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Luther King, medio siglo de conspiraciones: “Predicar contra Vietnam fue demasiado”
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50º ANIVERSARIO DE SU ASESINATO

Luther King, medio siglo de conspiraciones: “Predicar contra Vietnam fue demasiado”

Han pasado 50 años desde el asesinato de este campeón de los derechos civiles, pero persisten muchos enigmas sobre este caso... y muchas de las injusticias que motivaron su lucha

Foto: Una joven sostiene un cartel durante la lectura del discurso final de Martin Luther King en Boston, durante el aniversario de su muerte, el 2 de abril de 2018. (EFE)
Una joven sostiene un cartel durante la lectura del discurso final de Martin Luther King en Boston, durante el aniversario de su muerte, el 2 de abril de 2018. (EFE)

“¿Sabes cuánto costaba un helicóptero?”, vocifera de repente Mr Grover Thornton, 85 años, miembro aún de la NAACP, la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color. Han pasado ya más de 50 desde que se sumara a la organización que comenzó la lucha por los derechos civiles. Desafía a su edad y la física del sillón en el que estaba encajonado hasta casi incorporarse y estalla: “Yo estuve cerca del Dr King. Podían haberlo matado cientos de veces. Cientos. En cualquiera de las apariciones públicas, durante las protestas, las manifestaciones, las sentadas. La lucha por los derechos civiles llevaba más de una década. Pero en 1967 predicó en contra de la Guerra de Vietnam, eso era ir demasiado lejos. Demasiado lejos”, repite.

No es el único en verter sospechas. Cuando se cumplen 50 años del asesinato de la voz y el icono de la comunidad negra del siglo XX en América, los hijos del reverendo, como Martin Luther King III, insisten en los programas de televisión sobre la teoría de la conspiración. En contra de todas las investigaciones oficiales, ni siquiera creen que James Earl Ray actuara en compañía de otros, como apuntó el comité del Senado creado para aclarar los asesinatos del presidente John F. Kennedy, su hermano Robert y Martin Luther King

Foto: Ofensiva del Tet

Ese año, 1967, los rotores de las hélices no sólo atronaron la jungla del sudeste asiático, también lo hicieron en las ciudades de Newark y Detroit durante el 'largo y cálido verano' de las protestas raciales cuando la Guardia Nacional se enfrascó en una batalla campal con la comunidad negra. Bajo el grito de guerra ‘Burn, baby burn’, una parte de los negros salieron a tomar las calles contra un ejército de blancos. 43 muertos y 200 casas ardieron hasta los cimientos en una semana de lucha después de que el presidente Lyndon B Johnson enviara tanques y helicópteros a Detroit.

placeholder Cartel del Lorraine Motel, donde Martin Luther King fue asesinado. (EFE)
Cartel del Lorraine Motel, donde Martin Luther King fue asesinado. (EFE)

Se hace tarde en el 10142 de Sugarbushroad, la casa de Thornton en las afuera de Savannah, Georgia, el mismo estado en el que Martin Luther King nació hace 89 años y la ciudad en la que habría esbozado por primera vez las frases del discurso más célebre de EEUU: “I Have a Dream”. Resonaría definitivamente ante más de 200.000 personas en Washington, el 28 de agosto de 1963 durante el momento álgido de la desobediencia pacífica. “Había que valer para eso”, explica Thornton, “no se podía pelear por ninguna provocación. A mí me escupieron en la cara mientras protestaba pacíficamente”.

Pero todo eso había quedado muy lejos. Durante los 50 y primeros 60 Martin Luther King, inspirado por el ensayo de de Henry David Thoreau, 'Desobediencia civil' de 1848, y el ejemplo de Mahatma Gandhi en la India, había liderado a la comunidad negra hasta doblegar a la América del 'Jim Crow': las leyes de la segregación racial de los estados del sur de EEUU.

Obscena carnicería

Cinco años después, el país estaba a punto de estallar. “Tenía que volver a las calles y movilizar a la gente para detener inmediatamente la sangrienta, inmoral y obscena carnicería” escribió King sobre la guerra de Vietnam -'The Autobiograby of Martin Luther King, JR- -. Pero para entonces las calles no eran solo del reverendo. La NAACP que había liderado junto al reverendo los boicots y las protestas pacíficas durante los 50 y primeros 60 se había desmarcado de la rama que tomaría protagonismo hacia el final de la década.

La XXX, que introdujo el 'Black Power' había calado en una nueva generación que contemplaba con recelo a Rosa Parks y la década de logros de los activistas de los derechos civiles: desde el boicot de autobuses en Montgomery, Alabama en 1956 a la marcha pacífica por el voto de Selma en 1965. La violencia sí era una forma plausible de lucha en contra de los criterios del reverendo. Los disturbios en las grandes ciudades se multiplicaron y la violencia racial era imparable.

En Memphis, Tennessee, ni siquiera King era capaz de congregar una multitudinaria protesta sin que se produjeran actos vandálicos. El día 29 de marzo de 1968, él y su séquito abandonaron la ciudad tras un fallido acto de protesta. Decidió volver una semana después para demostrar que podía recuperar el pulso de la protesta pacífica. Sería su último discurso.

placeholder Captura de pantalla de un vídeo fechado el 19 de julio de 1968 que muestra a James Earl Ray (d) mientras es cacheado y procesado, al llegar a la Cárcel del Condado de Shelby, en Memphis. (EFE)
Captura de pantalla de un vídeo fechado el 19 de julio de 1968 que muestra a James Earl Ray (d) mientras es cacheado y procesado, al llegar a la Cárcel del Condado de Shelby, en Memphis. (EFE)

Canal Street parece una arteria que parte en dos Nueva Orleans. A un lado el bullicio del 'French Quartet' con sus bares y restaurantes repletos ahora de gente y música en directo casi a cualquier hora del día. En una de sus aceras, James Earl Ray, avistó, en diciembre de 1967 a Charles Stein, con quien había cruzado en coche medio sur de EEUU, de California hasta Luisiana.

El hombre que se declararía culpable de apretar el gatillo del rifle que acabó con la vida de Martín Luther King, le contaría a Stein, según relató éste a los investigadores del comité del Senado, que le había visto cruzar al barrio francés desde un bar. No salió a saludarle, lo que corroboró su impresión de que había acudido allí a reunirse con alguien.

Ray se acababa de fugar de una prisión de Misuri: era un delincuente profesional que llevaba toda la vida entrando y saliendo de la cárcel. No encajaba en el perfil de racista ni en el de perturbado.

La confesión más corta de la historia

“El motivo del viaje no se pudo determinar, aunque el comité encontró probable que Ray fuera a un encuentro furtivo con algún compinche en Nueva Orleans. El secretismo que rodeó ese encuentro era significativo”, plasmó la HSCA en 1978, el comité presidencial creado para arrojar luz al tercer caso de asesinato que se había cerrado sin un juicio completo. James Earl Ray había salido del país poco después de matar a King desde el cuarto de baño de la habitación 403 del mismo Motel.

Comprado”, explica Grover Thortnton, resumiendo la teoría que impulsó Robert Blakey, presidente de la HSCA. James Earl Ray había gastado 9.000 dólares en viajes entre 1967 y el asesinato de King en abril, durante los 14 meses que estuvo fugado, y no podía haber ingresado más de 664 durante seis semanas como lavaplatos: a la fuerza era dinero delictivo. Los indicios de la motivación económica de Ray eran claros según sus propios hermanos que declararon que nunca habría actuado así “si no fuera por una recompensa”.

placeholder Grover Thornton, 85 años, miembro aún de la NAACP. (J. Martín)
Grover Thornton, 85 años, miembro aún de la NAACP. (J. Martín)

A partir de ahí las posibilidades, todas sin evidencias, se multiplican. Como en el caso de JFK aparece el FBI, la CIA… Lo cierto es que cuando detuvieron a Ray en Londres fue extraditado a EEUU, donde se declaró culpable sin necesidad de ir a juicio, a cambio de evitar la pena de muerte. Tres días después ya se había desdicho, pero la condena era firme. Como explica el Washington Post la familia no sólo acabaría creyendo en una conspiración, sino en la misma inocencia de Ray, hasta hacer campaña por un juicio justo a finales de los 90.

“Martin Luther King había puesto al mundo del revés. Hizo algo increíble. No era perfecto. Perfecto soló era Jesús el hijo de Dios, pero fue su voz, el líder que necesitaba la comunidad negras. Estábamos cansados. Al final te cansas de ser maltratado todo el rato”. Thornton, que pertenece a la última generación que vivió la segregación racial completa en el sur de EEUU, recita de memoria el caso que abrió las puertas del mal: Plessy contra Fergusson, 1896, cuando la corte suprema dictaminó que se podía segregar a los negros en el tren. La sentencia incluyó “Separados pero iguales”, lo que sirvió para desarrollar la legislación en los estados del Sur demócratas.

“Nos dijeron 'separados aunque iguales' y ¿Sabes qué? Era todo menos eso. Separados sí, pero nunca iguales”. La América de ‘Jim Crow’: un término despectivo para designar al hombre negro, que sirvió para desatar la segregación racial absoluta de todos los aspectos imaginables de la sociedad. Antes de Martin Luther King, Rosa Parks, la NAACP, y los cientos de miles de voluntarios de los derechos civiles la democracia más antigua del planeta vivió bajo el peso de la segregación. Ellos cambiaron aquello, hasta forzar al presidente Lyndon B. Johnson a aprobar la ley por los Derechos Civiles de 1964, que puso fin ala legislación racista en el Sur.

Foto: Martín Luther King. (Corbis)

He visto la tierra prometida, por lo que esta noche estoy feliz. No me preocupa nada. No temo a ningún hombre”, expreso tan sólo un día antes de su muerte ante los manifestantes que acudieron a su discurso en Memphis, “Mis ojos han visto la gloria de la llegada del Señor”.

A las 6.01 pm, mientras esperaba en balcón del motel Lorraine antes de salir a cenar, una bala le alcanzó en la mandíbula. “Todo se ha acabado”, dijo en los brazos de su amigo y colaborador Ralph Abernathy. James Earl Ray murió en 1998 en la cárcel. Hasta el último día insistió en su inocencia. Nadie más fue investigado como autor o coautor.

“¿Sabes cuánto costaba un helicóptero?”, vocifera de repente Mr Grover Thornton, 85 años, miembro aún de la NAACP, la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color. Han pasado ya más de 50 desde que se sumara a la organización que comenzó la lucha por los derechos civiles. Desafía a su edad y la física del sillón en el que estaba encajonado hasta casi incorporarse y estalla: “Yo estuve cerca del Dr King. Podían haberlo matado cientos de veces. Cientos. En cualquiera de las apariciones públicas, durante las protestas, las manifestaciones, las sentadas. La lucha por los derechos civiles llevaba más de una década. Pero en 1967 predicó en contra de la Guerra de Vietnam, eso era ir demasiado lejos. Demasiado lejos”, repite.

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