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Turquía ya no podrá entrar en la UE: las consecuencias del referéndum de Erdogan
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"HAY UNAS LÍNEAS ROJAS PARA SER MIEMBRO"

Turquía ya no podrá entrar en la UE: las consecuencias del referéndum de Erdogan

La mayoría de los expertos coincide en que la acumulación de poder en las manos del presidente será incompatible con el Criterio de Copenhague. Pero el mandatario turco no parece dispuesto a ceder

Foto: Una seguidora del presidente Erdogan agita una bandera a favor de la reforma constitucional en la ciudad de Rize, el 3 de abril de 2017. (Reuters)
Una seguidora del presidente Erdogan agita una bandera a favor de la reforma constitucional en la ciudad de Rize, el 3 de abril de 2017. (Reuters)

“Es el momento de terminar con las apariencias”, “de desenchufar el proceso de adhesión”, “de acabar con esta farsa”, “con una negociación que está congelada”, “debido a la falta de confianza”, un escenario en el que “ninguna parte quiere avanzar porque ambos se benefician de esta parálisis”. Estas son algunas de las reflexiones de profesores de universidad, investigadores y analistas, tanto europeos como turcos, que durante más de una década han seguido de cerca el proceso de adhesión de Turquía a la Unión Europea.

Un compromiso que empezó con entusiasmo y altas expectativas en 2005 pero que en los últimos años ha caído en el limbo debido a la cuestión de Chipre, las pocas garantías judiciales o la situación de derechos humanos en Turquía. Las recientes circunstancias internas del país euroasiático, como la campaña militar contra el PKK en el sureste, así como la purga lanzada contra la oposición tras el golpe de estado fallido, hacen que la relación atraviese su peor momento de los últimos 12 años. La UE ha elevado el tono hacia Turquía en su “obligación de respetar los principios del estado de derecho y los derechos fundamentales”.

Foto: Partidarios de Erdogan enarbolan una foto del Presidente turco durante las celebraciones de la conquista de Estambul, el 29 de mayo de 2016 (Reuters) Opinión

Pero Turquía celebra el próximo 16 de abril una consulta popular para transformar el sistema parlamentario en uno presidencialista. La propuesta del gobierno incluye 18 enmiendas constitucionales para otorgar a Erdogan poderes ejecutivos, legislativos y la elección de gran parte del aparato judicial. Es el cambio político más significativo desde la instauración de la República de Turquía en 1923. Los políticos europeos han advertido de consecuencias ante una victoria del SÍ en el referéndum: “[Las enmiendas] alejan todavía más a Turquía de la UE”, dijo Elmar Brok, ex presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo.

“Al eliminar el sistema de controles y contrapesos, las enmiendas no cumplirán con la separación de poderes, sino que Turquía podría transformarse en un sistema presidencial autoritario”, advirtió la Comisión de Venecia del Consejo Europeo. El Europarlamento votó en noviembre para suspender las conversaciones de adhesión, aunque el Consejo no siguió tal requerimiento. En Bruselas, críticos de la candidatura turca recurren a principios técnicos, porque Turquía no cumpliría con un requisito indispensable para los países candidatos -el Criterio de Copenhague- en cuanto a las garantías democráticas, de los derechos humanos y el respeto a las minorías.

“El proceso de adhesión es un obstáculo”

“Las negociaciones [de adhesión] se han vuelto un elemento disfuncional en las relaciones bilaterales entre Turquía y la UE”, argumenta a El Confidencial Steve Blockmans, un analista de asuntos europeos y autor del informe “Turquía y la Codificación de una Autocracia” para CEPS (Centro para Estudios de Política Europea). En él, asume que la cancelación de la candidatura turca a la UE mejoraría las relaciones entre ambas partes y permitiría “desarrollar una agenda más madura basada en intereses comerciales, estratégicos y la modernización de la unión aduanera”, asegura Blockmans.

El motivo por el que, según los expertos, ni la UE ni Turquía “han desenchufado el proceso de adhesión” es para no entorpecer esas relaciones bilaterales, como el pacto migratorio o aduanero. Pero el informe de CEPS mantiene una posición inversa, es decir, que la negociación para entrar en el bloque dificulta los verdaderos intereses: los asuntos comerciales, de inmigración y lucha contra el terrorismo. “Así podrían conducir un diálogo estratégico sin tener que mantener las apariencias en un contexto de adhesión, algo que inyectaría las dosis de sinceridad necesarias en una relación bilateral”, recomienda el informe.

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Lo cierto es que los recientes vaivenes diplomáticos entre algunos países miembros, como Alemania y Holanda, sí están afectando a uno de los principales acuerdos proyectados para este año. La cumbre para la ampliación de la unión aduanera, que se iba a celebrar en el mes de junio, se ha pospuesto para finales de año. La UE y Turquía establecieron extender el acuerdo de bienes industriales a productos agrícolas, de servicios y adquisiciones públicas -la UE es el principal mercado de exportación de Turquía: ocupa un 44,5% según el Europarlamento-.

En el informe, Blockmans insiste en la necesidad de acabar con la candidatura turca, también, por el futuro de la Unión. “La importancia estratégica de Turquía no debería desviar a la UE a la hora de defender sus principios. La laxitud de condiciones para ser un estado miembro no solo enviará el mensaje erróneo a los ciudadanos turcos y a los europeos sino que dañaría la credibilidad de la UE”. El analista insiste en que Europa debe mantenerse firme y aumentar la crítica a las pretensiones políticas de Erdogan. “Hay unas líneas rojas para ser miembro”, insiste, “si Erdogan pasa esas líneas rojas, (…) al menos la Comisión debe tomar las riendas y dar unas conclusiones de que el proceso de adhesión debe suspenderse”.

“Sin candidatura a la UE, no hay garantías”

“Las negociaciones pueden cancelarse, sí, pero no por la iniciativa de la UE, sino porque las detenga Turquía”, explica a El Confidencial la profesora de la Universidad Sabancı de Estambul, Senem Aydın-Düzgit. “De esta manera, sin el ancla de la adhesión a la UE, (el gobierno turco) será más libre para hacer ciertos cambios domésticos, como por ejemplo, introducir la pena de muerte o aplicar una política menos democrática o más centralizada. Todos estos pasos serían mucho más fáciles si Turquía no tuviera que responder ante la Unión Europea”, asume Aydın-Düzgit.

Y así es: en los últimos días ha sido Erdogan quien ha anunciado una posible consulta popular para terminar con el proceso de adhesión. “Turquía ha esperado en las puertas [de la UE] durante 54 años”, insistió el mandatario turco, “ahora la UE dice que no nos acogerán si gana el SÍ el 16 de abril. Si tomaran esa decisión nos pondrían las cosas mucho más fáciles”, manifestó en un mitin en Antalya.

Aydın-Düzgit revierte la tesis de Blockmans al afirmar que es precisamente el proceso de adhesión el “ancla” que mantiene la estabilidad en Turquía. Un factor imprescindible para llevar a cabo las relaciones comerciales, el único interés que mantiene vivas las negociaciones. “Si no tienen la perspectiva de la adhesión, ¿cómo van a garantizar un gobierno turco democrático? Esto es lo único que tiene la UE para asegurarse de que la democracia en el país no se va por el desagüe. (…) Si [Europa] abre la puerta a una mayor inestabilidad pasará a tener un vecino muy inestable que podría dificultar aún más, e incluso hacer imposibles, esas relaciones bilaterales”.

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Los académicos turcos, al contrario que los europeos, son más escépticos y no creen que ninguna de las dos partes tome una decisión a corto plazo. "En mi opinión, es difícil que ocurra algo antes de las elecciones alemanas [en septiembre de 2017]”, asume Ilke Toygür, investigadora turca del Real Instituto Elcano, “también por el tema de los refugiados. Europa debería buscar otra manera de resolver este problema. Hasta que no lo haga, es muy difícil cambiar las relaciones con Turquía”. “Además, el criterio de Copenhague ya se incumple en este momento, antes del referéndum, y la UE no ha tomado ninguna decisión", concluye Toygür.

Sin embargo, Steven Blockmans, cree que la Comisión Europea sí se manifestará de manera crítica si el SÍ gana tras el referéndum. “Escucharemos las declaraciones de Mogherini [Alta Representante para la Política Exterior Europea] y Hahn [Comisario para Negociaciones de Ampliación] sobre sus conclusiones. Probablemente, argumentarán si ha sido un proceso libre y si se ha celebrado de acuerdo a los standards internacionales”. “La Comisión deberá manifestarse sobre el cumplimiento del Criterio de Copenhague y sobre los siguientes pasos a tomar. En sus últimas intervenciones, tanto Mogherini como Hahn ya insistieron en que después del referéndum, sus declaraciones sobre Turquía se referirían al futuro del proceso de adhesión”.

“Es el momento de terminar con las apariencias”, “de desenchufar el proceso de adhesión”, “de acabar con esta farsa”, “con una negociación que está congelada”, “debido a la falta de confianza”, un escenario en el que “ninguna parte quiere avanzar porque ambos se benefician de esta parálisis”. Estas son algunas de las reflexiones de profesores de universidad, investigadores y analistas, tanto europeos como turcos, que durante más de una década han seguido de cerca el proceso de adhesión de Turquía a la Unión Europea.

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