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¿Qué fue de los titanes de la crisis?
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CINCO AÑOS DESPUÉS DE SU ESTALLIDO

¿Qué fue de los titanes de la crisis?

Cinco años después del colapso global del sistema financiero, América podría justificadamente vanagloriarse de la victoria. ¿Y sus protaginstas?

Foto: James Cayne, Richard Fuld Jr. y Robert Willumstad en un montaje fotográfico (Carlos Aranda).
James Cayne, Richard Fuld Jr. y Robert Willumstad en un montaje fotográfico (Carlos Aranda).

Cinco años después del colapso global del sistema financiero, América podría justificadamente vanagloriarse de la victoria. Después de todo, la economía estadounidense crece y, medida en términos per cápita, ha regresado al mismo punto en que se encontraba antes de la crisis. El desempleo está cayendo; la banca ha recuperado su vigor y ha devuelto casi en su totalidad los cerca de 245.000 millones que los contribuyentes bombearon al sector; las bolsas han reconquistado el terreno perdido.

Sin embargo, muchos norteamericanos podrían preguntarse, y con razón, por qué la situación sigue tan mal y plantear si las cosas se podrían haber hecho de otro modo para haber acortado la larga y dolorosa crisis económica. Incluso después de cuatro años de crecimiento, todavía 11,3 millones de estadounidensesno encuentran un empleo. El paro desciende, pero aún hay 1,9 millones menos de puestos de trabajo que en 2008, el año de la debacle.

Los precios en el sector inmobiliario siguen al alza, pero uno de cada seis propietarios de hipotecas debe al banco más de lo que vale su vivienda. Los ingresos de un propietario medio han caído un 5% con respecto a septiembre de 2008, según las últimas estimaciones publicadas por el Wall Street Journal. Y, en medio de esta cuestionable recuperación, urge preguntarse qué fue de los titanes de la crisis, los primeros espadas de compañías como Bear Stearns, Lehman, AIG o Merril Lynch.

James Cayne, Bear Stearns

Cayne era CEO y presidente de Bear Stearns en 2007, cuando dos de las brigadas de inversión del banco colapsaron por el peso de las pérdidas en el sector inmobiliario. Aquello se consideró una salva de la crisis financiera.

Durante el crítico periodo anterior al colapso de Bear, Cayne no estaba en su oficina. De hecho, ni siquiera estaba en la ciudad. Había salido para participar en un torneo de bridge, el juego de cartas británico. Desde entonces, ha repetido hasta la saciedad que, como máximo responsable, estuvo “disponible en todo momento”.

En marzo de 2008, Washington orquestó la venta de Bear a JP Morgan. Dos años más tarde, Cayne, que actualmente tiene 79 años, dijo al comité de expertos que investigaban la crisis: “A posteriori, diría que había demasiado apalancamiento (en Bear)”. Pero también culpóde la desaparición de la firma que digirió a “abrumadoras” fuerzas bursátiles. “El asunto es que la compañía fue atacada”, afirmó. Hoy, Cayne está retirado.

Richard Fuld Jr., Lehman

Fuld fue el máximo responsable y CEO de Lehman Brothers, un banco de inversión centrado en bonos que irrumpió agresivamente en el sector inmobiliario justo antes del estallido de la crisis. Enpleno aluvión de pérdidas en 2008, Fuld intentó apaciguar a los inversores de Wall Street y aumentar capital.

Los esfuerzos para vender la compañía fracasaron el 14 de septiembre, cuando el Gobierno de EEUU se negó a respaldar a Lehman. Un día después, la firma se declaró en bancarrota; sus activos se liquidaron.

Fuld, de 67 años, argumentó ante un comité del Congreso en 2010 que la defunción de Lehman estuvo causada por las caóticas condiciones del mercado y los rumores que desataron el pánico en el sector bancario. “No hay duda de que tomamos algunas decisiones de negocio que no estaban bien calibradas”, afirmó. “Pero no hay nada en este caso que hubiera invitado a pensar en la bancarrota”.

En 2009, Fuld Jr. abrió la firma de consultoría Matrix Advisors LCC. Nunca acepta comentar con periodistas informaciones sobre el caso Lehman o relacionadas con su actuación en aquellos meses convulsos.

Robert Willumstad, AIG

Willumstad, presidente del American International Group, y antiguo ejecutivo de Citigroup, se llevó a casa el título adicional de CEO en junio de 2008, cuando su predecesor Martin Sullivan fue defenestrado entre las pérdidas “derivadas” de complejas inversiones relacionadas con el mercado hipotecario.

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El titán de AIG luchó a capa y espada el fin de semana del 13-14 de septiembre de 2008 para reunir cash en previsión de una costosa bajada de la solvencia crediticia de AIG, llegando incluso a apelara la Reserva Federal para que le concediese financiación temporal. Sus ruegos cayeron en caso roto.

El 16 de septiembre, el Gobierno de EEUU se hizo con el control de AIG, subrayando sus temores a que el peligro de colapso de la entidad afectase a todo el sistema financiero. Como parte del trato, el secretario de Tesoro Henry Paulson insistió en que Willumstad se apartase del caso.

Actualmente, Willumstad, de 68 años, es socio de Brysam Global Partners, una firma de private-equity que co-fundó allá por el año 2007.

John Thain, Merrill Lynch

Thain fue presidente y CEO de Merrill Lynch, cargo que ocupó en octubre de 2007, cuando la crisis financiero se estaba cociendo.

Merrill poseía los mismos activos hipotecarios que Lehman Brothers y fue objeto de criticasde atemorizadosinversores a principios de septiembre de 2008. Tras 48 horas de frenéticas negociaciones, y bajo las presiones de responsables de la Administración para que se cerrase un acuerdo, el Bank of America acordó que compraría Merrill el día 14 de aquel oscuro mes.

Thain fue expulsado de Bank of America a principios de 2009 entre controversias por las pérdidas de Merrill y el pago de suculentos bonus durante la semana previa a la operación de compra.

A sus 58 años, actualmente dirige CIT Group, una firma de créditos para empresas de pequeño y mediano tamaño. Cuando el pasado mes de junio le preguntaron si se arrepentía de algo, Thain dijo: “No habría aceptado aquel puesto en Merrill. Creo que es, probablemente, de lo único que me arrepiento”.

Cinco años después del colapso global del sistema financiero, América podría justificadamente vanagloriarse de la victoria. Después de todo, la economía estadounidense crece y, medida en términos per cápita, ha regresado al mismo punto en que se encontraba antes de la crisis. El desempleo está cayendo; la banca ha recuperado su vigor y ha devuelto casi en su totalidad los cerca de 245.000 millones que los contribuyentes bombearon al sector; las bolsas han reconquistado el terreno perdido.

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