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Volver a España desde el fin del mundo: un mes en barco desde Antártida por el Covid-19
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37 españoles en las bases de la Antártida

Volver a España desde el fin del mundo: un mes en barco desde Antártida por el Covid-19

Miles de turistas españoles intentan regresar a casa por todo el mundo. Sin embargo, el viaje más difícil es el de los españoles desplegados en la Antártida, que podría durar un mes

Foto: La base antártica española Juan Carlos I. (CSIC)
La base antártica española Juan Carlos I. (CSIC)

Mientras en España se ordenaba el confinamiento y se declaraba el estado de alarma por el avance del coronavirus —que ya ha infectado a más de 14.700 personas en el país—, más de 12.500 kilómetros al sur, en el helado casquete de la Antártida, el equipo español en la Base Juan Carlos I recogía a toda prisa los bártulos y cerraba de emergencia la misión antártica de este año. La rapidez es clave: conforme se van cerrando fronteras, corren cada vez más riesgo de quedarse atrapados sin poder regresar rápidamente a España, donde les esperan sus familias después de meses de misión en el confín del mundo.

Tras un viaje de tres días en el buque de investigación oceanográfica Hespérides desde la isla Livingston, donde se levanta la base española, este miércoles llegaron por fin a puerto habitado. Sin embargo, se han encontrado con las puertas cerradas. Tanto Chile (238 casos) como Argentina (97) y Uruguay (79) han cerrado sus fronteras y bloqueado puertos y vuelos con destino a Europa, una medida para contener la expansión mundial del coronavirus.

El buque va cargado al máximo, con más de 80 personas entre la tripulación y los 37 miembros de las dos bases antárticas españolas evacuadas (una militar, la Gabriel de Castilla, y otra civil). Han logrado fondear este miércoles en el puerto argentino de Ushuaia, en Tierra de Fuego, donde permanecerán un par de días. Pero aunque las autoridades argentinas han permitido que el buque pueda abastecerse de víveres y repostar, los españoles solo podrán ver la ciudad desde la cubierta. Tienen prohibido desembarcar.

Foto: Un trabajador desinfectando el aeropuerto de Jakarta, Indonesia. (Reuters)

"Nosotros sabíamos que estábamos bien abajo y que no había problema, pero seguíamos con preocupación [la crisis de coronavirus en España], y más los que tienen familia allí. Y cuando empezaron a cerrar aeropuertos, nuestra preocupación cambió en otro sentido, porque veíamos que realmente nos podíamos quedar bloqueados", relata el jefe de la Base Antártica Juan Carlos I, Jorge Felipe Álvarez, por teléfono a El Confidencial. El pasado 15 de marzo cerraron de emergencia la base, algo más de una semana antes de lo programado. "Cuando salimos hace tres días desde la Antártida, Ushuaia no estaba bloqueada, pero sabíamos que era factible llegar a puerto y encontrárnoslo [cerrado]", continúa.

Un mes cruzando el océano

Las opciones sobre la mesa son cada vez más reducidas, admite el jefe de la BAE. Con Argentina, Chile y Uruguay cerrados, el país más cercano donde poder desembarcar y luego tomar un vuelo a España es Brasil, que todavía mantiene fronteras abiertas y rutas aéreas con Europa. Sin embargo, puede ser por poco tiempo. Los cierres se decretan de la noche a la mañana y el buque tarda varios días en llegar.

En el Hespérides no quieren encontrarse con una situación similar a la de Ushuaia y que, al llegar a Brasil, o no puedan desembarcar o se hayan cancelado los vuelos a España. La opción más factible, admite Felipe Álvarez, es navegar directamente a España cruzando el Atlántico. El trayecto se prolongaría durante al menos un mes.

"Es la opción más real, pero la estamos intentando evitar para sacar cuanto antes de aquí a la gente y no dejarla un mes más", aclara el jefe de la base. Bajo su mando están las 15 personas que se encontraban en la base española Juan Carlos I en el continente blanco, entre técnicos de gestión del enclave del CSIC y científicos. Llevan en la Antártida desde enero. "Si además de tres meses de campaña le tienes que añadir un mes más que no tienes calculado… Pues las familias también lo sufren", asevera.

placeholder El buque español de investigación oceanográfica Hespérides, en Montevideo, días antes de partir a una expedición en la Antártida este diciembre. (EFE)
El buque español de investigación oceanográfica Hespérides, en Montevideo, días antes de partir a una expedición en la Antártida este diciembre. (EFE)

Cuarentena extrema

Aunque la infección llega cada día a más países de todo el globo, la Antártida, donde apenas viven entre 5.000 y 1.000 personas durante el año, se ha mantenido a salvo del Covid-19. A finales de enero, China canceló su programa polar, suspendiendo los viajes de sus científicos y miles de turistas, y cerró sus cuatro bases en el continente hasta nueva orden. La base española Juan Carlos I no había recibido ningún visitante en las últimas tres semanas, y desde entonces nadie ha mostrado síntomas de la enfermedad.

"No puede haber nadie que esté contaminado a día de hoy en ninguna de las dos bases. Pero ahora que hemos llegado a un puerto como el de Ushuaia, lo que hay que evitar es contagios de tierra a nosotros", afirma Felipe Álvarez.

placeholder Foto: CSIC.
Foto: CSIC.

Desde el buque fondeado, se están tomando medidas de control para evitar una eventualidad semejante pues, en caso de que el buque tuviera que prolongar su viaje durante un mes más cruzando el Atlántico rumbo a España, 80 personas en un espacio cerrado supondrían un ambiente imposible para hacer efectiva una cuarentena de los contagiados sin que prácticamente todo el pasaje quedara expuesto al virus. El crucero Diamond Princess, donde se detectaron varios casos y se prohibió a sus pasajeros salir del barco, acabó con 712 casos de las 3.000 personas a bordo.

"Lo que se está haciendo es vigilar que todo lo que suba ahora al barco, víveres y demás, sea esterilizado antes de subir", detalla Felipe Álvarez. Para ello, se utilizan soluciones de agua con lejía, geles de alcohol... El personal que está manipulando los víveres traídos del exterior utiliza guantes, trajes y gafas. "Lo que se hace es limpiar la parte de fuera, sacar los envoltorios para dejar la parte interior, mantenerlo en una cámara durante un tiempo…", continúa el jefe de la base. Medidas suficientes para impedir que el virus pueda propagarse.

Tanto el jefe de la base Juan Carlos I como el resto de españoles desplegados en la Antártida confían en poder regresar pronto a casa. En España, la infección empieza a llegar a su pico de contagios y no se espera que los efectos del confinamiento, aplicado en todo el país, empiecen a mostrar sus frutos hasta dentro de varios días. Mientras, ellos ya están viviendo una cuarentena extrema.

Mientras en España se ordenaba el confinamiento y se declaraba el estado de alarma por el avance del coronavirus —que ya ha infectado a más de 14.700 personas en el país—, más de 12.500 kilómetros al sur, en el helado casquete de la Antártida, el equipo español en la Base Juan Carlos I recogía a toda prisa los bártulos y cerraba de emergencia la misión antártica de este año. La rapidez es clave: conforme se van cerrando fronteras, corren cada vez más riesgo de quedarse atrapados sin poder regresar rápidamente a España, donde les esperan sus familias después de meses de misión en el confín del mundo.

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