Bentley Flying Spur, lujo y deportividad en otra dimensión

Bentley ha elegido el norte de España para ofrecer una primera toma de contacto con su último lanzamiento, el Flying Spur con su nueva variante de motor V8 de 528 caballos. Un recorrido por carreteras de Bilbao, La Rioja Alavesa y San Sebastián fue el elegido por la marca británica para este evento internacional.

Bentley es una de esas compañías legendarias en el mundo de la automoción que durante años se ha caracterizado por hacer coches realmente espectaculares en cuanto a lujo, confort, elegancia. No hace falta más que echar un vistazo al interior de cualquiera de las cinco unidades de pruebas disponibles para esta primera toma de contacto, sentarse en sus asientos, para darse cuenta de ello.

Pero Bentley también es una marca que se caracteriza por su deportividad máxima, como aquellos vehículos con los que logró épicas victorias en las 24 Horas de Le Mans. Por ello, es destacable que además de una parte superior del vehículo cargada de lujo y de detalles para hacer la vida de sus afortunados viajeros más confortable, tiene una parte inferior, la mecánica, las suspensiones, los frenos y demás, con la tecnología más avanzada que se puede ofrecer en estos momentos en el mundo del automóvil.

Y el resultado es un coche único, por las posibilidades de personalización casi inagotables, con un catálogo de cientos y cientos de opciones de color de carrocería o de interiores, de texturas, de equipamientos, que van desde una nevera para enfriar una botella de champán hasta las costuras de diferentes colores o los bordados con los escudos de Bentley en los asientos.

El Flying Spur es la berlina grande de Bentley, y por ello, el buque insignia de la marca británica. Es un coche que tiene 5,3 metros de largo en el que su interior se puede configurar con dos o tres plazas traseras aunque lo habitual es hacerlo solo con dos plazas y una gran zona intermedia para ofrecer aún más sensación de espacio.

Las plazas traseras son configurables en todos los sentidos, en inclinación del respaldo y demás, y por supuesto se ofrecen asientos calefactables y refrigerados tanto delante como detrás. Entre las muchas opciones disponibles, por ejemplo, una nevera entre ambas plazas posteriores en cuyo interior se pueden transportar de manera segura las copas y una botella de champán o de cualquier otra bebida aunque sin duda lo más apropiado en este coche es un Dom Perignon de una buena cosecha.

Pero como les decía al principio, este coche además cuenta con una mecánica de primer nivel perfectamente actualizada con las últimas tecnologías. La primera de todas ellas es su motor, un propulsor de ocho cilindros en V con doble turbocompresor y una potencia de 528 caballos. Un propulsor realmente espectacular que sube de vueltas como si fuera uno de competición pero que, al mismo tiempo, se muestra bastante contenido en cuanto a los consumos.

No hay que olvidar que estamos ante una gran berlina de 5,3 metros cuyo peso en vacío es de más de 2.400 kilos. Pese a ello, el valor homologado es de 10,9 litros. O lo que es lo mismo, que con un depósito de gasolina se pueden hacer hasta 837 kilómetros según los valores de homologación. Una autonomía destacada para un modelo espectacular, sin duda.

El motor no es el único aspecto que demuestra su elevada tecnología. Su caja de cambios es automática de convertidor con ocho marchas. Un cambio que funciona muy rápido y que hace que la conducción de este Bentley sea muy ágil. Por supuesto dispone de levas en el volante que son realmente buenas. Van situadas en la columna de la dirección, no se mueven por ello con el volante y permiten una conducción rápida, aunque tampoco este coche es un vehículo pensado para circular haciendo una conducción deportiva. Las levas están en su posición ideal, pero las palancas del intermitente, de las luces o del limpiaparabrisas están muy pegadas a las levas y a veces hay que tener cuidado con este tema.

En el cuadro de instrumentos el conductor encuentra una amplia información. Dos grandes relojes, para velocímetro y cuentavueltas, otros dos más pequeños de combustible y temperatura, y una pantalla en la que tendremos información adicional del navegador y del funcionamiento de todos los sistemas.

Llega el momento más esperado, el de comenzar con nuestra toma de contacto. Presionar el botón de arranque y aquello empieza a funcionar con una sorprendente agilidad. Parece mentira que llevemos un coche tan grande y pesado (más de 2.400 kilos), porque se conduce con una gran suavidad. Si queremos acelerar con fuerza un simple pisotón sobre el acelerador hace que el coche empiece a volar.

Hay que tener mucho cuidado con el acelerador, porque esta ‘máquina’ se pone a 200 km/h sin darse cuenta gracias a su potente propulsor. De hecho, la velocidad homologada es de 306 km/h, un valor que le convierte en una de las berlinas más rápidas del mercado. Pero ojo, si su propietario quiere superar esta velocidad, algo un poco absurdo, entonces solo tendrá que buscar la versión más potente del Flying Spur, equipada con el motor W12, de doce cilindros con 635 caballos. En este caso su valor de velocidad máxima homologada es de 325 km/h.

Este Bentley es un modelo básicamente pensado para que a su volante se siente un conductor profesional, un chófer, mientras que en las plazas traseras lo normal es que viaje su dueño. Pero también está pensado para que cuando a su propietario le apetezca, se pueda dar un capricho. Y sin duda sentarse al volante de este coche es uno de los mejores.

El Flying Spur es un coche con la última tecnología, con suspensión de dureza regulable con cuatro modos de ajuste por el conductor en función de la situación, con todo tipo de ayudas a la conducción, con frenos cerámicos en opción…, pero también cuenta con otras tecnologías. Por ejemplo, su pantalla táctil o un sistema wifi con su hotspot para que todos los ocupantes del vehículo puedan viajar permanentemente conectados con el mundo exterior a través de sus smartphone o sus tablet.

Durante el recorrido de nuestra toma de contacto pudimos rodar con rapidez, aunque con unos límites de velocidad exageradamente bajos para un vehículo como este, por distintos tipos de trazados. Desde carreteras muy estrechas donde es increíble cómo se mueve este gran coche pese a sus dimensiones, como en buenas autopistas en donde su gran distancia entre ejes, su tracción a las cuatro ruedas con un repartodel 60% del par sobre el eje traseroy su peso le proporcionan un aplomo increíble.

En este coche todo raya la perfección excepto un pequeño detalle, su precio. Es un coche casi único, por sus ventas muy reducidas, por su motor potente, por su terminación manual que supone 130 horas de trabajo de los mejores artesanos en la planta de Crewe, donde se produce. Su precio con el equipamiento básico, por llamarlo de alguna manera, y con unas cuantas opciones que se pueden considerar casi obligatorias, como la terminación Mulliner y otros detalles, se sitúa en España cerca de los 270.000 euros.

Es el precio que hay que pagar por tener la mejor berlina del mercado, la más potente, la más rápida o la más lujosa, con el permiso del Rolls Royce Phantom, su gran rival, o del Porsche Panamera, un competidor por su deportividad, pero que no tiene el toque de glamour de este modelo fabricado artesanalmente en la planta de Crewe.