El desafío de la transición ecológica y energética de la UE no es solo una cuestión científica sino también política. Un punto de equilibrio entre opciones sostenibles y desarrollos factibles. Al centro de este debate están las ‘tecnologías de transición’.

 

 

 

 

El gas natural, la energía nuclear y la captura del carbono no son energías completamente verdes, pero son menos contaminantes con respecto a los combustibles fósiles como el petróleo o el carbón. Se trata de un paso intermedio mientras siga existiendo un desequilibrio entre la energía generada por tecnología renovable (eólica, solar e hidrógeno verde) y la demanda energética actual.

 

 

Para compensar esta situación hay que desarrollar muchas baterías a bajo coste, pero la industria todavía no está lista para dar el paso, también por la falta de materias primas. Pero ahora la guerra en Ucrania ha convertido el gas en una fuente energética cara y escasamente disponible. Un factor que pone serias dudas sobre la posibilidad de la UE de cumplir con su plan de transición ecológica, al mismo tiempo que empuja los estados a volver a los hidrocarburos más contaminantes para mantener su economía.