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Marruecos amenaza con reabrir el grifo de la emigración a España
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exige a la ue que cumpla el acuerdo agrícola

Marruecos amenaza con reabrir el grifo de la emigración a España

Rabat pide a la UE que aplique su acuerdo agrícola al Sáhara Occidental e ignore la sentencia del Tribunal de Luxemburgo. Si Bruselas no responde, podría relajar el despliegue antimigratorio

Foto: Migrantes africanos encaramados a la valla de Melilla tras intentar entrar en territorio español, en mayo de 2014 (Reuters).
Migrantes africanos encaramados a la valla de Melilla tras intentar entrar en territorio español, en mayo de 2014 (Reuters).

Marruecos ha amenazado con reabrir el grifo de la emigración irregular hacia España y, en general, el sur de Europa que ha ido cerrando paulatinamente desde noviembre de 2003 hasta el punto de que el año pasado solo entraron irregularmente, por mar o a través de Ceuta y Melilla, 9.634 inmigrantes, una cifra baja.

Rabat formuló esa advertencia a través de un comunicado en el que en la práctica exige a la Unión Europea que cumpla el acuerdo agrícola que firmó en 2012 sin tener en cuenta la sentencia de la Corte de Justicia de Luxemburgo del 21 de diciembre pasado o, de lo contrario, que se atenga a las consecuencias económicas y migratorias. El veredicto señala que el acuerdo no es aplicable al Sáhara Occidental porque no forma parte de Marruecos. “El futuro del Sáhara no puede ser decidido por un juez”, declaró al conocer la sentencia Nasser Burita, ministro adjunto marroquí de Asuntos Exteriores.

Por si a las autoridades españolas y europeas no les había quedado del todo claro el mensaje, el ministro de Agricultura marroquí, Aziz Akhnnouch, concedió además una entrevista a la agencia de prensa española EFE en la que se preguntó: “¿Cómo queréis [los europeos] que hagamos el trabajo de bloquear la emigración africana y hasta la marroquí si hoy Europa no quiere trabajar con nosotros?".

Akhnnouch, amigo del rey Mohamed VI con el que pasa a veces días vacaciones, añadió: “¿Por qué vamos a seguir haciendo de gendarmes y darles empleo [a los africanos establecidos en Marruecos]?” a los que Rabat ha ofrecido regularizar. “El problema de la emigración es muy costoso para Marruecos, y Europa debe apreciarlo en su justo valor", prosiguió. Espera por tanto "una señal política" que "reconozca el papel de Marruecos" y "el esfuerzo extraordinario que hacemos en la frontera sur".

Marruecos ha desplegado grandes medios para que desde sus costas o a través de las ciudades de Ceuta y Melilla -el Ejército marroquí las rodea desde 2005 para protegerlas- los emigrantes no lleguen a España, pero a veces se relaja para expresar su malhumor por algún motivo. En tan solo 36 horas, entre el 11 y 12 de agosto de 2014, desembarcaron en las costas andaluzas y se introdujeron en las dos ciudades autónomas 1.200 inmigrantes, una cifra record en tan poco tiempo.

Los interrogatorios policiales a algunos de ellos pusieron de relieve que aprovecharon una inesperada ausencia de vigilancia marroquí para cruzar el Estrecho. En círculos policiales y diplomáticos españolas se sospecha que esa súbita desaparición de gendarmes, policías e infantes de marina fue consecuencia de la interceptación por la Guardia Civil, el 7 de agosto de 2014 en aguas de Ceuta, del yate en el que navegaba el propio Mohamed VI. El monarca se enfadó y el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, viajó después a Tetuán para disculparse en nombre del Gobierno.

Foto: El presidente Hollande y el Rey Mohammed VI durante una visita oficial al puerto de Tánger, Marruecos (Reuters).

Pese a lo que califica de “episodio judicial” de diciembre, Marruecos considera que el acuerdo agrícola que suscribió hace cinco años con la UE debe “aplicarse de conformidad con el espíritu que caracterizó la negociación y la conclusión” alcanzada, reza un largo comunicado del Ministerio de Agricultura marroquí. Es decir, que debe seguir incluyendo a la pequeña producción agrícola de la antigua colonia española.

La sentencia ha dado pie al Frente Polisario para poner, en enero, su primera denuncia ante el fiscal de la República, en Francia, por discriminación económica y fraude en el origen contra el armador noruego del carguero Key Bey que transportó harina de pescado desde el puerto de El Aaiún, la capital del Sáhara, hasta el francés de Fécamp. El movimiento independentista prepara ahora nuevas iniciativas judiciales.

Peor aún a ojos de Rabat fue la respuesta que el comisario europeo de Energía, el español Miguel Arias Cañete, dio la semana pasada a tres eurodiputados [Jose-Maria Terricabras, Jill Evans y Florent Marcellesi] sobre el compromiso alcanzado el 17 de noviembre de 2016 entre Marruecos, España, Francia, Alemania y Portugal sobre intercambios de electricidad renovable. Reconoció que el Sáhara poseía un estatuto “distinto y separado” de Marruecos y que a ese territorio se le aplicaría el derecho internacional.

El comunicado y las posteriores declaraciones del ministro Akhnnouch no significan que Rabat vaya a abrir de inmediato las puertas, pero sí ponen de relieve que la relación entre Marruecos y la UE está entrando en una nueva crisis

El comunicado marroquí sostiene que “la Comisión Europea y el Consejo Europeo tienen la responsabilidad de neutralizar los intentos perturbadores mediante un discurso nítido y coherente (…)”. Los que “obstaculizan la entrada de productos marroquíes [se refiere a los del Sáhara] deben de ser sancionados (…)”, añade.

De no actuar así las autoridades europeas corren el riesgo de “provocar graves consecuencias en materia socioeconómica”, prosigue el texto. ¿Cuáles son? “(…) cualquier traba a la aplicación del acuerdo [agrícola] es un agresión a miles de empleos de uno y otro lado” del Estrecho “en sectores muy sensibles que corre el riesgo de reactivar los flujos migratorios que, mediante un esfuerzo continuo, Marruecos ha sido capaz de gestionar y contener”.

Pese a que el 70% de su comercio lo mantiene con la UE, Marruecos amenaza por último con darle la espalda si persisten estas “perturbaciones nocivas”. La alternativa es “(…) acentuar la asociación con diversos países y regiones especialmente con Rusia, China, India, Japón y los países del Golfo así como nuestros vecinos africanos”. Rabat tardaría años en llevar a cabo un tal cambio de alianzas.

El comunicado y las posteriores declaraciones del ministro Akhnnouch no significan que Rabat vaya a abrir de inmediato las puertas a las decenas de miles de inmigrantes subsaharianos allí atrapados y deseosos de dar el salto a Europa, pero sí ponen de relieve que la relación entre Marruecos y la UE está entrando en una nueva crisis.

A la sentencia de diciembre sobre el acuerdo agrícola se añadirá dentro de unos meses otra, de mayor alcance, sobre el acuerdo de pesca firmado en 2014 entre Bruselas y Rabat, del que se beneficia principalmente los pesqueros españoles. El grueso de las capturas autorizadas en ese tratado se lleva a cabo en aguas del Sáhara Occidental. El Tribunal de Justicia de la UE empezó a examinar el mes pasado la demanda puesta por los abogados del Polisario.

Marruecos ha amenazado con reabrir el grifo de la emigración irregular hacia España y, en general, el sur de Europa que ha ido cerrando paulatinamente desde noviembre de 2003 hasta el punto de que el año pasado solo entraron irregularmente, por mar o a través de Ceuta y Melilla, 9.634 inmigrantes, una cifra baja.

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