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Los asentamientos ponen en jaque a Netanyahu
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EL DIÁLOGO PODRÍA HACERLE PERDER SU MAYORÍA

Los asentamientos ponen en jaque a Netanyahu

Pensar que las poblaciones judías en Cisjordania constituyen el mayor obstáculo para la paz, en un conflicto tan largo y complejo como el palestino-israelí, es una

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Los asentamientos ponen en jaque a Netanyahu

Pensar que las poblaciones judías en Cisjordania constituyen el mayor obstáculo para la paz, en un conflicto tan largo y complejo como el palestino-israelí, es una simplificación gruesa. Pero, los llamados asentamientos son, sin duda, un tema de difícil solucion. En la Guerra de los 6 días, en 1967, Israel venció simultáneamente a Egipto, Siria y Jordania. Esta victoria militar multiplicó el territorio del Estado hebreo prácticamente por seis, llevándolo a controlar una superficie total de 90.000 km2. El acuerdo de 1978 con Egipto implicó la devolución a esta nación del Sinaí, con sus casi 60.000 km2. Quedaron, pues, en manos de Israel los Altos del Golán (1.200 km2), Cisjordania (5.640 km2) y Gaza (360 km2). Las dos últimas son las zonas que los palestinos reclaman para su futuro Estado, exigiendo la retirada hebrea a las fronteras de 1967, la llamada línea verde.
 
La franja de Gaza fue evacuada unilateralmente por una decisión del ex premier Ariel Sharon, y está controlada desde 2007 por el grupo terrorista islámico Hamas, enfrentado a la autoridad del presidente Abu Mazen. Vive un bloqueo parcial por parte de Israel y también -hecho poco mencionado- de Egipto. Su población alcanza el millón y medio mientras en las restantes zonas autónomas palesinas viven otros tres millones. 
 
Las negociaciones reanudadas hace poco en Washington, y continuadas luego en Sharm el Sheik y Jerusalén, se han centrado en las condiciones para un arreglo definitivo palestino-israelí. Los temas clave son el reconocimiento recíproco de ambos bandos a su legítima independencia -es decir de Israel y Palestina-, la delimitación de fronteras, soberanía de Jerusalén, seguridad y derechos de los refugiados. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) controla en diversos grados de autonomía un 80% de Cisjordania. Es en el restante 20% donde viven unos 300.000 israelíes en ciudades y pueblos de muy diversa importancia, protegidos en gran parte por la llamada barrera de separación. Las cuatro principales ciudades son Modiin, Beitar, Ariel y Maale Adumim.
La posición de Israel respecto a los asentamientos ha variado a lo largo del tiempo, desde su promoción activa hasta su reciente congelamiento, que venció en septiembre. Sin embargo, el Gobierno de Jerusalén siempre ha sostenido que se encuentran en "territorios disputados, no ocupados".
 
Posiciones encontradas y riesgos políticos
 
La administración Obama ha desplegado en los últimos meses toda su influencia en la región para lograr que las partes avancen hacia un acuerdo. El tema es importante no solo para el interés americano, que ve en una solución pacífica un modo de debilitar al fundamentalismo islámico, sino también para la continuidad política del actual presidente. A diferencia de varios países europeos, la opinión pública estadounidense está alineada mayoritariamente con Israel desde hace décadas. A ello se suma la influencia política de más de seis millones de ciudadanos judíos, que si bien suman un 2% de la población total su participación electoral es superior a la media, alcanzando al 5% de los votantes. Promediando su mandato y con las elecciones legislativas de noviembre encima, el tema adquiere incluso cierta urgencia.

Para el premier Benjamín Netanyahu, el diálogo con los palestinos puede provocar la pérdida de su mayoría parlamentaria. En su propio partido, el Likud, existen divisiones en cuanto al alcance de las concesiones territoriales que debe realizar Israel. Varios legisladores y ministros celebraron públicamente el final de la moratoria en la construcción, aunque el gesto fue más bien simbólico pues el ritmo de la misma es actualmente muy lento. Pero la posición de sus aliados políticos nacionalistas y religiosos es más radical. El canciller Avigdor Liberman, líder de Israel Beiteinu, declaró en la propia ONU que "un arreglo se retrasará décadas". Su marcha del Gobierno dejaría a Netanyahu sin mayoría legislativa, obligándolo a convocar elecciones anticipadas o cambiar de socios.

Tzipi Livni, candidata del opositor partido centrista Kadima, llamó al premier para ofrecerle su apoyo político y "evitar así el aislamiento internacional de la nación". El tema de hasta dónde puede Israel ceder territorios no es fácil tampoco en lo personal para el mismo Bibi Netanyahu. Su trayectoria política fue siempre en el Likud, cuyos referentes ideológicos son Vladimir Jabotinski y Menajem Beguin, quienes siempre reivindicaron el derecho histórico del pueblo judío al territorio bíblico de Judea y Samaria (Cisjordania). Las áreas más sensibles para la ciudadanía israelí son Jerusalén, las ciudades principales ya mencionadas y el estratégico valle del Jordán.

Del lado palestino, las presiones que enfrenta el Rais son enormes. El mismo hecho de sentarse a negociar le ha valido durísimas criticas de Irán, Hezbollah y Hamas. Las encuestas indican, sin embargo, que la mayoría de los palestinos están hartos del conflicto y ansían su fin. Pero la política árabe se caracteriza por un estilo grandilocuente, donde los discursos radicales terminan demasiadas veces por atrapar en su propia retórica a quienes los pronuncian. Abu Mazen parece dispuesto a realizar "canjes territoriales", es decir ceder áreas densamente pobladas por israelíes por otras deshabitadas o con población musulmana. En este punto coincide con el canciller israelí, quien sostiene que el intercambio debe ser "no solo de territorios sino también de poblaciones".

La ANP cuenta con el respaldo activo de Jordania y Egipto, los países fronterizos que firmaron acuerdos con el Estado hebreo. En conversaciones privadas, el liderazgo palestino se muestra ansioso de alcanzar un acuerdo que les permita finalmente gobernar una nación independiente. En sus memorias, Bill Clinton culpó a Arafat por no firmar la paz con Ehud Barak en el 2000, agregando que los pueblos perdieron así tiempo y vidas... "finalmente alcanzaran una solución muy parecida a la que casi concretamos". Pronto veremos si su esposa Hillary triunfa donde él fracasó. Aunque siempre haya aclarado que "Estados Unidos no quiere imponer un acuerdo".

Pensar que las poblaciones judías en Cisjordania constituyen el mayor obstáculo para la paz, en un conflicto tan largo y complejo como el palestino-israelí, es una simplificación gruesa. Pero, los llamados asentamientos son, sin duda, un tema de difícil solucion. En la Guerra de los 6 días, en 1967, Israel venció simultáneamente a Egipto, Siria y Jordania. Esta victoria militar multiplicó el territorio del Estado hebreo prácticamente por seis, llevándolo a controlar una superficie total de 90.000 km2. El acuerdo de 1978 con Egipto implicó la devolución a esta nación del Sinaí, con sus casi 60.000 km2. Quedaron, pues, en manos de Israel los Altos del Golán (1.200 km2), Cisjordania (5.640 km2) y Gaza (360 km2). Las dos últimas son las zonas que los palestinos reclaman para su futuro Estado, exigiendo la retirada hebrea a las fronteras de 1967, la llamada línea verde.
 
La franja de Gaza fue evacuada unilateralmente por una decisión del ex premier Ariel Sharon, y está controlada desde 2007 por el grupo terrorista islámico Hamas, enfrentado a la autoridad del presidente Abu Mazen. Vive un bloqueo parcial por parte de Israel y también -hecho poco mencionado- de Egipto. Su población alcanza el millón y medio mientras en las restantes zonas autónomas palesinas viven otros tres millones. 
 
Las negociaciones reanudadas hace poco en Washington, y continuadas luego en Sharm el Sheik y Jerusalén, se han centrado en las condiciones para un arreglo definitivo palestino-israelí. Los temas clave son el reconocimiento recíproco de ambos bandos a su legítima independencia -es decir de Israel y Palestina-, la delimitación de fronteras, soberanía de Jerusalén, seguridad y derechos de los refugiados. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) controla en diversos grados de autonomía un 80% de Cisjordania. Es en el restante 20% donde viven unos 300.000 israelíes en ciudades y pueblos de muy diversa importancia, protegidos en gran parte por la llamada barrera de separación. Las cuatro principales ciudades son Modiin, Beitar, Ariel y Maale Adumim.
La posición de Israel respecto a los asentamientos ha variado a lo largo del tiempo, desde su promoción activa hasta su reciente congelamiento, que venció en septiembre. Sin embargo, el Gobierno de Jerusalén siempre ha sostenido que se encuentran en "territorios disputados, no ocupados".
 
Posiciones encontradas y riesgos políticos
 
La administración Obama ha desplegado en los últimos meses toda su influencia en la región para lograr que las partes avancen hacia un acuerdo. El tema es importante no solo para el interés americano, que ve en una solución pacífica un modo de debilitar al fundamentalismo islámico, sino también para la continuidad política del actual presidente. A diferencia de varios países europeos, la opinión pública estadounidense está alineada mayoritariamente con Israel desde hace décadas. A ello se suma la influencia política de más de seis millones de ciudadanos judíos, que si bien suman un 2% de la población total su participación electoral es superior a la media, alcanzando al 5% de los votantes. Promediando su mandato y con las elecciones legislativas de noviembre encima, el tema adquiere incluso cierta urgencia.

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