Cazan a Ibrahimovic conduciendo un Ferrari de dos millones de euros sin permiso

El pasado mes de octubre, Zlatan Ibrahimovic cumplía 38 años. Para celebrarlo, la estrella se autorregaló un Ferrari Monza SP2, un deportivo al alcance de muy pocos bolsillos ya que está valorado en unos dos millones de euros. Sin embargo, ese coche le ha provocado un dolor de cabeza con el que no contaba, ya que ha sido denunciado por la policía sueca.

El futbolista del Milanse encuentra pasando el confinamiento en su país natal antes de reincorporarse a los entrenamientos con su equipo. Sin embargo, las autoridades suecas no han impuesto una cuarentena tan dura como en la gran mayoría de los países europeos, por lo que sus ciudadanos pueden salir de casa libremente, aunque respetando la distancia de seguridad para prevenir la propagación del coronavirus.

Eso es lo que hizo Ibra este miércoles: cogió su Ferrari y se fue a dar un paseo despreocupadamente por las calles de Estocolmo. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando la Agencia Sueca de Transporte (STA) ha anunciado que el vehículo no tenía la documentación en regla, por lo que no podía circular libremente por la vía pública.

Recibirá una multa

En declaraciones que recoge The Sun, el portavoz de la STA Mikael Andersson asegura que "el permiso de circulación está cancelado desde que se dio de baja el pasado 30 de marzo. No se puede conducir un automóvil si se da de baja". Por esa razón, el delantero sueco se arriesga a una fuerte multa, aunque dado su poder económico no debería afectarle demasiado.

El Ferrari Monza SP2 es una auténtica maravilla de la ingeniería: acelera de cero a 100 en sólo 2,9 segundos, sobrepasa con creces los 300 kilómetros por hora y monta un motor V12 de 6,5 litros con una potencia de 810 CV. Un juguete valorado en unos dos millones de euros y del que pueden presumir menos de 500 personas en todo el mundo. Él mismo compartió en su cuenta de Instagram su adquisición.

No es la primera vez que los coches de lujo juegan una mala pasada a Ibrahimovic. Durante su estancia en el Barcelona, el sueco se presentó a un partido conduciendo un Ferrari Enzo, a pesar de que los jugadores tenían prohibido ir al estadio o a los entrenamientos al volante de coches deportivos. Aunque calificó la norma de "ridícula", no le salvó de llevarse una multa interna del club.