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Tailandia planea convertir la cueva en una atracción turística
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AYUDA ESPIRITUAL Y PLANES DE APROVECHAMIENTO

Tailandia planea convertir la cueva en una atracción turística

El monje Phra Khuva Boonchum, célebre tras 'predecir' que se encontraría a los niños con vida, apoya los trabajos de rescate con oraciones en las que algunos adivinan una intención política

Foto: El monje Phra Khuva Boonchum, una celebridad en Tailandia, sale de la cueva de Tham Luang, el 4 de julio de 2018. (Reuters)
El monje Phra Khuva Boonchum, una celebridad en Tailandia, sale de la cueva de Tham Luang, el 4 de julio de 2018. (Reuters)

“No os preocupéis. Los niños están bien. Los encontrarán en uno o dos días”, sentenció Phra Khuva Boonchum, un monje budista local, el pasado sábado cuando visitó la cueva en la que llevan atrapados casi dos semanas 12 niños y su entrenador de fútbol en el norte de Tailandia. Poco después de su visita, la lluvia dio un respiro y las tareas de rescate pudieron ir más rápido. El lunes por la noche, al límite de la predicción del monje, dos buceadores británicos encontraban a todos los miembros del equipo juvenil de fútbol sanos y salvos, aunque en un lugar de difícil acceso del que todavía no han podido sacarlos.

Tailandia mira al cielo de cara al rescate de los 13 atrapados en una cueva

Para muchos, el hallazgo de los chavales fue producto de las plegarias del monje. Tailandia es un país profundamente religioso en el que el budismo, profesado por un 95% de la población, se mezcla con otras creencias animistas de diversas procedencias.

De hecho, según la tradición local de la zona de Mae Sai, el distrito donde se encuentra la cueva, la gruta está habitada por una antigua princesa que se había quedado embarazada de un plebeyo y que escapó a la cueva después de que su padre se enterara y enfureciera. El amante fue asesinado por los soldados del rey, y la princesa, al ver que su enamorado no llegaba, se suicidó. Su sangre se convirtió así en el río Mae Sai, que fluye cerca de la gruta, y su cuerpo, en la montaña Doi Nang Non que ha engullido a los chavales.

Foto: Un médico asiste a los niños atrapados en la cueva de Tham Luang, el 3 de julio de 2018. (Reuters)

En un país tan creyente, la mejor estrategia para aplacar a los espíritus enfurecidos son las plegarias y los buenos actos. Por ello, desde el inicio del rescate, la escena se ha llenado de símbolos religiosos y altares, y varios grupos de monjes han acudido a la cueva para rezar por los desaparecidos. Parece que ninguno ha sido tan eficaz, sin embargo, como el monje Khuva Boonchum, quien está recibiendo elogios en Tailandia por sus efectivas plegarias.

Para algunos, sin embargo, el simbolismo ha sido bien planeado para servir a los fines políticos de la junta militar tailandesa, en el poder desde un golpe de Estado de 2014, y su afán centralizador. “Están deslegitimando los cultos espirituales locales y presentando la operación de rescate como una victoria del budismo sobre las creencias supersticiosas locales”, asegura Edoardo Siani, antropólogo especializado en Tailandia de la Universidad de Kyoto. “Yo lo leo como una oposición entre el Estado central budista y la periferia supersticiosa. A nivel político, se replica el mismo modelo”, continúa. Así, los equipos de rescate y otras personas involucradas en él, como el monje Khuva, están siendo revestidos de un aura de “seres meritorios con virtudes budistas”, explica el académico.

placeholder Bombeo de agua en el exterior de la cueva de Tham Luang, el 5 de julio de 2018. (Reuters)
Bombeo de agua en el exterior de la cueva de Tham Luang, el 5 de julio de 2018. (Reuters)

Una nueva atracción turística

Los menores, que tienen entre 11 y 16 años, entraron junto a su entrenador de fútbol en la cueva el pasado 23 de junio después de terminar un entrenamiento y se quedaron atrapados cuando el agua de las lluvias torrenciales bloqueó la salida.

Los equipos de rescate se plantean ahora la mejor estrategia para sacarles con vida, ya que ninguno de ellos sabe nadar. Las autoridades están bombeando agua fuera de la cueva, para intentar que el nivel baje lo suficiente y sacarlos a flote con chalecos salvavidas. Si no lo consiguen, se podría intentar un rescate buceando a través de la cueva, una opción que varios expertos han catalogado de muy peligrosa. Sin embargo, si las lluvias vuelven, como está previsto que ocurra esta sábado, antes de que se rescate a los niños, es posible que tengan que esperar cuatro meses, hasta el final del monzón, para poder evacuarlos.

Foto: Fotografía cedida por el Real Ejército de Tailandia que muestra a los 12 menores y su entrenador, desaparecidos en la cueva Tham Luang. (EFE)

Medio mundo está siguiendo al minuto el destino de los niños atrapados en la cueva. Y Tailandia quiere aprovechar el tirón. Así, la Autoridad de Turismo de Tailandia (TAT en sus siglas en inglés) ha anunciado que se está planteando promover la cueva de Tham Luang, donde están atrapados los menores, como un nuevo destino turístico. “Después de que el equipo de rescate encontrara a los 12 jugadores de fútbol y su entrenador en la noche del lunes, la cueva se ha convertido en un interés tanto para los viajeros internacionales como nacionales”, aseguró a 'Bangkok Post' Karuna Dechatiwong, responsable de la TAT en Chiang Rai, la provincia donde está la cueva.

Así, el Gobierno podría diseñar una ruta de lugares de interés en la zona, aunque aún se está planteando cuáles son las medidas de seguridad que deberían seguirse para evitar accidentes similares a los del equipo de fútbol, especialmente en la temporada de lluvias. Chiang Rai ya es un popular destino turístico, tanto para locales como extranjeros, que buscan fundamentalmente disfrutar de sus paisajes y templos, así como del lugar en el que Tailandia, Myanmar y Laos conectan con el río Mekong como frontera.

“No os preocupéis. Los niños están bien. Los encontrarán en uno o dos días”, sentenció Phra Khuva Boonchum, un monje budista local, el pasado sábado cuando visitó la cueva en la que llevan atrapados casi dos semanas 12 niños y su entrenador de fútbol en el norte de Tailandia. Poco después de su visita, la lluvia dio un respiro y las tareas de rescate pudieron ir más rápido. El lunes por la noche, al límite de la predicción del monje, dos buceadores británicos encontraban a todos los miembros del equipo juvenil de fútbol sanos y salvos, aunque en un lugar de difícil acceso del que todavía no han podido sacarlos.

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