López Obrador gana las elecciones de México: volantazo a la izquierda al sur de USA
El fuerte hartazgo de los mexicanos con Peña Nieto y los partidos tradicionales ha sido precisamente la gasolina que ha permitido el triunfo de López Obrador, quien acudía como candidato por tercera vez
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será el presidente de México hasta 2024. Será la primera vez en más de 80 años que un socialista, que además no es miembro ni del PRI ni del PAN -los dos partidos tradicionales-, gobierna la segunda economía más grande de habla hispana y el vecino del sur de Estados Unidos, país con el que México no pasa actualmente por sus mejores relaciones. Las encuestas, que daban una amplia victoria a su candidatura, esta vez no se equivocaron.
Ni siquiera fue necesario esperar hasta tener un gran porcentaje escrutado. Pocos minutos después de que se publicaran los primeros resultados del conteo rápido, que estiman la tendencia de voto, José Antonio Meade (PRI) y Ricardo Anaya (PAN), sus dos principales rivales, salieron en rueda de prensa para reconocer su derrota y dar su enhorabuena a AMLO. “No somos los triunfadores de este proceso", admitió Meade. "La tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador”, claudicó Anaya, quien aseguró haber llamado a AMLO para felicitarle por el triunfo.
"Expreso mi respeto a quienes votaron por otros candidatos y a partidos, y lo mismo manifiesto para los tres candidatos a la Presidencia de la República de las distintas organizaciones que el día de hoy han reconocido nuestro triunfo y victoria", dijo a su vez López Obrador. Desde el Hotel Hilton, en el centro histórico de la capital, afirmó que este es un "día histórico", un día que marcaría el inicio de un mandato para "erradicar" la corrupción, uno de los principales problemas que corroe al país. "Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés superior".
Sobre las 20:17 hora local (las tres de la mañana en España), el primer corte de los resultados preliminares estimaba un 40% de los votos a AMLO, candidato por el partido Morena, mientras que Anaya obtendría un 32,82% y Meade apenas un 17,92%, una cifra que de confirmarse sería el peor porcentaje jamás obtenido por el PRI, partido que gobernó ininterrumpidamente México desde los años treinta hasta 2006 y agrupación a la que pertenece el todavía presidente Enrique Peña Nieto, un dirigente altamente impopular cuyo mandato ha quedado manchado por numerosos casos de corrupción y por un brutal aumento de la inseguridad. En México ocurre un asesinato cada 20 minutos, aproximadamente.
El fuerte hartazgo de los mexicanos con Peña Nieto y los partidos tradicionales ha sido precisamente la gasolina que ha permitido el triunfo de López Obrador, quien acudía como candidato por tercera vez tras quedar segundo en 2006 y 2012. “La tercera es la vencida”, había machacaba una y otra vez durante la campaña ‘El Peje’, como le apodan debido a que es escurridizo como un pez endémico del sureste mexicano.
Con la victoria de AMLO, de 64 años, México comienza una nueva etapa en su historia. Si en 2006 Vicente Fox (PAN) logró acabar con la ‘Dictadura Perfecta’ del PRI, López Obrador representa un volantazo hacia la izquierda en un país que desde los ochenta ha estado gobernado por políticos de centro derecha especialmente liberales en lo económico, dirigentes que promovieron privatizaciones de empresas públicas de los ochenta y la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) en 1994, hasta la apertura en 2013 a la inversión extranjera en el sector petrolero, monopolizado durante 70 años por la estatal Pemex.
Ahora toca ver cómo de radical será un candidato que se ha caracterizado durante la campaña por mantener un lenguaje extremadamente ambiguo, sobre todo con dos temas: la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, una obra que considera costosa y plagada de corrupción; y la anteriormente citada reforma energética de 2013, legislación de la que ha sido un ferviente opositor, pero hacia la que ha moderado su visión en los últimos meses. Qué hay de cierto en lo que dice, es la gran pregunta que los electores se hacen con un político que durante años ha cargado con el sambenito del “Hugo Chávez” versión mexicana.
Y es que el veterano López Obrador mantiene un discurso dirigido especialmente a las clases más bajas de un país donde la mitad de la población es pobre, pero que ha terminado por calar entre las clases medias e incluso altas ante el cansancio con el PRI y PAN. Sus dos principales promesas son acabar con la corrupción y reducir la violencia que asola el país, sin embargo, no ha detallado cómo conseguirá ambos ambiciosos objetivos. Sobre la inseguridad, afirma que en su Sexenio bajará la violencia un 30%, aunque no explica cómo. Sobre la lucha contra la corrupción, su método infalible será simplemente ser un presidente honesto, puesto que si el presidente es honrado los demás funcionarios no robarán, argumenta ‘El Peje’.
Originario de Tabasco, Obrador también propone impulsar el agrario, olvidado durante hace décadas en detrimento del industrializado norte, sobre todo desde la firma del NAFTA, un acuerdo que el Gobierno de Peña Nieto no ha terminado de renovar debido a la tozudez del equipo negociador de Estados Unidos.
Sin duda, uno de los puntos clave será como se desenvuelve con Donald Trump para mejorar la mala relación con Estados Unidos. De recurrente retórica antimperialista, Obrador no ha explicado cuál será exactamente su política exterior con respecto a la primera potencia. Sin embargo, su aguerrida personalidad permite vislumbrar una tensa relación con el caótico inquilino de la Casa Blanca, quien por cierto ya le ha felicitado vía Twitter.
El 82% de los votos no estarán escrutados hasta las ocho de la mañana de hoy en México, la tarde en España. Pero una vez que los dos principales han hincado la rodilla, el único interés que tiene el conocer los resultados es ver cómo de aplastante sería la ventaja de Obrador. Sin embargo, los mexicanos también debían elegir la totalidad de los nuevos miembros del Senado y de la Cámara de Diputados, los dos órganos que ostentan el poder legislativo. Si Morena obtiene la mayoría absoluta en ambas cámaras, López Obrador gozará de amplios poderes para hacer cambios profundos en México si así lo desea. Pero si no consigue una mayoría, el Congreso será un contrapeso importante para lograr la “cuarta transformación de México”, como define él a su presidencia
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será el presidente de México hasta 2024. Será la primera vez en más de 80 años que un socialista, que además no es miembro ni del PRI ni del PAN -los dos partidos tradicionales-, gobierna la segunda economía más grande de habla hispana y el vecino del sur de Estados Unidos, país con el que México no pasa actualmente por sus mejores relaciones. Las encuestas, que daban una amplia victoria a su candidatura, esta vez no se equivocaron.
- "López Obrador traerá un nuevo México": el fantasma del fraude sobrevuela las elecciones Adrián Espallargas. México D.F.
- Objetivo López Obrador: ¿quiere influir Rusia en las elecciones de México? Adrián Espallargas. México D.F.