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"La pandemia me dejó atrapada en el desierto y ahora trabajo en Arabia Saudí"
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una leonesa que viaja por el mundo

"La pandemia me dejó atrapada en el desierto y ahora trabajo en Arabia Saudí"

A Paula la pandemia le pilló acampando en el desierto, a unos cientos de km de Riad, en Arabia Saudí. Al quedarse atrapada en el país, buscó trabajo, lo encontró y decidió quedarse allí

Foto: Fotos: (@howimettravel)
Fotos: (@howimettravel)

A Paula Belenda se le torcieron los planes hace ya cuatro meses, cuando en el camino del viaje que emprendió en solitario por Oriente Medio, solo con un billete de ida en el bolsillo, se cruzó la pandemia del coronavirus y el mundo entero se encerró en sí mismo.

Paula, originaria de Fabero (un pequeño pueblo en El Bierzo leonés), llevaba cinco semanas en Omán y un mes viajando por Arabia Saudí intentando, según explica, desmontar estereotipos y documentar la hospitalidad de la gente de esa zona del mundo. Y las noticias de la (por aquel entonces) desconocida enfermedad que se expandía desde China al resto del mundo no hacían presagiar aún todo lo que llegó después.

"Cuando llegué a Riad fue cuando empezó el brote del virus, pero salían algunas noticias y había muy pocos infectados. En esos momentos pensé que podía seguir mi viaje por Oriente Medio sin problemas. Me fui al desierto a acampar a 120 kilómetros de la capital, Riad, y al día siguiente recibí un mensaje de un amigo que me advertía que en unas horas cerraban el aeropuerto", relata Paula a El Confidencial.

Cuenta que ese día intentó llegar todo lo rápido que pudo, pero que el aeropuerto era un "caos" y en esos momentos solo quedaban unos pocos billetes en Business Class hacia destinos como Jordania y Turquía, pero no a España. Por eso concluyó que, para irse allí, mejor se quedaba en Riad. "Pensé que solo iban a ser unas pocas semanas y ya van a hacer cuatro meses de esto", recuerda entre risas.

"No me lo esperaba, estaba todo en el aire. Pensé que todos podríamos seguir pronto nuestros planes, nuestros viajes y nuestras historias", añade.

A día de hoy, el aeropuerto continúa cerrado para vuelos internacionales, pero Paula, que tuvo que instalarse temporalmente allí, ha tenido suerte. Tras ver que la situación empeoraba, los casos aumentaban y que el encierro podía alargarse, empezó a buscar trabajo en Riad. "Fue muy fácil", reconoce. Buscó en internet, encontró un par de ofertas que encajaban con su experiencia profesional, mandó su currículum, hizo una entrevista por teléfono, otra presencial y la contrataron con un visado de patrocinio en una empresa del sector inmobiliario, donde se dedica ahora a tareas administrativas.

Mochilera y viajera desde su época de universidad —e incluso antes—, Paula admite que nunca se había imaginado vivir en un país como Arabia Saudí, pero que está sorprendida "para bien" de lo que considera como una "experiencia vital", que le ha permitido incluso vivir los ayunos del Ramadán como una verdadera local.

De toda la experiencia, se queda sin dudarlo con la gente que ha conocido: "Te vas de viaje sola, pero luego es la gente a tu alrededor la que hace que las cosas sean buenas o malas, además de tu actitud". "La gente ha sido muy amable, superhospitalaria. Cuando supieron que me tenía que quedar aquí, me ofrecieron ayuda, dinero o un alojamiento", recuerda.

Todo salió tan bien, que cuando tuvo la oportunidad de ser repatriada, se dio cuenta de que tenía una casa y un trabajo allí y que su madre y su abuela se encontraban perfectamente en su pueblo, así que decidió quedarse. Aunque no por mucho tiempo: ahora que Arabia Saudí ya tiene previsto abrir sus fronteras el próximo 21 de junio, ya está pensando en continuar su ruta.

Su idea es seguir el viaje por Asia central, pero tiene asumido que decidirá su destino sobre la marcha, según lo que se pueda hacer: "Me gustaría seguir sin duda, ya noto el gusanillo de querer moverme. Para mí estar en un sitio tanto tiempo no es normal, me he tenido que adaptar mentalmente a algo así".

Una mujer que viaja sola

Paula es una mujer que viaja sola y reivindica ese espacio para todas las mujeres. Defiende que es la sociedad la que "nos hace creer que tenemos que tener miedo, pero eso no es así". Con su ejemplo, de hecho, pretende inspirar a otras mujeres sobre la posibilidad de viajar solas de forma "completamente libre e independiente", para que experimentemos por nosotras mismas la sensación y nos demos cuenta de que "no somos débiles, sino que tenemos las mismas oportunidades que un chico viajero".

De hecho, en su opinión este problema depende del lugar donde se esté o donde se vaya, sino de la construcción patriarcal en su conjunto: "No es el sitio en el que estamos. Si algo nos va a ocurrir es por el simple hecho de ser mujer. Es por la violencia que existe hacia la mujer en muchos países, por el patriarcado, por toda la construcción que existe alrededor. Da igual que yo esté en Madrid, en Arabia Saudí o en Paraguay. Si alguien quiere abusar de mí, lo va a hacer en cualquier sitio".

Y en ese proceso del viaje, explica que normalmente "se suele asociar lo diferente con lo malo", pero puede también pasarte algo malo en tu propio barrio o en tu pueblo, por lo que anima a no tener miedo a lo desconocido. Por supuesto, reconoce que el miedo existe, y que ella también lo tiene o lo ha tenido "en general o a veces cuando ha tenido que tomar decisiones en su vida", pero que no hay que dejar que 'guíe tu vida', sino utilizarlo como sentido común".

Ahora que la sociedad podría enfrentarse a un cambio de actitud en la manera que tiene la gente de viajar (miedo a volar por las aglomeraciones de pasajeros y miedo al virus o a otros sistemas sanitarios), ¿podría modificarse el modo de hacer turismo? Paula, que considera que no dejar "huella medioambiental" pero sí dejarla en la gente local es la mejor experiencia de viajar, no está muy segura: "En cuanto las cosas parezcan más o menos normales, la gente va a volver a como era antes. Aunque ojalá la gente aprenda de esta situación".

A Paula Belenda se le torcieron los planes hace ya cuatro meses, cuando en el camino del viaje que emprendió en solitario por Oriente Medio, solo con un billete de ida en el bolsillo, se cruzó la pandemia del coronavirus y el mundo entero se encerró en sí mismo.

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