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Este es el punto de salida de inmigrantes a Europa… y así hemos hundido su economía
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Agadez y la lucha contra el tráfico de personas

Este es el punto de salida de inmigrantes a Europa… y así hemos hundido su economía

Agadez se ha convertido en el epicentro de las salidas de migrantes hacia Europa. El tráfico de personas sostenía los ingresos de más de la mitad de los hogares... hasta que la UE intervino

Foto: Inmigrantes ilegales esperan para subir a un autobús en la ciudad de Agadez, Níger. (Reuters)
Inmigrantes ilegales esperan para subir a un autobús en la ciudad de Agadez, Níger. (Reuters)

Si alguna vez ha viajado como turista a la región de Agadez, en el norte de Níger, es muy posible que haya tenido contacto con algunos de los que hoy son traficantes de migrantes. Hasta 2007, la región explotaba su potencial turístico obteniendo unos ingresos considerables. Esta actividad permitía a las poblaciones subsistir cuando los períodos de sequía destruían la cosecha. La ausencia de turistas tras la última rebelión tuareg y el clima de inseguridad por la amenaza yihadista dieron un giro al negocio. Los guías, que poseían conocimientos únicos para moverse en el desierto, se convirtieron en 'pasadores'. Los conductores solo cambiaron el tipo de clientela: de turistas a migrantes.

Agadez ha sido desde siempre un cruce de caminos, paso de caravanas de camellos que transportaban mercancías de un lado al otro del desierto del Sáhara. Esclavos, sal, ganado, oro, uranio… Esta ciudad tiene una larga historia de comercio que, sin embargo, se fue deteriorando al desarrollarse desde la época colonial los puertos en los países limítrofes con salida al mar. El desplome de este comercio legal hará prosperar el comercio ilegal (armas, drogas) en la zona hasta hacerlo formar parte del paisaje. El cierre de la ruta migratoria Senegal-Mauritania-Marruecos-Islas Canarias, por el aumento del dispositivo de seguridad, y la caída de Gadafi en Libia en 2011, que facilitó el acceso al litoral, han convertido a Agadez en los últimos años en el epicentro de las salidas de migrantes africanos hacia Europa.

La OIM habla de “una caída espectacular” de las cifras. El número de migrantes que transitaban por Agadez ha pasado de 5.000 por semana en 2016 a 5.500 al mes

Compañías de autobuses, que los trasladan desde sus países de origen hasta Agadez; propietarios de casas particulares utilizadas como ‘guetos’, a la espera de cruzar hasta Libia; conductores y guías para atravesar el desierto... Todos ellos se benefician directamente de la migración, así como los comerciantes de Agadez, a quienes compran los utensilios necesarios durante su estancia en la ciudad y la ruta en el desierto, o las mujeres que preparan la comida, cuyo precio es mayor para los migrantes por ser extranjeros.

Entre 6.000 y 7.000 personas están empleadas directamente en esta actividad y son muchos quienes en la región se benefician del paso de migrantes. Así lo indica un informe presentado en octubre de 2017 por el Instituto neerlandés de Relaciones Internacionales de Clingendael. Este documento señala además que, indirectamente, los migrantes habría sostenido los ingresos de más de la mitad de los hogares de Agadez. La riqueza que ofrecía este modelo de negocio empezó a hacerse notar en 2011. Se empezaron a construir grandes casas en Agadez y un número destacable de vehículos nuevos, procedentes de Libia, circula por sus calles.

Todo comenzó a cambiar cuando el Gobierno de Níger aprobó la Ley 2015-36 relativa al tráfico ilícito de migrantes, en vigor desde julio de 2016. Apoyada financieramente por la Unión Europea, se ha convertido en el pilar de su estrategia en este país africano para poner fin a la migración por estas vías hacia Europa, y ha hecho de Níger el primer país de la región en criminalizar el tráfico de migrantes. La Ley prevé hasta 30 años de prisión y hasta 30.000.000 francos CFA (45.734 euros) de multa para quien siga dedicándose a este negocio. Ahora los vecinos de Agadez evitan hasta hablar con migrantes por temor a que se les acuse de ayudarlos, pero no todos los que llevan años ganándose la vida de este modo han dejado de hacerlo. Muchos continúan, a pesar del riesgo que supone.

placeholder Migrantes cruzan el desierto del Sáhara hacia Libia. (Reuters)
Migrantes cruzan el desierto del Sáhara hacia Libia. (Reuters)

“Antes la migración no era clandestina en Agadez. La gente pasaba por los puestos de policía y la ruta oficial. Una mañana nos dicen que toda la gente que se gana la vida con los migrantes son considerados criminales. Esos jóvenes son como tú y como yo, tienen familias e hijos. Se dedican a la migración porque era legal cuando terminó la rebelión (2009). Les dijimos ‘hay que vivir legalmente’ y se dedicaron a este transporte de migrantes”, explica a este diario Mohamed Anacko, presidente del Consejo Regional de Agadez y exrebelde tuareg. “La ley no es buena porque no se han previsto alternativas para esos jóvenes. Hay 7.000 que están listos a cambiar su manera de ganar dinero, pero la Unión Europea desconfía y da dinero solo para la seguridad”, señala.

Según las estadísticas realizadas por el Consejo Regional de Agadez, tras la criminalización de la migración, que antes era formal en la región, en once meses la ciudad ha perdido el ingreso de 65.000 millones de francos CFA, es decir, en torno a 99 millones de euros. Además, algunas compañías de autobuses han cerrado o interrumpido el trayecto que unía Niamey, la capital de Níger, con Agadez. Rimbo Transport Voyageurs, una de las empresas de autobús más importantes de este país africano, ha reducido a uno los cinco viajes diarios entre Niamey y Agadez en los que, además, antes separaba a migrantes y nacionales para evitar a estos últimos las esperas en las revisiones de documentación en los puestos policiales.

Las personas que están muy cerca del régimen actual son también las mismas que dirigen la industria del contrabando humano

Según indica el investigador Luca Raineri a Open Democracy, las compañías de autobuses, muy vinculadas a la migración, son patrocinadores del actual Gobierno. En este sentido, “es interesante notar que las personas que están muy cerca del régimen actual son también las mismas que dirigen la industria del contrabando humano”. Así pues, señala, “si el gobierno quisiera interrumpir el tráfico o el contrabando, estas personas, que son muy poderosas, deberían buscar otro patrón y eso socavaría la estabilidad del régimen”.

Por su parte, el embajador Raul Mateus Paula, jefe de la delegación de la Unión Europea en Níger, niega esta relación entre el Gobierno y las personas que se benefician del negocio de la migración, señalando que “el presidente Issoufu dijo que Níger desea combatir la migración ilegal porque quiere protegerse”, señalando que es “una elección soberana” para la seguridad de Níger que no tiene nada que ver con la Unión Europea.

La extensa región de Agadez se mantiene en la calma a diferencia de otras partes de Níger y sus vecinos de la subregión con los que comparte fronteras como Nigeria, Mali o Libia, donde el conflicto político interno se une a los ataques yihadistas constantes. “Si la región de Agadez salta, todo el Sahel arde. Y eso los europeos no lo ven y nuestro Estado tampoco. Hacemos todo para que no ocurra porque tenemos miedo por nosotros”, advierte Anacko mientras explica que en la región, a raíz de las rebeliones tuareg, ya saben lo que es vivir en una situación de inseguridad.

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Migrant Nassirou, migrante nigeriano de 19 años, posa para una fotografía en Agadez. (Reuters)

Por el momento, la aplicación de la ley está beneficiando a la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) que habla de “una caída espectacular” de las cifras. Según la organización, el número de migrantes que transitaban por Agadez en dirección a Libia o Argelia para intentar cruzar el Mediterráneo ha pasado de 5.000 a 7.000 migrantes por semana el año pasado, a 5.500 al mes actualmente. Pero son muchos quienes cuestionan estas cifras en las que, señalan, no se están teniendo en cuenta el número de personas que, a riesgo de ser detenidas, están sorteando las vías oficiales y cruzando el desierto por rutas alternativas.

Otro beneficiario de esta ley es el Gobierno, que se ha convertido en “el buen alumno de la Unión Europea en materia de cooperación en la gestión de flujos migratorios y le ha permitido tener el dinero y apoyo de la Unión Europa a través del Fondo Fiduciario de Urgencia para África y otros”, señala Hamadou Boulama Tcherno, activista por los derechos de los migrantes en Níger.

Por su parte, también las fuerzas de seguridad están haciendo un dinero extra con la puesta en marcha de la ley. La amenaza de pena de prisión y confiscación del vehículo han aumentado los niveles de extorsión de las fuerzas del orden, y el aumento de puestos de control entre Niamey y Agadez, la cantidad a pagar por cada migrante.

La economía local es la principal víctima de la represión contra el negocio de la migración, criminalizado por la Ley 2015-36. Ante la falta de opciones, muchos jóvenes de la región se han ido directamente al paro. La gente está frustrada al no ver alternativa a este fructífero negocio y la zona tiene todos los ingredientes necesarios para dejar de ser un lugar estable. El presidente del Consejo Regional de Agadez señala que no se refieren necesariamente a una posible nueva rebelión sino a que esos jóvenes, ante la ausencia de expectativas, se unan a los grupos yihadistas que, por el momento, no tienen base pero se mueven libremente por la región de Agadez. “Los jóvenes están ahí”, dice Anacko, “nos han dicho: ‘estamos listos para dejar el transporte de migrantes pero encontradnos otra cosa’”.

Si alguna vez ha viajado como turista a la región de Agadez, en el norte de Níger, es muy posible que haya tenido contacto con algunos de los que hoy son traficantes de migrantes. Hasta 2007, la región explotaba su potencial turístico obteniendo unos ingresos considerables. Esta actividad permitía a las poblaciones subsistir cuando los períodos de sequía destruían la cosecha. La ausencia de turistas tras la última rebelión tuareg y el clima de inseguridad por la amenaza yihadista dieron un giro al negocio. Los guías, que poseían conocimientos únicos para moverse en el desierto, se convirtieron en 'pasadores'. Los conductores solo cambiaron el tipo de clientela: de turistas a migrantes.

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