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7.000 euros en sobornos: así burló el terrorista de Bruselas a la 'fortaleza Europa'
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holanda está investigando el caso

7.000 euros en sobornos: así burló el terrorista de Bruselas a la 'fortaleza Europa'

Tras ser detenido en Turquía, Ibrahim El Bakraoui sobornó a las autoridades para no ser enviado a Bélgica, donde tenía ciudadanía, sino a Holanda, desde donde pudo moverse libremente

Foto: El pasaporte de Ibrahim El Bakraoui, en una imagen obtenida por el diario turco 'Daily Sabah'
El pasaporte de Ibrahim El Bakraoui, en una imagen obtenida por el diario turco 'Daily Sabah'

La relaciones entre Turquía y la Unión Europa no están en su mejor momento. Tampoco lo está el debate por el refuerzo de las fronteras que señala a los inmigrantes y refugiados como fuente de terrorismo cuando, hasta ahora, muchos de los terroristas contaban con una nacionalidad de un país europeo. Eso es lo que al menos traen las malas nuevas, que no hacen más que echar leña al fuego entre los turcos y los belgas. Ibrahim El Bakraoui, uno de los terroristas suicidas del aeropuerto de Bruselas, habría pagado hasta 7.000 euros en sobornos cuando fue detenido en Turquía nueve meses antes de llevarse por delante decenas de vidas. Su objetivo era conseguir que le deportaran a los Países Bajos, en lugar de Bélgica, para evitar ser detenido y poder seguir así con su macabro plan de inmolarse en el aeropuerto Zaventem.

Al Bakraoui fue detenido en Gaziantep, en la frontera turca con Siria, en verano de 2015 por las autoridades turcas como sospechoso de terrorismo. Con una orden de expulsión en la mano y un pasaporte belga, su único destino legalmente debería haber sido precisamente el aeropuerto de Bruselas. Allí tendría que haber sido detenido por las autoridades belgas y puesto en manos de la Justicia porque había violado los términos de la libertad condicional que se le otorgó en Bélgica. Según las autoridades judiciales belgas, cuando salió de la cárcel cometió un robo en un cambio de divisas y habían motivos suficientes para su detención tras ser expulsado de Turquía. Todo eso lo recoge un documento –clasificado como altamente confidencial- de la Fiscalía General belga, obtenido hoy por la prensa local en Flandes.

¿Qué pasó realmente esos días en Turquía? Al Bakraoui habría utilizado entre 6.000 y 7.000 euros en sobornos en Turquía para lograr desviar su destino final a Holanda, en lugar de Bélgica. El propio Al Bakraoui reconoció durante unos interrogatorios en Turquía que se había “dejado” ese dinero en gestiones en ese país. En los Países Bajos, él no tenía ningún tipo de antecedente, ni era sospechoso de nada, por lo que no había ningún motivo para pararle en el aeropuerto. Una vez en Ámsterdam, podía circular libremente y sin vigilancia por la Unión Europea. Y así lo hizo.

Holandeses y belgas despertaron cuando Al Bakraoui se hizo estallar el pasado 22 de marzo en Bruselas. Él (29 años) y su hermano Jalid (27), dos ladrones de bancos y con un historial de violentos antecedentes penales, habían conseguido saltarse todas las barreras fronterizas y evitar la vigilancia para preparar los ataques que le quitaron la vida a 34 personas. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo se les ha podido escapar a todos? El presidente turco Recep Tayyip Erdogan no tardó en llamarles “inútiles” y recordarles que su oficina les había advertido de que el “combatiente terrorista extranjero” fue extraditado a Holanda.

placeholder El consulado holandés en Estambul (Reuters)
El consulado holandés en Estambul (Reuters)

Bélgica dijo que no podía establecer ningún vínculo de Al Bakraoui con el terrorismo. Él estuvo preso en Bélgica durante varios años, antes de su puesta en libertad condicional en 2014. El ministro holandés de Justicia, Koen Geens, no entendía nada. Dijo ante la polémica que no comprende por qué fue enviado a los Países Bajos, cuando no tenía ningún vínculo con este país.

El policía de enlace entonces era Sébastien Joris, que trabajaba en Estambul y fue la persona encargada del caso de Bakraoui. Este agente acusó al ministro belga del Interior, Jan Jambon, de “mala conducta, negligencia y falta de atención” sobre el caso. Además, defendió que él había cumplido con sus obligaciones de conformidad con las normas internas. Esta semana fue interrogado por la Comisión de Investigación parlamentaria y aseguró que él cumplió con su cometido, según VTM News.

¿Dónde acabó el dinero?

Ante la polémica, Bruselas acabó asumiendo tras los atentados que todo fue un error grave de su Embajada en Turquía. Pero resulta que no fue así, sino incluso peor: el terrorista sobornó a las autoridades encargadas de su situación y se salió con la suya. ¿Quién se quedó con los 7.000 euros? La fiscalía dice que será difícil determinarlo. Pero el terrorista acabó en Ámsterdam, en lugar de Bruselas. El testimonio de un cómplice de los hermanos Al Bakraoui asegura que Ibrahim le confesó que había sobornado a la policía turca para que le extradite a Holanda, según una nota confidencial del fiscal federal, enviada el pasado lunes al Comité Parlamentario belga.

El fiscal Frédéric Van León rehusó hacer comentarios sobre el asunto, más allá de lamentar que se haya producido esta filtración que afectaría las investigaciones. La seguridad belga se ha quejado a menudo de que Turquía no intercambia con frecuencia la información que obtiene. Ahora que Bruselas, a la que ya se ha sumado hoy Holanda y Alemania, quiere parar las negociaciones para incluir a Ankara en la Unión Europea, quizás esa cooperación en seguridad sea incluso aún más escasa de lo que ya aquejan que es.

Según dijo una fuente turca al diario belga Le Soir, no sería “tan sorprendente” que haya ocurrido algo así y añadió que “no es la primera vez que la policía turca recibe sobornos para permitir el paso de combatientes extranjeros” a Siria. No obstante, altos funcionarios turcos acusan a los países europeos de permitir la salida de yihadistas de su territorio para “librarse del problema”. En varias entrevistas realizadas por el diario The Guardian poco antes de los atentados de Bruselas, funcionarios turcos tildan de “irresponsables” a las autoridades europeas. “Han sido muy perezosos y están muy mal preparados, han ido posponiendo el hacer frente a esto hasta que se ha convertido en crónico”, indicó un oficial de seguridad turco, bajo condición de anonimato.

Un operativo de un servicio de información policial europeo contactado por El Confidencial también mantuvo la misma versión. “Les pasamos información sobre los reclutadores, les decimos quiénes son, y se limitan a respondernos: ‘Ya lo sabíamos, gracias por vuestro interés’”, aseguró. Y es que los hechos hablan por sí solos. Holanda y Bélgica se han estado mandando el muerto estos últimos meses con el caso de un predicador radical holandés, Al Alami Amaouch, que ejercía en el país vecino. Bruselas emitió una orden de expulsión contra el que consideran “el veneno” de los jóvenes musulmanes y el “padre espiritual” de numerosos yihadistas europeos. El imán de 49 años, conocido como Abu Hamza, tenía hasta el 5 de diciembre para abandonar el territorio belga, y la policía holandesa rezó un rato para que el predicador no vuelva a La Haya, donde había estado residiendo con su mujer holandesa.

Nadie quería hacerse cargo de la situación del hombre que “animó” al argelino Mohamed Merah a llevar a cabo la matanza y el tiroteo en la escuela judía en 2012. Del padre de un joven que llamó en un video de Youtube a “matar a todos los cristianos y apóstatas, y no dejar ninguno vivo”. Abu Hamza decidió esta semana irse a Marruecos, su país de origen. E igual que pasó con Al Bakraoui, nadie le tiene el ojo puesto y puede estar en cualquier lugar. No fue detenido por la policía belga porque “no tenían pruebas”, eso a pesar de haberle retirado el permiso de residencia y acusado de “ser un peligro para la sociedad por glorificar el terrorismo y predicar el odio”.

Por otro lado, ayer mismo varias personas vinculadas con los atentados de Bruselas quedaron en libertad por falta de pruebas. Eso sí, los cuatro hombres que habían suministrado los kalashnikov a los Al Bakraoui fueron sentenciados ayer a dos años de prisión por el Tribunal Penal de Bruselas. Se les acusa de asociación criminal con “el objetivo de atacar personas y bienes”, pero fueron absueltos de las acusaciones de “participación en las actividades de un grupo terrorista”. Asimismo, el tribunal tildó a otros sospechosos de “meros ejecutores” y sostuvo que no sabían el destinatario de las armas ni el perfil del delincuente. Uno de ellos le había entregado a los Bakraoui 14 cargadores de Kalashnikov entre julio y septiembre de 2015. Pero nada prueba que conociese los propósitos finales de los Al Bakraoui, los hermanos que siguen siendo un dolor de cabeza para Bélgica, hasta después de muertos.

La relaciones entre Turquía y la Unión Europa no están en su mejor momento. Tampoco lo está el debate por el refuerzo de las fronteras que señala a los inmigrantes y refugiados como fuente de terrorismo cuando, hasta ahora, muchos de los terroristas contaban con una nacionalidad de un país europeo. Eso es lo que al menos traen las malas nuevas, que no hacen más que echar leña al fuego entre los turcos y los belgas. Ibrahim El Bakraoui, uno de los terroristas suicidas del aeropuerto de Bruselas, habría pagado hasta 7.000 euros en sobornos cuando fue detenido en Turquía nueve meses antes de llevarse por delante decenas de vidas. Su objetivo era conseguir que le deportaran a los Países Bajos, en lugar de Bélgica, para evitar ser detenido y poder seguir así con su macabro plan de inmolarse en el aeropuerto Zaventem.

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