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¿Qué sabía Jack Ruby? La extraña frase del asesino de Oswald antes de la muerte de JFK
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“MIRA LOS FUEGOS ARTIFICIALES”

¿Qué sabía Jack Ruby? La extraña frase del asesino de Oswald antes de la muerte de JFK

Cada nueva revelación sobre el caso de Kennedy plantea nuevas preguntas. En esta ocasión, se trata del testimonio de un confidente del FBI que reabre las dudas sobre Ruby

Foto: Una de las imágenes más icónicas del siglo XX. (Cordon Press)
Una de las imágenes más icónicas del siglo XX. (Cordon Press)

De todas las fichas que forman parte del complicado ajedrez que es el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, pocas resultan tan desconcertantes como la de Jack Ruby, que acabó con la vida de Lee Harvey Oswald disparándole a quemarropa dos días después del magnicidio. Esta duda eterna probablemente se deba a que sus intenciones nunca quedaron de terminar claras o, mejor dicho, resultaban tan diáfanas e inocentes –era una simple venganza por la muerte de su presidente– que resultaban terreno abonado para la desconfianza.

Uno de los documentos que acaban de ser desclasificados sobre el caso muestra que un informador del FBI llamado Bob Vanderslice comunicó en 1977 que había hablado por teléfono con Ruby la misma mañana del 22 de noviembre. En concreto, le había preguntado si quería ir con él a presenciar el desfile presidencial y si le “gustaría ver los fuegos artificiales”. ¿Una velada referencia a los disparos que, supuestamente, sabía que iban a producirse, o simplemente, una desafortunada casualidad? Muchos medios han entendido lo primero, puesto que no había ninguna clase de espectáculo pirotécnico previsto aquel día.

Según su versión, vio el desfile junto a Ruby en la esquina del edificio postal Annex, enfrente del depósito de libros escolares de Dallas


No sería nada más que una mera coincidencia si no fuese por lo que ocurrió acto seguido, según le contó Vanderslice al jefe de grupo Arlen Fuhlendorf, con quien se encontró en un restaurante en Commerce Street (Dallas). El ex recluso, que había vuelto a encontrarse con Ruby durante su paso por la cárcel del condado, accedió a acompañarle, y ambos se situaron justo en la esquina del edificio postal Annex, que se encontraba justo enfrente del depósito de libros escolares de la ciudad. Es decir, el lugar en el que se encontraba Harvey Oswald y desde el que efectuó los disparos que acabaron con la vida de Kennedy. Desde luego, si quería “ver los fuegos artificiales”, no había un emplazamiento mejor.

Foto: John F. Kennedy, el trigésimo quinto presidente de Estados Unidos. (Cordon Press)

¿Cuál era exactamente la relación entre Ruby y el soplón? Aunque ya se conocían en Dallas, se reencontraron en la cárcel, donde terminaron disfrutando de una intimidad especial. Vanderslice, que cumplía pena por un delito no especificado, fue encarcelado junto con su amigo, a quien cuidó en los años que precedieron a su muerte dándole comida y leyéndole la correspondencia, a medida que la salud mental de Ruby empezaba a declinar. Este falleció el 3 de enero de 1967, a los 55 años, de una embolia pulmonar causada por un cáncer de pulmón.

¿Cómo de fiable es?

Según el documento publicado el pasado mes y al que hasta la fecha solo habían tenido acceso los investigadores, Fuhlendorf consideraba fiable a su confidente, ya que la información que había proporcionado siempre había sido correcta. El comportamiento de este resulta peculiar: como recoge el memorando, antes de contarle lo que sabía, preguntó al agente qué uso se haría de la información que comunicase. Cuando este le respondió que podía terminar en Washington, testificando ante el Congreso, estuvo a punto de echarse atrás. El documento refleja las ideas y venidas del soplón, que canceló unas cuantas veces sus citas con el FBI.

Los testimonios coinciden en que Ruby estuvo en la redacción del 'Daily Morning News'. El confidente señala que fue ahí después de acudir al desfile


La gran pregunta es por qué Vanderslice esperó más de una década a comunicar esta información al FBI. ¿Puede tratarse, simplemente, de una estratagema del soplón para ganarse el favor de la agencia? En muchos casos, los documentos que vieron la luz a finales de octubre no habían sido desclasificados por conducir a pistas falsas o por contener testimonios potencialmente falsos, que es lo que puede haber ocurrido en este caso. No conocemos con exactitud qué hizo Ruby durante esos días; sí se sabe que después del asesinato se dirigió al edificio del periódico 'Dallas Morning News', una versión en la que coincide el propio confidente.

Según concluyó la Comisión Warren, Ruby se encontraba en el diario, entregando a redacción los anuncios de sus clubes nocturnos, cuando se enteró de lo que había ocurrido. La hora, alrededor de las 12:45, quince minutos después de los disparos. Las oficinas se encontraban a apenas seis manzanas del lugar donde se produjo el atentado. Ruby abandonó la redacción entre media hora y tres cuartos de hora más tarde, y según algunos testigos y las grabaciones de circuito cerrado, fue visto en el cuartel de la policía de Dallas a lo largo de eses día. Allí se hizo pasar por un periodista (había trabajado para el 'Dallas Times Herald'), y escuchó en rueda de prensa afirmar al fiscal Henry Wade que Oswald era un miembro del comité por una Cuba Libre. Error; en realidad se trataba del comité Pro Trato Justo a Cuba, como le hizo notar el propio Ruby.

placeholder Ruby, después de recibir su veredicto en marzo de 1964. (Cordon Press)
Ruby, después de recibir su veredicto en marzo de 1964. (Cordon Press)

Apenas 24 horas después, Ruby acabó con la vida de Oswald ante las cámaras de televisión y unas cuantas decenas de policías, un dato que siempre he resultado chocante a los partidarios de las teorías de la conspiración. Los pasos del empresario durante esos días nunca quedaron totalmente claros. La Comisión Warren concluyó que se había dedicado a atender el Club Carrusel y el Club Vegas durante el día anterior y la madrugada del 22. El día que acabó con la vida de Oswald, había conducido al centro de la ciudad a realizar una transferencia para uno de sus empleados, acompañado por sus dos perritos, y aprovechó para hacer una pequeña visita a la comisaría. El resto es historia.

¿Por qué lo hizo?

Desde un primer momento, Ruby confesó que su intención había sido la de hacer justicia. En concreto, explicó, había asesinado a Oswald para “redimir” a la ciudad de Dallas y “evitar que la señora Kennedy tuviese que vivir otro juicio”. Unas declaraciones en sintonía con los testimonios de su familia, que siempre recordaron que el asesinato del presidente le había afectado sensiblemente. El empresario de la noche se encontraba bajo los efectos de un medicamento llamado fenmetrazina, un estimulante semejante a la dextroanfetamina que se utiliza para inhibir el apetito, cuando acabó con Oswald.

Ruby afirmó en televisión que “el mundo nunca conocerá la verdad de lo que ha ocurrido, ni mis verdaderos motivos”

¿Actuó solo o, como también se dice del asesino de JFK, fue parte de un complot mayor? El corresponsal de la Casa Blanca Seth Kantor, que ya conocía de antemano a Ruby, afirmó haberlo visto en el hospital donde murió Kennedy. La Comisión Warren decidió que Kantor mentía, pero este, que seguía defendiendo su versión, siguió investigando el caso y publicó en 1978 'Who Was Jack Ruby?', en el que mantenía la teoría de que Ruby, que dijo ante la Comisión que había “sido utilizado con un propósito”, era una ficha sacrificada por la mafia. Según el periodista, los lazos del empresario con esta eran estrechos, una versión que fue ratificada en 1979 por el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos.

En una de las escasas apariciones públicas de Ruby en la televisión americana, este afirmó que “el mundo nunca conocerá la verdad de lo que ha ocurrido, mis motivos”. Cuando le preguntaron si la gente que impediría que eso ocurriese se encontraba en altas posiciones, respondió que sí. No obstante, en la última conversación grabada que tuvo con su hermano y su abogado afirmó que había pasado los tres días anteriores “triste”, que era una casualidad que se encontrase con Oswald aquella mañana, que al contrario de lo que se decía este nunca había estado en su club y que apenas recuerda nada de los disparos. ¿Enajenación transitoria o conspiración mafiosa? Tan solo sabemos que cada nueva revelación plantea más preguntas que las que resuelve.

De todas las fichas que forman parte del complicado ajedrez que es el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, pocas resultan tan desconcertantes como la de Jack Ruby, que acabó con la vida de Lee Harvey Oswald disparándole a quemarropa dos días después del magnicidio. Esta duda eterna probablemente se deba a que sus intenciones nunca quedaron de terminar claras o, mejor dicho, resultaban tan diáfanas e inocentes –era una simple venganza por la muerte de su presidente– que resultaban terreno abonado para la desconfianza.

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