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La UE se vuelca con Macedonia, una historia de "paz" en tiempos turbulentos
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La UE se vuelca con Macedonia, una historia de "paz" en tiempos turbulentos

Zaev se lleva a Macedonia el respaldo de los europeos a su casa, apenas a dos semanas de que se celebre el referendo en el que el país se juega mucho más que un nombre: su futuro.

Foto: Macedonian prime minister zaev addresses the european parliament in strasbourg
Macedonian prime minister zaev addresses the european parliament in strasbourg

"Me siento como en casa". Se lo ha dicho el primer ministro de Macedonia, Zoran Zaev, a los eurodiputados que hoy le han recibido con los brazos abiertos. Zaev ha acudido hoy a la Eurocámara a contar una historia de paz y esperanza en medio de los tiempos turbulentos que atraviesa la política europea, para llevarse a cambio el respaldo de los europeos a su casa, apenas a dos semanas de que se celebre el referendo en el que el país se juega mucho más que un nombre -Macedonia del Norte-: su futuro.

"El voto del 30 de septiembre es mucho más que un referendo sobre el acuerdo" para cambiar el nombre de su país a Macedonia del Norte y poner fin así a una disputa de 25 años con su vecino del sur, Grecia, que ha bloqueado cualquier acercamiento de Skopje a la Unión Europea o la OTAN, avisa el primer ministro. La consulta es "sobre nuestro futuro, es como una segunda independencia", ha asegurado Zaev, que ha tocado alternativamente las fibras nacionalistas tan sensibles en los balcanes, así como las europeas.

placeholder Tsipras y Zaev celebran el acuerdo que pone fin a una disputa de 25 años... si los macedonios lo aceptan (EFE)
Tsipras y Zaev celebran el acuerdo que pone fin a una disputa de 25 años... si los macedonios lo aceptan (EFE)

Sus palabras han sido recibidas con aplausos en el mismo hemiciclo que hace apenas tres días aplaudía al otro protagonista de esta historia: Alexis Tsipras. El primer ministro griego se ha marcado un importante tanto, no solo a ojos de parte de los griegos, sino sobre todo en la escena internacional al lograr sellar un pacto que ninguno de los dos partidos que se turnaron el poder en Grecia durante décadas -los socialistas del PASOK y los conservadores de Nueva Democracia- habían logrado.

A la Unión Europea, este éxito -que aún debe ser aceptado por los macedonios- le sabe a una victoria propia. Zaev no ha ocultado cuál es la principal motivación de su país para cambiar su nombre: acceder a la Unión Europea y a la OTAN. El trato con Atenas es que, una vez renuncien a utilizar solo "Macedonia" -el mismo apelativo de una región colindante griega- como nombre oficial del país, dejará de cortarle el paso en la arena oficial. Un acuerdo que también le está pasando factura a Tsipras, que no solo tiene que hacer frente a violentas protestas en el norte del país, sino que además podría tener una crisis de gobierno si su socio, el ultranacionalista Pamos Kammelos, cumple su amenaza de retirarle su apoyo.

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Que un país decida renunciar a un tenso conflicto identitario para, por las vía pacífica, abrirse las puertas a la Unión Europea es una gran victoria para ese "soft power" que es el club comunitario. Muestra que los que están fuera aún ven enormes ventajas en ser parte de ella, pese a las críticas internas y a la decisión de Reino Unido de abandonarla.

Esto no quiere decir que Macedonia ya a entrar en la UE de un día para otro, pero sí que ahora tendrá verdaderas opciones de hacerlo. Un mensaje muy importante también para la zona de los Balcanes occidentales, en la que avanza la influencia de otros actores, desde Rusia a los poderes del golfo, a costa del desencanto de muchos de estos países que aspiran desde hace años a seguir los pasos de Croacia hasta la UE, sin lograr verdaderos progresos. Y las recientes tensiones, como las fronterizas entre Serbia y Kosovo, inquietan en las capitales europeas, temerosas de que los Balcanes vuelvan a inclinarse por la confrontación en lugar de la colaboración para resolver sus diferencias.

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"Queremos ser un ejemplo", ha dicho Zaev ante los eurodiputados. Y, de igual modo, los europeos quieren que el acuerdo entre Grecia y Macedonia sea una inspiración para sus vecinos. Por ello, arropan a Zaev. No solo le han invitado a Estrasburgo, sino que la canciller alemana, Angela Merkel, viajó la semana pasada a Skopje para respaldar en persona la causa de "Macedonia del Norte". Y la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, lo hará hoy. La zona es clave para la UE.

Para muchos españoles, los Balcanes quedan muy lejos. Y, sin embargo, son fundamentales para el mapa de Europa. Si se mira con atención, Macedonia, Albania, Bosnia y Herzagovina, Serbia, Kósovo y Montenegro son a la UE como unas piezas que le faltaran a un puzzle, un vacío entre Croacia, Bulgaria, Hungría, Rumanía y Grecia. Independientemente de la posición de unos y otros sobre si deben o no entrar un día a formar parte del club comunitario, es fundamental cooperar con ellos y mantener su estabilidad por cuestiones como la seguridad, la inmigración y las relaciones comerciales, entre otros.

placeholder Violentas protestas en el norte de Grecia, la provincia de Macedonia, por el acuerdo con 'Macedonia del Norte' (REUTERS)
Violentas protestas en el norte de Grecia, la provincia de Macedonia, por el acuerdo con 'Macedonia del Norte' (REUTERS)

De hecho, la Eurocámara ha dado hoy luz verde para iniciar las negociaciones con los países de la Unión Europea para la exención de visados a Kosovo, pese al voto negativo de la mayoría de eurodiputados españoles, informa la Agencia Efe. Kosovo es el más controvertido de los socios balcánicos, ya que varios países europeos -entre ellos España- no reconocen aún su independencia por sus propios motivos internos. Y esto hace que, virtualmente, cualquier acercamiento hacia la UE sea por el momento improbable.

"Me siento como en casa". Se lo ha dicho el primer ministro de Macedonia, Zoran Zaev, a los eurodiputados que hoy le han recibido con los brazos abiertos. Zaev ha acudido hoy a la Eurocámara a contar una historia de paz y esperanza en medio de los tiempos turbulentos que atraviesa la política europea, para llevarse a cambio el respaldo de los europeos a su casa, apenas a dos semanas de que se celebre el referendo en el que el país se juega mucho más que un nombre -Macedonia del Norte-: su futuro.

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