Lucha casa por casa en Diyarbakir: el conflicto kurdo se recrudece en Turquía
Los enfrentamientos entre la guerrilla kurda del PKK y las fuerzas de seguridad turcas cada vez recuerdan más a una guerra convencional, como la de la vecina Siria
Combates calle por calle, casa por casa. Un grupo de soldados turcos disparando contra militantes de la guerrilla kurda del PKK, vestidos con ropas civiles, en los callejones del casco histórico de Diyarbakir, la capital de las regiones kurdas de Turquía. Esto es lo que se ve en el vídeo hecho público ayer por las Fuerzas Armadas turcas, que pone de manifiesto la escalada de violencia en el Kurdistán turco desde el pasado verano, cuando el país entró en una espiral que, por desgracia, podría ser el inicio de una guerra civil.
El hecho de que estos combates tengan lugar en gran parte en núcleos urbanos se debe a la decisión del PKK de crear el llamado Movimiento de la Juventud Patriótica Revolucionaria (YDG-H), una rama juvenil de la guerrilla cuyo objetivo es la creación de “zonas liberadas” en algunas localidades kurdas donde gozan de importante apoyo popular. De esta forma, las fuerzas de seguridad turcas no pueden recuperar el control de esas áreas sin causar un enorme sufrimiento a la población civil. Y sufrimiento es lo que han traído estas operaciones.
La guerra es todavía más encarnizada debido a la experiencia adquirida en combate por muchos de los militantes kurdos en la vecina Siria, donde cientos de francotiradores se han curtido en la lucha contra el Estado Islámico. De los yihadistas también han imitado técnicas como la colocación de bombas trampa en el interior de las viviendas, para dificultar los avances de las fuerzas de seguridad turcas. Estas también parecen más radicalizadas y despiadadas que antaño, como muestra la creación de grupos como los llamados “equipos Esedullah”, “los Leones de Allah”.
En el vídeo se pueden ver los enfrentamientos en torno a la mezquita de Haci Hamit en Diyarbakir, muy dañada por los constantes combates en la zona. No solo supone un terrible deterioro del patrimonio local, sino que amenaza directamente a los ingresos turísticos de la ciudad: este tiroteo sucede en el corazón del casco histórico de la ciudad.
La guerra, además, amenaza con extenderse al resto del país. En barrios con importante población kurda, como Gazi, en Estambul, tienen lugar con regularidad disturbios en los que participan militantes armados, que se enfrentan a tiros a la policía. Esta semana, una comisaría de la “Jandarma” (la Gendarmería turca) fue atacada con lanzacohetes RPG en la localidad occidental de Izmir, en la costa mediterránea, en un ataque en el que no hubo víctimas.
Sí las hubo, en cambio, en el brutal atentado de Ankara de la semana pasada, en el que fallecieron 29 personas y otras 80 resultaron heridas. Un ataque reivindicado por los Halcones por la Libertad del Kurdistán (TAK) -un misterioso grupo que, según han observado varios expertos, asume aquellos atentados que al PKK no le conviene reivindicar-, pero del que el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan responsabiliza a las milicias kurdo-sirias YPG, relacionadas con el PKK, siguiendo órdenes del régimen de Bashar al Assad.
En cualquier caso, el enquistamiento del conflicto kurdo solo ha servido para incrementar la represión en la propia Turquía, con casos como el procesamiento de más de un centenar de académicos por firmar un manifiesto contra las operaciones militares en el sureste del país, o la retirada de los libros de los periodistas Hasan Cemal y Turçe Tatari, que están siendo investigados por presunta “apología del terrorismo”. Además, la aviación turca continúa bombardeando las bases de la guerrilla kurda en el norte de Irak, y la artillería castiga al PYD en Rojava, en el norte de Siria. Como se ve, un panorama cada vez más complejo que amenaza con desestabilizar no solo Turquía, sino toda la región. El único elemento positivo parece ser la puesta en libertad de Can Dündar y Erdem Gül, dos periodistas encarcelados por orden gubernamental por publicar un vídeo que demostraba el envío de armas a grupos yihadistas en Siria por parte del servicio de inteligencia turco. Ambos se enfrentaban a una posible cadena perpetua por "espionaje". Ahora, el Tribunal Constituciona ha fallado a favor de los periodistas.
Combates calle por calle, casa por casa. Un grupo de soldados turcos disparando contra militantes de la guerrilla kurda del PKK, vestidos con ropas civiles, en los callejones del casco histórico de Diyarbakir, la capital de las regiones kurdas de Turquía. Esto es lo que se ve en el vídeo hecho público ayer por las Fuerzas Armadas turcas, que pone de manifiesto la escalada de violencia en el Kurdistán turco desde el pasado verano, cuando el país entró en una espiral que, por desgracia, podría ser el inicio de una guerra civil.
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