Aparecen siete ballenas muertas en Alaka: creen que la culpa es del cambio climático
La falta de hielo en el Ártico ha provocado una interrupción en la cadena alimentaria de las ballenas, que necesitan más de una tonelada de alimentos cada día
La aparición de siete ballenas grises muertas en tres puntos distintos de Alaska en las últimas horas no ha hecho más que aumentar las alarmas entre los biólogos marinos. En lo que va de año el número de cetáceos muertos que han aparecido en este estado del norte de los Estados Unidos es ya de 22 y los científicos creen que esa cifra no dejará de crecer.
Pero no sólo es Alaska: toda la costa del Pacífico de Estados Unidos está viendo aumentar el número de ballenas que aparecen muertas en sus costas, superando las cifras de 1999, donde se encontraron 91 animales muertos, y va camino del récord que estaba vigente hasta ahora: en el año 2000 aparecieron 131 ballenas. Solo en lo que llevamos de año se han encontrado ya a 96.
Julie Speegle, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), explica a la CNN que se declaró un ‘evento de mortalidad inusual’ el 31 de mayo, algo que solo sucede cuando implica la muerte significativa de cualquier población de mamíferos marinos acorde a siete criterios establecidos. Pero los científicos tienen claro por qué está sucediendo este episodio: la culpa es del cambio climático.
El hielo se derrite
Durante el verano, las ballenas grises dejan las cálidas lagunas de reproducción de México y se trasladan al Ártico, donde encuentran los mejores bancos de peces para alimentarse. Una cuestión vital ya que estos mamíferos pueden superar fácilmente los 40.000 kilos de peso, pero para ello necesitan ingerir más de mil kilos de alimentos diarios.
La ballena gris estuvo en peligro de extinción hasta 1994, aunque desde entonces su número ha crecido hasta alcanzar los 27.000 ejemplares actuales
El problema es que muchas de las ballenas grises que se encontraron muertas han aparecido desnutridas, por lo que los científicos creen que no están comiendo lo suficiente. La teoría de los científicos, según Julie Speegle, es que la falta de hieloen el Ártico haya provocado la interrupción en la fuente de alimento de las ballenas grises.
Explica que "las ballenas grises engordaron durante el último verano al alimentarse de la vida marina, en su mayoría anfípodos del fondo del océano. Pero cuando el hielo marino se derrite y desaparece, como sucedió el año pasado, hay una interrupción en la red alimenticia que provoca que haya menos anfípodos para las ballenas grises". Estos cetáceos estuvieron en peligro de extinción hasta 1994, aunque desde entonces su número ha crecido hasta alcanzar en la actualidad los 27.000 ejemplares aproximadamente.
La aparición de siete ballenas grises muertas en tres puntos distintos de Alaska en las últimas horas no ha hecho más que aumentar las alarmas entre los biólogos marinos. En lo que va de año el número de cetáceos muertos que han aparecido en este estado del norte de los Estados Unidos es ya de 22 y los científicos creen que esa cifra no dejará de crecer.