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Por qué Venezuela ha tenido que subir el precio de la gasolina
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costaba 8 veces menos que en arabia saudí

Por qué Venezuela ha tenido que subir el precio de la gasolina

El Presidente Maduro ha anunciado un incremento de un 6.000% en el combustible. El país subvencionaba tres cuartas partes de lo que le costaba al consumidor

Cuando a finales de febrero de 1989 el Gobierno de Carlos Andrés Pérez anunció un aumento de un 30% del precio de la gasolina, con la consiguiente subida del transporte público, los venezolanos se echaron a las calles, en lo que se dio en llamar "el Caracazo". En los días siguientes se produjeron importantes disturbios y saqueos y enfrentamientos con el ejército y la policía. La cifra oficial de muertos fue de 276. Otras fuentes hablan de dos mil desaparecidos.

Aquel suceso está tan grabado a fuego en la mente de los venezolanos que el chavismo ha tratado de evitar a toda costa tocar el precio de la gasolina. Acosado por el desplome de la economía, el sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, ha tratado de retrasar la decisión al máximo posible. Pero no ha tenido más remedio que capitular: ayer, el Presidente venezolano anunció una subida del precio de la gasolina de un 6.000%, acompañada de una devaluación del 58,7% del bolívar, la moneda oficial.

El precio de la gasolina en Venezuela estaba congelado desde 1996, cuando el entonces Presidente Rafael Caldera tomó la decisión presionado por el Fondo Monetario Internacional. Según datos del Banco Mundial, el litro de combustible venía costando 0,097 bolívares, lo que, al cambio eran 0,02 centavos de dólar: ocho veces menos que en Arabia Saudí, el siguiente país de la lista.

De acuerdo con el propio Gobierno venezolano, producir un litro de gasolina de 95 octanos cuesta alrededor de 2,7 bolívares, es decir, 28 veces lo que se le cobra al consumidor en la estación de servicio. “En este país no se paga por la gasolina, porque PDVSA [la petrolera estatal Petróleos de Venezuela S.A.] paga para que echen gasolina. Y con el diésel la situación es peor”, declaró en diciembre de 2013 el Vicepresidente para el Área Económica, Rafael Ramírez.

Un petroestado que importa gasolina

Pero ¿a qué se debe este agujero económico? Los factores son múltiples: por un lado, la falta de mantenimiento y la ineficiencia en la gestión de la industria petrolera ha provocado un deterioro inexorable en las infraestructuras, lo que se ha traducido en una cuantiosa reducción de la producción. Entre 1999 y 2012, cayó un 11%, a pesar de que las reservas petroleras crecieron un 286% y el consumo un 63,1%. El Gobierno atribuye estos problemas al sabotaje de los sectores opositores en 2002-2003, y la propia PDVSA, en su página web, cifra en 14.430 millones de dólares el daño ocasionado en “concepto de ventas no realizadas”.

El mayor problema, sin embargo, son las refinerías, o la ausencia de ellas: la capacidad de refinación actual, de 1,27 millones de barriles al día, es similar a la que el país tenía en a principios de la década de los 80. Como consecuencia, y debido al crecimiento del consumo interno -que ha pasado de 321.000 barriles diarios en 1999 a 618.000 barriles diarios en 2013-, Venezuela se ve obligada a importar una gran parte del combustible que utiliza. Y como el precio en el propio país está subvencionado, el Gobierno se ve obligado a cubrir la diferencia, que la Agencia Internacional de la Energía calcula en un 75,3% del coste: un negocio ruinoso, que las propias autoridades estiman en 12.000 millones de dólares anuales de pérdidas para el país. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) sostiene que el país destina un 5,1% de su PIB para subsidiar la gasolina.

Un problema adicional es el contrabando: el litro que en Venezuela cuesta 29 pesos colombianos, en la vecina Colombia se vende a 2.275. Con semejante margen de beneficio, proliferan los traficantes de gasolina. El propio Ramírez estima que, de las cifras de consumo interno, unos cien mil barriles diarios corresponden a combustible que sale del país por esta vía.

Para paliar el previsible descontento, el Presidente Maduro ha anunciado también un incremento del 20% en el salario mínimo. Pero, en el actual contexto inflacionario en el que está sumida Venezuela, es improbable que la medida vaya a tener un impacto positivo destacable en la vida de los trabajadores del país. La subida de la gasolina, en cambio, sí se va a notar. El “Caracazo” no logró tumbar a Carlos Andrés Pérez, que aguantó otros cuatro años en el poder, pero un estallido social podría darle la puntilla a un Gobierno al que, cada día, la oposición le come más terreno.

Cuando a finales de febrero de 1989 el Gobierno de Carlos Andrés Pérez anunció un aumento de un 30% del precio de la gasolina, con la consiguiente subida del transporte público, los venezolanos se echaron a las calles, en lo que se dio en llamar "el Caracazo". En los días siguientes se produjeron importantes disturbios y saqueos y enfrentamientos con el ejército y la policía. La cifra oficial de muertos fue de 276. Otras fuentes hablan de dos mil desaparecidos.

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