Los rebeldes libios toman Brega y avanzan hacia Trípoli

La guerra está decantada, sólo falta organizar su final. Después de semanas sin avances en el terreno militar, este lunes los rebeldes libios comunicaron que se han hecho con el control casi absoluto de la ciudad de Brega, un importante enclave petrolero, a medio camino entre Bengasi, la capital de los insurgentes, y Trípoli, donde se aferra Muamar Gadafi.

Según los portavoces de los insurgentes expulsaron al grueso de las tropas leales a Gadafi, aunque no han conseguido tomar por completo la ciudad, ya que se encuentra infestada de minas. "El cuerpo principal de las tropas de Gadafi se ha retirado a Ras Lanuf", hacia el oeste, declaró el portavoz de la oposición Shamsiddin Abdulmolah. "Se me ha comunicado que las tropas de Gadafi han distribuido algunos camiones de tracción a cuatro ruedas con ametralladoras entre Ras Lanuf y Bishr", añadió.

El avance de los rebeldes no sería posible sin el apoyo de la OTAN, que ha redoblado los bombardeos contra las fuerzas leales a Muamar Gadafi, impulsada por el empujón diplomático que el Grupo de Contacto sobre Libia ha dado este fin de semana a los rebeldes en una reunión celebrada en Estambul. La treintena de países -entre árabes y occidentales- que trabajan para solucionar el conflicto ha decidido actuar de forma unánime al nombrar a un solo enviado especial, el jordano Abdelillah el Jatib, para departir con el Consejo Nacional de Transición (CNT), el único Gobierno libio al que reconocen. Traducido, esto quiere decir que Estados Unidos sólo acepta negociar con los sublevados, lo que facilita que los rebeldes reciban los más de 30.000 millones que el régimen de Gadafi tiene en bancos norteamericanos, actualmente congelados.

Este dinero permitirá dotar con más y mejores armas a los combatientes, instruir a los milicianos y sobre todo, alimentar a una población que se encuentra en una situación “atroz”, según el último informe del enviado especial de la ONU en la zona. Los bombardeos de la alianza han resonado durante las últimas horas en la capital libia, algo que no sucedía desde hace semanas. Según la OTAN, un avión aliado alcanzó la madrugada del sábado “un gran almacén de vehículos militares en la zona de Tajura, a 30 kilómetros al este de Trípoli”. Las fuerzas occidentales aceleran las acciones militares, sabedoras de que en apenas dos semanas da comienzo el Ramadán y de que toda actividad se reducirá entonces a la mínima expresión.

La hoja de ruta elaborada por el Grupo de Contacto sobre Libia da por acabado a Gadafi, sólo falta saber el cómo y el cuándo. La OTAN recuerda que la Corte Penal Internacional (CPI) pidió la detención de Gadafi, acusado de crímenes de guerra. Sin embargo, las declaraciones de los ministros de Exteriores italiano, Franco Frattini, y francés, Alain Juppé, en las que se muestran “seguros” de que el líder libio ceda el poder en las “próximas semanas”, dejan entrever la posibilidad de que Gadafi abandone el Gobierno pero no el país.

No obstante, el líder libio mantiene su discurso beligerante hacia los aliados de puertas hacia afuera. En una intervención televisada, Gadafi recalcó este mismo fin de semana que las decisiones tomadas por el Grupo de Contacto “serán pisoteadas por los libios”. "Nosotros queremos la paz con el pueblo italiano, el francés, el británico, el estadounidense, con los pueblos de Europa. Pero vosotros llamáis a la guerra, enemigos de la humanidad, criminales de guerra", aseguró el militar en su alocución. Gadafi exhortó a las tropas de la OTAN a abandonar el país “antes de que sea demasiado tarde” y avaló su figura con las últimas manifestaciones de sus correligionarios en las ciudades de Zlitan, Trípoli y Sebha, ajeno a que su suerte había quedado echada el pasado sábado en Estambul.