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La tensión parte en dos las urnas en Egipto
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EL 56% DE LOS EGIPCIOS APRUEBA LA CONSTITUCIÓN EN LA PRIMERA RONDA DEL REFERÉNDUM

La tensión parte en dos las urnas en Egipto

La mayoría de los egipcios respalda la nueva Constitución. Los Hermanos Musulmanes han anunciado que el 56,5% de los votantes, casi 4,6 millones de egipcios, ha

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La tensión parte en dos las urnas en Egipto

La mayoría de los egipcios respalda la nueva Constitución. Los Hermanos Musulmanes han anunciado que el 56,5% de los votantes, casi 4,6 millones de egipcios, ha respaldado la Carta Magna redactada por la Asamblea Constituyente egipcia, donde los islamistas son mayoría, y un 43,5%, unos 3,5 millones de ciudadanos, la ha rechazado. Los contrarios al texto patrocinado por el presidente Mohamed Morsi solo han sido mayoría en las gobernaciones de Gharbia y El Cairo; en las otras 8 regiones llamadas a las urnas ha vencido el "sí". 

Hasta la celebración de esta primera ronda del referéndum -la segunda se completará el próximo sábado 22 en las 17 gobernaciones restantes- daba la sensación de que circulaban dos Constituciones distintas en Egipto. Una de ellas la distribuían los propios islamistas a las puertas de algunos colegios. Era una versión simplificada, sólo con los asuntos relacionados con las libertades individuales y la ley islámica, para aquellos que no habían tenido tiempo o no habían podido leerla, que a la postre eran casi todos. El articulado de la otra hoja de ruta no era mucho más completo. Sólo contenía un enorme rechazo a los planes del presidente, Mohamed Morsi, quien se ha obstinado desde hace semanas en sacar adelante esta Carta Magna como fuera.  

En el popular barrio de Rod el Farag, Qut el Qulub, una mujer que regenta una tienda de alimentación reconocía que su hija ha leído el texto por ella. Cerca del 40% de la población egipcia no sabe leer ni escribir, por lo que dependen de la interpretación de otros. “Voté a Morsi en las elecciones y ahora quiero que esta Constitución salga aprobada para que el país se ponga en marcha”, asegura. En la cola del colegio más cercano, sólo para hombres, resonaba la idea de la “estabilidad”, con la que los Hermanos Musulmanes han insistido en esta corta y tumultuosa campaña.

Entre las decenas de personas que formaban la cola para depositar su voto apenas había discrepancias en torno al "sí". En la sala de votación, las urnas recogían ya más papeletas que en las pasadas elecciones presidenciales o legislativas -según el juez Ismail Abdel Daim, que supervisaba el proceso- aunque aquellos comicios estuvieron repartidos en dos fases y en este caso pese a que no todas las provincias votan a la vez, los egipcios sólo tienen una oportunidad para expresar su opinión. El juez insistía en que todo transcurría con normalidad, aunque confesaba que ninguna organización internacional y ningún interventor de los partidos políticos vigilarían el recuento.

La falta de magistrados, ya que muchos de ellos decidieron boicotear el plebiscito, fue precisamente lo que obligó al presidente a dividir las votaciones en dos etapas. Y pese a que ayer la Comisión Electoral declaró que el proceso estaba siendo limpio, el movimiento juvenil 6 de abril denunció que había funcionarios haciéndose pasar por jueces, mientras que el opositor Frente de Salvación Nacional añadió que los Hermanos Musulmanes estaban manipulando y obstaculizando las votaciones.

La baza de la oposición

Pese a las dudas que han mostrado en su estrategia, los opositores confían en que una alta participación condene el texto aprobado por los islamistas. Y ayer a los colegios de El Cairo no cesaron de acudir votantes, de forma que las autoridades tuvieron que ampliar el horario de cierre hasta la once de la noche. En el poblado barrio de Shubra, donde se concentra una amplia comunidad de cristianos, Naguib Busha esperaba también pacientemente su turno. Defendía su rechazo no sólo por ser copto, sino porque “los Hermanos Musulmanes quieren implantar su modelo de sociedad a través de un texto que debería representar a todos”.

A su lado, Amr Iskander, de confesión musulmana, secundaba sus palabras. Reiteraba que no todo Egipto acepta los preceptos de los islamistas y subrayaba que la Carta Magna “sólo representa a los Hermanos Musulmanes y los salafistas”. Unos metros más allá, Mohamed Mustafa alzaba la voz para defender justo lo contrario. “La Constitución nos protege a todos y como musulmanes, debemos aprobarla”, sostenía alterado.

Sólo alguno de los presentes se atrevía a citar alguno de los artículos por los que apoyaban o rechazaban el texto. Las discusiones se centraban más bien en la gestión de Morsi en los últimos meses y, en especial, los últimos días. La tensión se reflejaba en las opiniones y se depositaba en las urnas, pero finalmente esa división acumulada en las últimas semanas no provocó enfrentamientos de gravedad. Aunque, al caer la noche, un grupo de salafistas atacaron la sede del partido opositor Wafd, en el primer asalto a una sede de los opositores desde que hace unas tres semanas comenzara esta crisis.  

También en el acomodado barrio de Zamalek la multitud se congregaba hasta última hora. Una larga fila de hombres se ubicaba en paralelo a otra idéntica hilera de mujeres, formando dos frentes en los que tampoco había fisuras en la aversión al proceso. En medio del bando femenino resaltaba Dalia Liwa, una elegante mujer que decía haber acudido durante meses a la plaza Tahrir para “reclamar la democracia”. “Los islamistas quieren apropiarse de todos nuestros triunfos, por eso es importante seguir luchando y movilizarse para condenar esta Constitución”, apostillaba.

Quizá más por la concienciación de los ciudadanos que por los confusos mensajes de los líderes políticos, la oposición lograba aparentemente lo más complicado, que la fuerza que había demostrado en las calles con las últimas manifestaciones se desplazara hasta las urnas. Aunque también esa capacidad de convocatoria tienen su reflejo en las zonas rurales, donde los islamistas gozan de una mayor implantación. Como si se tratara de un presagio, la tensión que había provocado altas cotas de violencia ha ido remitiendo. Ayer esa división se palpaba de forma mucho más nítida en las urnas, donde se espera otra encarnizada batalla.

La mayoría de los egipcios respalda la nueva Constitución. Los Hermanos Musulmanes han anunciado que el 56,5% de los votantes, casi 4,6 millones de egipcios, ha respaldado la Carta Magna redactada por la Asamblea Constituyente egipcia, donde los islamistas son mayoría, y un 43,5%, unos 3,5 millones de ciudadanos, la ha rechazado. Los contrarios al texto patrocinado por el presidente Mohamed Morsi solo han sido mayoría en las gobernaciones de Gharbia y El Cairo; en las otras 8 regiones llamadas a las urnas ha vencido el "sí".