'Caballos de Troya' de China en Europa del Este: qué hay detrás de sus inversiones
Montenegro es uno de los mejores ejemplos de las crecientes inversiones estratégicas chinas en Europa del Este. Y de los riesgos políticos que subyacen tras estas grandes apuestas
China está intentando reforzar su influencia política y económica en el viejo continente de la forma que mejor le ha resultado en otras regiones. Con la chequera. Y sus esfuerzos están empezando a surtir efecto. Sobre todo en los eslabones más débiles de la cadena, en los países de Europa del Este. La Unión Europea (UE) teme que algunos de ellos puedan convertirse en auténticos caballos de Troya en su seno.
Los pilares de hormigón, de hasta varias decenas de metros de altura, son de por sí imponentes. Se levantan orgullosos sobre el telegénico cañón del río Moraca, en el montañoso centro de Montenegro. Cuando se concluya, esta autopista de 165 kilómetros plagada de túneles y viaductos debe cruzar de arriba abajo esta pequeña y pobre nación del Este de Europa que aspira a acceder a la UE. El multimillonario proyecto aspira a conectar el Adriático con Serbia, ayudando a dinamizar el empobrecido norte de Montenegro. Será ambiciosa y espectacular. Un espaldarazo al país. Si es que alguna vez termina de construirse.
Porque la obra se encuentra atenazada por problemas financieros. El primer tramo de esta autopista, de 41 kilómetros, ha endeudado ya enormemente al Gobierno montenegrino. Fueron 809 millones de euros para el 85% de esta fase. La deuda se ha disparado hasta el 80% del producto interior bruto (PIB). El Ejecutivo en Podgorica se ha visto forzado a elevar los impuestos, congelar parcialmente los sueldos a los funcionarios y eliminar unas subvenciones para madres. Las alarmas se han disparado en el país y en la UE. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha expresado sus dudas en torno a la viabilidad del proyecto. Pero los políticos no quieren abandonarlo. El primer ministro Dusko Markovic aseguró que la autopista se acabará "cueste lo que cueste". El FMI estima que 1.200 millones más.
Lo esencial es, además, que hay un banco dispuesto a seguir prestando a Montenegro: el Exim Bank, una entidad financiera estatal china dedicada a financiar la política industrial y comercial de Pekín. De hecho, el 70% de los 3.605 trabajadores del primer tramo de la autopista son empleados de la estatal Corporación China de Carreteras y Puentes (CRBC), un gigante mundial de la construcción. La compañía ha obtenido además unas condiciones muy ventajosas por hacerse con este proyecto, incluido dentro de la Belt and Road Iniciative (BRI) de Pekín, una ambiciosa propuesta para establecer las vías comerciales del futuro para los productos chinos. Unas nuevas rutas de la seda que atraviesan Asia, África y, cada vez más, Europa.
Países "altamente vulnerables"
La "autopista a ninguna parte", como la llaman sus detractores, es uno de los más claros ejemplos de las crecientes inversiones estratégicas chinas en Europa del Este. Y de los riesgos políticos que subyacen tras estas grandes apuestas, que pueden dejar entrampado a más de un gobierno, muy dúctil a las presiones de Pekín. Un informe del pasado marzo del think-tank estadounidense Centro para el Desarrollo Global (CGDEV) lo incluía en la lista de ocho países "altamente vulnerables" a China por las deudas contraídas debido a proyectos del BRI. Completaban esa tabla Yibuti, Las Maldivas, Laos, Mongolia, Tayikistán, Kirguistán y Pakistán.
Montenegro no es una excepción en el este de Europa. China ha invertido más de 6.000 millones de euros en los Balcanes occidentales, de los que la mayor parte han ido a parar a Serbia, un tradicional aliado de Pekín. Esto ha servido para estrechar los lazos económicos y políticos de estos seis países con China, aunque no siempre sentando las bases para una relación entre iguales. El hueco que ha venido a ocupar Pekín es el que ha dejado libre la UE, pese a ser el gran vecino y la aspiración de muchos de ellos. Los ha dejado de lado durante la última década, sumida en sus propias crisis, y está dando largas a su adhesión.
"La exitosa estrategia de cuña empleada por Pekín es la victoria sin lucha definitiva"
Los intereses de Pekín, mientras tanto siguen extendiéndose por todo el este de Europa, dentro también de las fronteras de la UE. Su proyecto estrella -engarzado dentro del BRI- son 350 kilómetros de vías de ferrocarril entre Belgrado y Budapest, tanto para trenes de alta velocidad como para convoyes de mercancías. Su presupuesto, 3.000 millones de euros. Otra pieza clave de su estrategia fue la toma de control a través de la empresa estatal Cosco del puerto griego del Pireo, donde China ha invertido ya 600 millones para su modernización. Los países destino de estas inversiones son Hungría y Grecia. No por casualidad uno de los socios más euroescépticos y uno de los más débiles económicamente.
El Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, una institución financiera multilateral creada en 1990 para financiar proyectos de infraestructura en Europa del este tras la caída del muro de Berlín, advirtió ya el año pasado de los avances de China en su propio ámbito de trabajo. El papel de Pekín en los Balcanes no podía considerarse ya "de carácter exploratorio". Además dio por sentado que el gigante asiático seguiría aumentando sus préstamos en la región en los próximos años.
La ausencia de la UE
El Gobierno chino ha aprovechado el tiempo en que la UE ha estado ausente. En 2012 instauró, pese a los recelos de Bruselas, las cumbres anuales de su presidente con los líderes de los 16 países de Europa del este. En estos foros se habla principalmente de grandes oportunidades de inversión. Un año después, el presidente chino, Xi Jinping, presentó su BRI y reservó un espacio para la región, debido a su estratégica posición en el sureste de Europa, un punto de acceso clave a los afluentes norte y centro del continente para los productos chinos.
Dániel Hegedus, politólogo y analista del think tank German Marshall Fund asegura que Pekín tiene un "declarado interés geopolítico" en la región y considera que su influencia política en Europa del este "no es tan destructiva como la de sus socios rusos, pero no es tampoco inocua". China, agrega, "tiene un significativo influjo político en los países del Este de Europa y en ciertos otros socios de la UE, lo que explota sin duda para sus propios intereses de política exterior". A este respecto, cita como Hungría y Grecia bloquearon recientemente un comunicado de la UE sobre las críticas de la ONU a las violaciones de los Derechos Humanos en China.
Otro ejemplo que citan los expertos al hablar de las consecuencias de la influencia china en el este europeo es la tibia contestación que dio en 2016 la UE a una sentencia de la Corte Permanente de Arbitraje crítica con la política expansionista de China en el mar del Sur de China, ignorando las reclamaciones territoriales de sus vecinos. Los 28 tardaron tres días en reaccionar al fallo del tribunal y lo hicieron de un modo tan neutro que llamó la atención de los expertos. Grecia, Hungría y Croacia no dieron el visto bueno al texto conjunto hasta no se limaron todos los aspectos que molestaban a China.
"La política económica de China ha suavizado la resolución de algunos estados miembros de la UE y les ha llevado a defender las posiciones de Pekín en el mar del Sur de China. La lenta erosión de los valores de Europa así como su incapacidad para unirse y hablar con una sola voz en cuestiones de Estado de derecho contribuye al descarrilamiento de la gobernanza internacional. La exitosa estrategia de cuña empleada por Pekín es la victoria sin lucha definitiva", juzgaba poco después Theresa Fallon, analista política, fundadora del Centro para los Estudios sobre Rusia, Europa y Asia (CREAS) y asesora de la OTAN.
En Bruselas son conscientes de los movimientos de China. Aunque la reacción no sea evidente. El comisario para la Política de Vecindad Europea y Negociaciones de Ampliación, Johannes Hahn, advirtió en una entrevista a 'Politico' en julio sobre "la especie de patrón" de comportamiento o "modelo de negocio" de Pekín en la región, que consiste en "ofrecer créditos atractivos o más o menos atractivos" que, al no poder devolverse, son "convertidos en capital". "Éste es exactamente el caso de la infame autopista de Montenegro", apostilló.
China está intentando reforzar su influencia política y económica en el viejo continente de la forma que mejor le ha resultado en otras regiones. Con la chequera. Y sus esfuerzos están empezando a surtir efecto. Sobre todo en los eslabones más débiles de la cadena, en los países de Europa del Este. La Unión Europea (UE) teme que algunos de ellos puedan convertirse en auténticos caballos de Troya en su seno.
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