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La comunista revolución sudafricana: comer sushi sobre una mujer blanca
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SU LÍDER AVERGÜENZA A LOS ‘HEREDEROS’ DE MANDELA

La comunista revolución sudafricana: comer sushi sobre una mujer blanca

La nueva generación del ANC, partido en el Gobierno de Sudáfrica, se prepara concienzudamente para los nuevos tiempos. Su presidente, el comunista radical Julius Malema, ha

Foto: La comunista revolución sudafricana: comer sushi sobre una mujer blanca
La comunista revolución sudafricana: comer sushi sobre una mujer blanca

La nueva generación del ANC, partido en el Gobierno de Sudáfrica, se prepara concienzudamente para los nuevos tiempos. Su presidente, el comunista radical Julius Malema, ha decidido en “un acto revolucionario” acudir a la inauguración de un bar en la mejor zona de Ciudad del Cabo, junto al lujoso Watefront. El establecimiento se salta  la normativa impuesta por la Democrática Alianza, partido que lidera la blanca Hellen Zille, gobernadora de la región de Western Cape, que obliga a muchos bares a cerrar a las dos de la madrugada. “A ver si Zille puede cerrar este bar del ANC”, retaba recientemente un orgulloso Malema.

 

El escándalo ha saltado cuando se han hecho públicas las imágenes de una fiesta chic en  la que se ven a miembros de la ANCYL (liga juvenil del ANC) comiendo sushi sobre el cuerpo de una modelo blanca en bikini e, incluso, dándole champagne a la joven que ejercía de plato de los revolucionarios dirigentes. Todo en un marco de lujo, el del nuevo ZAR bar, que un adinerado empresario negro ha abierto a semejanza del que ya tiene en Johannesburgo.

Las fotografías han avergonzado a los propios dirigentes del ANC, que en boca de su secretario general, Gwede Mantashe, han vuelto a reprobar por enésima vez al joven líder: “Reiteramos nuestra condena al acto de servir sushi sobre el cuerpo de una mujer. Es un acto anti-ANC y anti-revolucionario. Es difamatorio, insensible y socava la integridad de la mujer”, ha dicho a los medios. “En nuestro partido no estamos interesados en ir a clubs nocturnos, no forma parte de nuestra cultura”, ha concluido Manthase.

Por su parte, la ANCYL ha contestado con un comunicado delirante en el que asegura que, “contrariamente a lo que se está diciendo, el presidente de la ANCYL ha luchado por la dignidad y el derecho del pueblo negro de tener un bar en una zona predominantemente de blancos” (se refiere a negros de alto poder económico, porque la gran mayoría de la empobrecida población sudafricana no tendría dinero para pagar una sola copa de champagne en este club). Después, el comunicado asevera que “la Liga Juvenil no tiene ningún interés en gestionar discotecas o respaldar a sus propietarios. Somos un movimiento revolucionario”.

Es más sorprendente la actitud de Malema, al quien el ala radical del ANC apoya como futuro presidente de Sudáfrica, si se escucha su constante mensaje racista y clasista. El joven Julius, que vive en el mejor barrio de Joburg, en Sandton, y se codea con los más afamados personajes de la nueva clase VIP negra sudafricana, no para de repetir que hay que nacionalizar las minas y granjas en poder de los blancos, como hizo Mugabe en Zimbabwe, para provocar una verdadera revolución comunista Lo hace siempre, en cada lugar que visita, aunque en algunas ocasiones tenga la boca llena de sushi y champagne.

La nueva generación del ANC, partido en el Gobierno de Sudáfrica, se prepara concienzudamente para los nuevos tiempos. Su presidente, el comunista radical Julius Malema, ha decidido en “un acto revolucionario” acudir a la inauguración de un bar en la mejor zona de Ciudad del Cabo, junto al lujoso Watefront. El establecimiento se salta  la normativa impuesta por la Democrática Alianza, partido que lidera la blanca Hellen Zille, gobernadora de la región de Western Cape, que obliga a muchos bares a cerrar a las dos de la madrugada. “A ver si Zille puede cerrar este bar del ANC”, retaba recientemente un orgulloso Malema.

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