Cuba relaciona a Carromero “con los connotados anticubanos Aznar y Aguirre”

La suerte de Ángel Carromero Barrios está marcada en un editorial de Granma. El joven político de NNGG del PP está en prisión preventiva mientras continúa la instrucción por homicidio. Ahora, pueden pasar de uno a seis meses antes de que sea formalmente imputado por el fiscal, pero Granma ya ha dictado sentencia: Carromero es un “contrarrevolucionario” cercando “a los connotados anticubanos José María Aznar y Esperanza Aguirre”.

Carromero está detenido en el centro de seguridad del Estado castrista “100 y Aldabón” desde el pasado fin de semana. Allí ha vuelto a ser visitado por tercera vez por el cónsul general español en La Habana, Tomás Rodríguez-Pantoja, quien le ha encontrado “nervioso, pero bien atendido”. El régimen cubano sigue contra él una instrucción por “doble homicidio”, pero aún no ha sido imputado formalmente. El régimen se toma su tiempo y pueden pasar hasta seis meses antes de que se le comuniquen formalmente los cargos.

El editorial de Granma, pomposamente titulado “La verdad y la razón”, sienta las bases sobre quién es Carromero, el conductor del automóvil en el que fallecieron Osvaldo Payá y Harold Cepero. “El conductor del automóvil era Ángel Carromero Barrios, no precisamente un turista español como los miles que disfrutan de sincera y cálida hospitalidad en nuestro país. Ahora se sabe que es el Vicesecretario General de Nuevas Generaciones, sector juvenil del Partido Popular de España, cercano a los connotados anticubanos José María Aznar, expresidente del gobierno y Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid”.

El otro joven político sueco que viajaba en el vehículo y que desde ayer está de vuelta a su país era Jens Aron Modig, para Granma “líder del Partido Demócrata Cristiano Sueco, émulo del ultraconservador “Tea Party” norteamericano, y presidente de su Liga Juvenil, con nexos, entre otras organizaciones anticubanas, con el Instituto Republicano Internacional (IRI) y vinculado a quienes en la derecha nórdica más nos hostigan”.

El régimen pone de relieve que ambos “entraron a nuestro territorio el 19 de julio, con Visas de Turista, y disimuladamente, en violación de su estatus migratorio, se involucraron en actividades netamente políticas contra el orden constitucional”. Estas actividades ‘criminales’ para el régimen es la entrega de dinero, no sumas descomunales, a los grupos de oposición que piden, como el de Osvaldo Payá, respeto a los derechos humanos. En ocasiones también les llevan algún ordenador o material como grabadoras para que la prensa independiente, acosada por los Castro, pueda salir adelante.

Para la dictadura cubana, tanto Carromero como su acompañante sueco forman parte de “de una operación organizada” para traer “financiamiento al minúsculo y contrarrevolucionario Movimiento Cristiano Liberación, que presidía Oswaldo Payá”. Y aquí es donde encuentra el régimen la conexión con Aznar: “Con ese propósito, el diputado del PP, Presidente de Nuevas Generaciones, miembro del Comité Ejecutivo Regional del PP y exAsesor de Aznar, Pablo Casado Blanco, había instruido a Carromero…”. Este periódico ha intentado ponerse en contacto con Casado, presidente de NNGG de Madrid, pero ha sido imposible. “La operación descrita es una más –concluye Granma- entre muchas organizadas desde Miami, fundamentalmente, y también desde Madrid y Estocolmo”.

El editorial de la prensa del régimen, la única autorizada en la isla, deja claro que Carromero se ha convertido en una pieza preciada en las relaciones con el Gobierno del PP de Mariano Rajoy, y no es casualidad que aún no hay sido formalmente inculpado. La dureza de los cargos dependerá de la evolución de las siempre difíciles relaciones con España cuando en Moncloa está instalado un Gobierno del PP, muy lejano de la política de apaciguamiento de Rodríguez Zapatero.

El CNI trabaja desde hace días en el caso, algo que fue pregonado ayer mismo en Zarzuela por el ‘indiscreto’ ministro de Exteriores. Durante la reunión con el Rey en el pleno del Consejo de Defensa Nacional, José Manuel Margallo se volvía hacia el director del CNI y, en cámara, le avisaba: “Félix, ahora tenemos que hablar de lo de Cuba”. Algo que deberán hacer, de momento, con más discreción.