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Miles de civiles huyen de Nahar al Bared en medio de amenazas entre los contendientes
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Miles de civiles huyen de Nahar al Bared en medio de amenazas entre los contendientes

Miles de civiles huyeron este miércoles del campamento de refugiados palestino de Nahr al Badar en medio de amenazas mutuas entre el Ejército libanés y la

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Miles de civiles huyen de Nahar al Bared en medio de amenazas entre los contendientes

Miles de civiles huyeron este miércoles del campamento de refugiados palestino de Nahr al Badar en medio de amenazas mutuas entre el Ejército libanés y la milicia extremista suní "Fatah al Islam". Pese a que ya no se escuchaba el hosco bramar de las baterías de artilleros, una honda sensación de pesimismo envolvía al caer la noche los alrededores del campamento. La tensión, espoleada por ambos bandos, recorría las carreteras circundantes, tomadas por carros de combate y camiones plagados de tropas de refresco, al tiempo que la incertidumbre sobre qué ocurrirá en las próximas horas crecía con las declaraciones de ambos contendientes.

A media tarde, el ministro libanés de Interior, Elias Murr, daba un ultimátum a los rebeldes, a los que obligó a elegir entre la rendición y la muerte.

El Ejército "no negociará con terroristas y criminales"

En declaraciones a la cadena de televisión árabe "Al Arabiya", Murr subrayó que el Ejército "no negociará con un grupo de terroristas y criminales". "Su destino es el arresto, pero si se resisten al Ejército, la muerte. Solo tienen dos opciones, la primera, que es la que preferimos, es que se rindan, y la otra, que no queremos, es la acción militar", insistió.

El ministro respondía con esta contundencia a una amenaza previa de los rebeldes, dispuestos a contagiar su insurrección al resto de la docena de campamentos de refugiados palestinos que existen en el Líbano si el Ejército no cesa las hostilidades. "No bajaremos las armas. Dispararemos hasta la última bala", dijo uno de los insurgentes a las cadenas de televisión árabes.

Los combates, que al parecer se han cobrado ya la vida de más de un centenar de personas, estallaron el pasado fin de semana después de un extraño incidente armado entre soldados y supuestos miembros de "Fatah al Islam" en el interior de la ciudad septentrional libanesa de Trípoli. Desde entonces, carros de combate libaneses han bombardeado con saña el campo palestino de Nahr al Bared, donde se han cobijado los cerca de 200 milicianos que integran el grupo.

El Ejército libanés no puede intervenir en los campamentos de refugiados

En virtud de un acuerdo tácito alcanzado en 1969, El Ejército libanés no puede intervenir en el interior de los campamentos de refugiados, donde la seguridad es responsabilidad exclusiva de las milicias palestinas. Sin embargo, la dimensión que han cobrado los acontecimientos han empujado a Beirut a contactar con los representantes palestinos en el Líbano para explorar la posibilidad de que los soldados penetren en Nahr al Bared.

Según los expertos, esta eventual intervención de las Fuerzas Armadas libanesas en el interior de campamento podría suponer un peligroso precedente de insospechadas consecuencias.

Representantes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Beirut han admitido, indirectamente, que una acción de tal calado complicaría el control de los campamentos de refugiados, en los que anidan grupos durmientes de ideología similar a "Fatah al Islam". "Trabajamos para mantener la calma en los campamentos, aunque es cierto que en algunos existe cierto malestar", admitió a Efe Hisham Dessi, portavoz de la OLP en Beirut. Dessi subrayó, asimismo, que el alto el fuego es muy débil y que los combates se pueden reanudar".

La población abandona sus hogares

Mientras los contendientes retoman posiciones, el éxodo de civiles rumbo al campo de refugiados vecino de Badawi, no cesó durante todo el día y continuó a lo largo de la noche.

Miles de civiles huyeron este miércoles del campamento de refugiados palestino de Nahr al Badar en medio de amenazas mutuas entre el Ejército libanés y la milicia extremista suní "Fatah al Islam". Pese a que ya no se escuchaba el hosco bramar de las baterías de artilleros, una honda sensación de pesimismo envolvía al caer la noche los alrededores del campamento. La tensión, espoleada por ambos bandos, recorría las carreteras circundantes, tomadas por carros de combate y camiones plagados de tropas de refresco, al tiempo que la incertidumbre sobre qué ocurrirá en las próximas horas crecía con las declaraciones de ambos contendientes.

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