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El “ahora o nunca” de Banesco
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compra ncg para eliminar riesgo político

El “ahora o nunca” de Banesco

La oferta de Banesco por Novagalicia ha dejado boquiabierto al sector financiero. Pero puede salvar al venezolano del riesgo político y cambiario del país

Foto: Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco.
Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco.

En el sector financiero patrio, muchos se han quedado boquiabiertos con el triple mortal sin red que se acaba de marcar el banquero venezolano Juan Carlos Escotet al ofrecer 1.003 millones de euros por Novagalicia (NCG Banco). Sin pedir garantías adicionales, prometiendo conservar los empleos de la atribulada entidad galaica y, encima, ofreciendo miles de millones en créditos a empresas y particulares.

La puja de Banesco por el 88,33% de NCG dejó a sus rivales en mantillas. Ninguno -CaixaBank, BBVA, Santander y varios fondos estadounidenses- ofreció más de 500 millones y tan sólo otro de los interesados se atrevió a descartar el esquema de protección de activos (EPA) y las garantías adicionales del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para protegerse de las pérdidas esperadas por morosidad que el organismo estima en 1.000 millones, aunque algunos en el sector calculan que podría ser hasta el doble de esa cantidad.

“Es una oferta temeraria”, dijo a El Confidencial una fuente de uno de los grupos que participaron en la subasta. “No hay forma de justificar el precio”, secundaban desde otro de los oferentes. En general, existen bastantes dudas sobre si la pequeña entidad sudamericana tendrá músculo financiero suficiente para drenar las pérdidas de su flamante adquisición, pese a los más de 9.000 millones de euros que le inyectó el Estado.

A mediados de año, Escotet coincidía plenamente con aquellos que ven el frankenstein gallego como un bocado demasiado indigesto para el banco caribeño. “Para ser honestos, el tamaño de NCG nos queda grande. Lo digo con toda la humildad. Nuestro grupo no tiene la capacidad necesaria para asumir una operación de esa magnitud”, dijo el directivo venezolano en una entrevista en mayo.

Pero todo cambió y a principios de diciembre se despedía de la prensa en Caracas con un triunfal “vamos a ganar” la subasta. Escotet, que controla personalmente el 80% del holding Banesco, estaba decidido a arrasar para evitar una segunda ronda que lo podría dejar fuera de juego. Para ello su oferta debía ser 200 millones de euros y un 50% superior a la siguiente. Tenía que arriesgar y se lo jugó todo a la una carta. ¿Por qué tanta prisa? ¿Qué le hizo cambiar de opinión?

El espejismo cambiario

La compra de Novagalicia puede que fuera “el ahora o nunca” para que el economista venezolano diera el salto a las grandes ligas de la banca internacional. Sobre el papel, el mayor banco privado de Venezuela y segundo del país cuenta con la solvencia y liquidez suficientes para afrontar la operación.

El presidente de banesco visita las oficinas de novagalicia banco en a coruñaPero sobre el terreno la cosa no está tan clara. Su principal mercado es un inmenso corralito financiero donde se ha vuelto casi imposible repatriar dividendos. El propio Escotet lo sabe bien, ya que por motivos fiscales la sede de su conglomerado está en Madrid desde 2006 y como inversor extranjero, al igual que BBVA o Telefónica, no ha podido sacar del país sus ganancias en moneda local desde hace al menos cuatro años.

Con unos activos -a noviembre de 2013- de unos 25.300 millones de euros, el tamaño de la entidad sudamericana no llega a la mitad de los 57.000 millones que tiene Novagalicia, pero ha sido suficiente para convencer al FROB, al Gobierno, a la Xunta y a Bruselas de su capacidad para manejar la compra y sus avatares. En realidad es un espejismo cambiario. Esos 207.000 millones bolívares anotados en su balance están calculados al tipo de cambio oficial e irreal de 6,3 bolívares por dólar, que según todos los analistas tienen sus días contados.

De materializarse una nueva devaluación, como todo el mundo espera suceda en los primeros compases de 2014, los activos de Banesco podría verse reducidos a unos 13.000 millones si se aplica la tasa de 12 bolívares por dólar -el promedio previsto por los analistas-, casi tres veces más pequeña que NCG. Esto minaría su buena imagen de comprador internacional.

De hecho, la distorsión cambiaria es aún mayor. Economistas calculan que el precio real de la moneda venezolana si cotizara libremente en los mercados rondaría los 25 bolívares por dólar, lo que dejaría los activos de Banesco en poco más de 6.000 millones de euros. Y aun así, son bastante más de los 2.500 millones de euros que resultarían si se liquidara a tasa paralela, diez veces superior a la regulada y que actualmente rige para buena parte de la economía ante la escasez de divisas.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Igual sucede con los beneficios. Pese a que el grupo prevé ganar este año unos 1.500 millones de euros, lo que lo ubicaría como tercera entidad más rentable en España, el grueso se ingresa en bolívares que no pueden salir del país de forma legal. En caso de problemas, las arcas de la casa matriz no podrán venir al rescate.

El fin de la bendición bancaria

Los tres lustros de revolución bolivariana del fallecido Hugo Chávez fueron el paraíso para los banqueros. Si bien la industria financiera se vio afectada por la hiperregulación compulsiva del líder socialista, que dispuso una interminable lista de carteras de crédito obligatorias, el billón de dólares que ingresó el país gracias a un boom petrolero sin precedentes compensó de largo las molestias.

Las entidades hicieron un gran negocio con la parte de ese ingreso, que quedó represado por el control de cambios vigente desde 2003, pero mejor aún con los dólares que se ordeñaron del país durante años, mediante multimillonarias emisiones denominadas en divisas y sucesivos récords históricos de importaciones a un tipo de cambio irrisoriamente sobrevalorado.

Que en 2013 el mismo Escotet se colara por primera vez en las selectas listas de magnates de Forbes y Bloomberg, con una fortuna estimada en algo más de 1.000 millones de euros (ocupa el puesto 1.031 de millonarios en el mundo y el tercero en Venezuela) dice mucho de lo bien que les fue a los banqueros con el proceso.

Pero la fiesta petrolera llega a su fin. No se ha cumplido un año desde que Venezuela devaluase su moneda en febrero y un segundo ajuste cambiario llama a las puertas del país latinoamericano. La inflación, que ya superó la barrera psicológica del 50%, pone cada vez más difícil la rentabilidad de todo tipo de negocio y la prima de riesgo por la inestabilidad política ha elevado el precio de emitir deuda, atemperando fiebre bursátil venezolana, mientras se incrementa el temor de los tenedores de bonos sobre la liquidez del Gobierno de Nicolás Mauro.

La batalla de los alimentos dispara la inflación en Venezuela (EFE)La calificadora Standard&Poors rebajó este mes la nota a la deuda venezolana, con perspectiva negativa, alegando que la radicalización política dañará la frágil economía después de que las elecciones locales del 8 de diciembre mostraran que el país sigue profundamente dividido. Poco después, Moody's hizo lo propio, citando desequilibrios macroeconómicos insostenibles. "A medida que las políticas del Gobierno han exacerbado estos problemas, el riesgo de un colapso económico y financiero ha aumentado considerablemente", sentenció la agencia.

La deserción empresarial

Escotet está aprovechando los últimos estertores de la bonanza bancaria venezolana para apalancarse antes de que la joya de la corona de su emporio comience a sentir en serio el calor del anticapitalismo bolivariano, que ya ha consumado más de 1.000 nacionalizaciones forzosas.

Banesco continua con su estrategia de internacionalizar sus operaciones. Ahora aprovecha precisamente que en España hay un mal momento y se puede comprar instituciones financieras a precios relativamente de gallina flaca”, explica Robert Bottome, presidente de la consultora venezolana Veneconomía. “Sin duda, esta compra es una póliza de seguro contra cualquier acontecimiento político o económico adverso en Venezuela. Algo más que probable”, agrega.

La diversificación de operaciones de las grandes compañías venezolanas no es algo nuevo, ni exclusivo de Banesco. Desde hace años, los pesos pesados del país, desde el conglomerado mediático Cisneros al gigante alimentario Polar, buscan diluir el enorme riesgo jurídico y las restricciones económicas en Venezuela abriéndose a nuevos mercados.

Concentración de protesta ante Novagalicia (EFE)Precisamente la banca tradicional no está en la agenda de nacionalizaciones desde que Chávez compró a Santander su filial en el país en 2009 y mucho menos ahora, en la actual situación económica en el país. Aun así, un hipotético movimiento en ese sentido se limitaría a sus operaciones domésticas, por lo que NCG podría llegar a convertirse en un bote salvavidas para los accionistas de Banesco.

Si de algo no le pueden acusar a Escotet es de estar moviéndose en terreno desconocido. Desde que fundara su casa de bolsa en 1986, el banquero ha ejecutado 14 fusiones y adquisiciones para llegar a su tamaño actual, con más de siete millones de clientes, 16.000 empleados y más de 700 oficinas en siete países (Puerto Rico, Panamá, Estados Unidos, República Dominicana, Colombia y España). Todas sus inversiones están en el exterior y, aunque pequeñas, están creciendo. Sin duda, una carta de presentación impecable.

En 2006 ya tanteó el terreno ibérico, pero los precios de entonces le hacían prohibitivo si quiera pensar en una compra. Por eso, la palabra que más repetía cuando se decidió a ir a la subasta gallega era “oportunidad”.

A finales del año pasado hizo su mayor movimiento hasta la fecha con la compra del 80% del Banco Etcheverría, el decano de la industria nacional con tres siglos de historia, por 100 millones de euros. El plan era duplicar el tamaño en cuatro o cinco años por toda la cornisa cantábrica y Madrid. Cuando vio la posibilidad de acelerar su proyecto, quedarse con el 45% del mercado gallego y casi 800 sucursales en España no se lo pensó dos veces. Era el momento de actuar.

El precio que hay que pagar

Pese a los aspavientos de la competencia, Escotet sólo le ve ventajas a la operación. Le entregaron la caja relativamente adelgazada tras el rescate público, la venta de su filial EVO Bank a un fondo estadounidense, el despido de 3.000 empleados y el cierre de cientos de sucursales.

El esquema de compra le da cierta flexibilidad, ya que pagará el 40% ahora y el 60% en cinco años en unas condiciones que ni el FROB ni Banesco han dado a conocer. Banesco tenía previsto invertir unos 100 millones de euros al año en Etcheverría y tantear en unos años la posibilidad de sacarlo a bolsa.

Además, espera hacer algo de caja deshaciéndose de las participaciones industriales como manda Bruselas y sacar algo de las dos carteras de 3.100 millones de euros en créditos fallidos que espera vender a fondos buitre. El banquero considera que el FROB le da garantías base suficientes, ya que cubre el 85% de los quebrantos judiciales en preferentes, cláusulas suelo y denuncias de aseguradoras.

Pero el verdadero reto es ver si puede hacer rentable un negocio que se ha convertido en un agujero negro para los vapuleados bolsillos españoles y mantener sus promesas no sólo de mantener puestos de trabajo, sino de dar 9.000 millones de euros en créditos para reactivar el castigado tejido industrial gallego.

Banco etcheverría pondrá a disposición de pymes y familias 200 millonesAunque reconoce que tendrán que hacer provisiones adicionales por 750 millones de euros, asegura que eso no supondrá ningún problema mientras confía en que el efecto “nuevo dueño” suavizarán esas cifras. Para el segundo o tercer año, los ejercicios más críticos, prevé ampliar capital. Asegura que verán la rentabilidad en el tercer año, pese a que otros en el sector amplían ese horizonte hasta al menos una década. “Lo tenemos todo previsto”, aseguró radiante y confiado al conocer que su propuesta fue la elegida.

Para la banca nacional, el precio fue ridículamente caro, para el FROB se quedó 500 millones corto y para los españoles, se asumieron unas pérdidas delirantes a repartir entre todos. Ante tantas dispares opiniones, puede que Escotet sea el que más claro tenga lo que realmente está pagando.

“Paradójicamente, la banca ha hecho muchísimo dinero durante la última década, pero ahora Banesco necesita diversificarse definitivamente hacia mercados que le permita generar divisas y le proteja ante los movimientos cambiarios”, asegura David Alayón, socio director de Kapital Inversiones.“Puede que el coste haya sido alto, pero es el precio a pagar para protegerse del sombrío panorama económico que se avecina en Venezuela”, aseguró.

En el sector financiero patrio, muchos se han quedado boquiabiertos con el triple mortal sin red que se acaba de marcar el banquero venezolano Juan Carlos Escotet al ofrecer 1.003 millones de euros por Novagalicia (NCG Banco). Sin pedir garantías adicionales, prometiendo conservar los empleos de la atribulada entidad galaica y, encima, ofreciendo miles de millones en créditos a empresas y particulares.

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