho en un contexto informal y que, por supuesto no supone una posición oficial", declaró a medios de comunicación. "La relación entre España y México es una relación estratégica que va más allá de declaraciones verbales súbitas o palabras puntuales", agregó. Y es que para la diplomacia española, los constantes ataques del Gobierno mexicano representan un conflicto fantasma: vivo en apariencia, pero intangible y sin capacidad real de hacer daño.

Ayer por la noche, Albares habló por teléfono anoche con su homólogo mexicano, Marcelo Ebrard, con el fin de "aclarar" las palabras de AMLO. Sin embargo, por aquel entonces ya era prácticamente innecesario, dado que varias figuras cercanas al presidente ya se habían apresurado a quitar hierro al asunto. "Pausar no es frenar", dijo la presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Olga Sánchez Cordero; "No creo que se llegue al nivel de hablar o traer la embajada", indicó el coordinador del partido de López Obrador, Ricardo Monreal; "El problema es con ciertas empresas", matizó el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Héctor Vasconcelos.

Desde que en marzo de 2019 el presidente enviara una carta a Felipe VI exigiendo que se disculpara por la Conquista, la relación entre el Gobierno mexicano y el español, hasta entonces sin sobresaltos, dio un giro drástico. A partir de entonces, la Cuarta Transformación, como califica AMLO a su proyecto político, encontró en España el enemigo perfecto para señalar y, de paso, evitar discursos incómodos respecto a los problemas internos que afronta el país: cinco periodistas asesinados en lo que va de año, inseguridad descontrolada, feminicidios, crispación social y una muy cuestionable gestión de la crisis pandémica. De acuerdo con un estudio de la Universidad John Hopkins, México es el segundo país del mundo con mayor tasa de mortalidad por covid.

Foto: El presidente mexicano, Andres Manuel López Obrador, durante la celebración de la independencia de México, el pasado 15 de septiembre de 2021. (Reuters)

Las reivindicaciones nacionalistas hacia Madrid con las que López Obrador mantiene viva la llama de su discurso patriótico no tienen fin. Van desde sus críticas al caso de Pablo Hasél hasta la omisión de la representación española durante la conmemoración de los 200 años del documento que dio vida al México independiente. También incluyen la reciente acusación a las empresas españolas Iberdrola y Repsol de llevar a cabo "una especie de segunda conquista" tras la reforma energética de 2013 que abrió el sector a la inversión privada. Pero más allá de las palabras altisonantes y las cartas entregadas a bombo y platillo, la Administración de AMLO nunca ha tomado medidas reales que pudieran perjudicar los lazos México-España. Cuestionado ayer sobre si pedirá la salida del embajador o si solicitará formalmente la pausa en las relaciones, el presidente mexicano lo descartó por completo. "No, eso no se puede hacer", sentenció. Y a otra cosa.

"Una caja china"

Los ataques contra España nacen y mueren dentro de las fronteras ideológicas de la Cuarta Transformación. Ningún partido político ajeno al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) del presidente ha respaldado una sola declaración de López Obrador al respecto. Tras la conferencia de prensa presidencial de ayer, Andrés Atayde, presidente del opositor Partido Acción Nacional (PAN) en la Ciudad de México, fue tajante: "Es una visión de isla y no global", declaró a El Confidencial. El senador Damián Zepeda, del mismo partido, consideró que las palabras del mandatario "no son más que una caja china". "Es un distractor del presidente, que es experto en la materia", indicó.

Además de los políticos españoles y mexicanos, la mayoría de los académicos del otro lado del océano también ven en los ataques de AMLO hacia España una estrategia de política interna. Mariángela Rodríguez, profesora e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), comentaba a este periódico que veía con preocupación "tanta torpeza política". Para ella, la postura de exaltar el pasado indígena y de señalar constantemente a España por la Conquista y la colonización supone un sinsentido porque "los españoles de hoy nada tienen que ver con lo ocurrido entonces". Se trata de un reclamo histórico, aseveraba la experta, que se ha convertido en la bandera de un Gobierno pasando por alto la opinión de los historiadores más prestigiosos del país. Y mientras tanto, la política cultural mexicana se ha convertido en "un desastre absoluto". "La educación y la cultura mueren de inanición", criticaba.

Foto: El presidente Andrés Manuel López Obrador celebra "el Grito", la conmemoración anual de la independencia mexicana de España. (Reuters)

Por su parte, Alfredo Ávila Rueda, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y una de las voces más respetadas sobre la Conquista en México, consideró en su momento que “es tiempo de que los mexicanos nos quitemos de encima la idea de que la Conquista la hizo España”. En entrevista con el periódico local 'El Economista', agregó que “es un fenómeno mucho más complejo que simplemente decir que España vino a conquistar México”, describiendo como “un anacronismo” el que unos hechos ocurridos hace más de 500 años sean juzgados con los parámetros actuales.

Siguiendo la misma línea, el historiador Bernardo García Martínez, fallecido en 2017, explicaba en un libro de investigación histórica que es referente en ese país (‘La nueva historia general de México’) que "la caída de México-Tenochtitlan en 1521 no marca un lindero absoluto o incontrovertible entre un antes y un después". Y Carlos Martínez Shaw, catedrático emérito de Historia Moderna de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y miembro de la Real Academia de Historia, señalaba a El Confidencial que resulta inútil reducir un periodo histórico tan complejo a un cuento de buenos y malos. “Hay que dejar hablar a la historia contando lo que ocurrió. Hay que argumentar con documentos, con investigaciones serias. No hay que pensar en adjudicar culpas, mucho menos con finalidades de reivindicación política”, apuntó en su momento.

"Como que necesitamos un respiro". Así comenzaba ayer el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (o AMLO, como se le denomina popularmente), su diatriba a lo largo de la cual plantearía en reiteradas ocasiones su deseo de poner en pausa las relaciones entre su país y España. En su rutinaria rueda de prensa —conocida como 'la mañanera', por comenzar a las 8:00 cada día—, el mandatario consideró que los españoles ven México "como tierra de conquista", que darse un tiempo es necesario porque "no queremos que nos roben" y que, durante años, su nación ha salido perdiendo en los vínculos bilaterales. "Nos saqueaban", concluyó.

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