Dimite el ministro palestino de Interior tras la muerte de siete personas en combates entre Hamás y Al Fatah

El primer ministro palestino, Ismail Haniyeh, aceptó este lunes la dimisión de su ministro de Interior tras un resurgimiento de la violencia entre Hamás y Al Fatah, todo un golpe para el gobierno de unidad nacional de las dos facciones rivales, que sólo lleva dos meses en el poder.

Previamente, dos palestinos armados murieron en la Franja en los choques entre combatientes de Hamás y Al Fatah, pese a la tregua propiciada por Egipto que buscaba terminar con el peor brote de violencia en meses y recupera el temor a que estalle una guerra civil.

Hani al Qawasmi, elegido por los dos grupos rivales como candidato de mutuo acuerdo para esta cartera, estaba encargado de supervisar los servicios de seguridad, pero algunos funcionarios han dicho que el ex académico se enfrentaba la competencia de poderosos rivales de Al Fatah por el control de los grupos armados. La dimisión genera nuevas dudas acerca de si el gobierno de unidad entre los islamistas de Hamás y los más moderados de Al Fatah podrá continuar.

Fuentes del movimiento Al Fatah, al que pertenece el presidente Mahmud Abas, dijeron que la tensión es tan grande con Hamás que el gobierno conjunto podría caer en pocos días. "Pronto se acordará un nuevo ministro de Interior en consultas y de acuerdo con el presidente Mahmud Abas", dijo un alto cargo del Gobierno. Encontrar una persona que ocupe ese puesto fue uno de los principales obstáculos para formar el actual gabinete.

Siete muertos

Un civil, alcanzado por los disparos en los enfrentamiento del domingo murió a causa de las heridas, dijeron fuentes médicas, elevando a siete el número de muertos desde que una nueva ronda de combates comenzó el fin de semana. Además se han producido al menos 40 heridos. Bajo el alto del fuego patrocinado por mediadores egipcios y anunciado el domingo por líderes de Hamás y Al Fatah en Gaza, ambas partes se comprometieron a retirar a sus milicianos de las calles e intercambiar unos 20 rehenes.

A pesar de ello, la mayoría de los ciudadanos optó por quedarse en casa, dejando a hombres enmascarados el control de las calles. Las tiendas estaban cerradas y muchos padres no enviaron a sus hijos al colegio. "Las negociaciones durante la noche son como la mantequilla, se derriten al amanecer", gritó un hombre que circulaba en bicicleta a unos pistoleros enmascarados que cerraban una calle de Ciudad de Gaza.

Los palestinos esperaban que el reciente despliegue de la policía palestina en Gaza, cumpliendo el nuevo plan de seguridad, reduciría el desgobierno y el caos en el pequeño y empobrecido territorio costero. Los intentos anteriores han fracasado a la hora de llevar la seguridad a una zona que se ha hundido aún más en la pobreza y la violencia desde que Israel retiró a sus colonos y soldados en septiembre de 2005.